La trágica huida a ninguna parte de un preso con su carcelera en EE UU
Una fuga de prisión ha mantenido en suspenso a los espectadores de la televisión por cable estadounidense las últimas dos semanas. Amor, adrenalina, amenazas, velocidad, una cárcel, una fuga, persecuciones y muerte. Tenía todos los ingredientes de una huida de película, pero era real. Y, como con frecuencia ocurre con la realidad, ha acabado mal para los fugados: un preso sospechoso de asesinato y la funcionaria de prisiones que le dejó salir con engaños. ´Ella ha muerto tras dispararse a sí misma y estrellarse en un coche en Indiana cuando estaban a punto de ser atrapados por la policía. Él se ha entregado.
Casey White, de 38 años, y Vicky White, de 56, que no eran familiares pese a compartir apellido, desaparecieron de la prisión del condado de Lauderdale, en Florence, Alabama, el pasado 29 de abril. La funcionaria sacó al preso de la cárcel diciendo que iba a acompañarle al juzgado para un reconocimiento para evaluar su salud mental. Las alarmas tardaron seis horas en saltar, cuando se comprobó que no regresaban.
Empezó entonces la búsqueda. Casey White ya tenía una condena a 75 años de prisión por intentar matar en 2015 a la que entonces era su novia, por matar a su perro y por retener a sus compañeras de habitación. Además, en 2020 le acusaron del asesinato a navajadas de otra mujer. White admitió haberlo hecho, pero se declaró no culpable alegando enfermedad mental. Estaba a la espera de juicio cuando se fugó.
Al principio, hubo dudas sobre si el preso había amenazado, coaccionado o incluso secuestrado a su carcelera. Las autoridades ofrecieron una recompensa de 10.000 dólares a quien ayudara a su captura. “Se cree que Casey White es una grave amenaza para la funcionaria de prisiones y el público”, dijo el miembro de los Marshalls Marty Keely.
Una relación “especial”
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Pero las imágenes de las cámaras de seguridad no dejaban mucho lugar a dudas: ella le facilitaba la salida. Además, las investigaciones posteriores certificaron que entre ellos había una relación “especial”, según la definió la policía tras entrevistar a reclusos. Empezó dos años antes, cuando él pasó por primera vez por la prisión donde ella trabajaba. Aunque buena parte de ese tiempo no coincidieron en la misma cárcel, mantuvieron la relación a distancia. Quedó claro que la excusa del juzgado era una mentira. Se habían fugado juntos.
Otro ingrediente se añadía a la película: “Los investigadores han sabido que durante la investigación previa a la sentencia, en 2015 profirió amenazas contra su exnovia y la hermana de esta, advirtiendo que si alguna vez salía [de la cárcel], las mataría y que quería que la policía lo matara a él”, señalaron en un nuevo comunicado las autoridades, que se pusieron en contacto con los posibles objetivos para avisarles de las amenazas y de la fuga y brindarles protección.
La funcionaria de prisiones había comprado previamente un Ford anaranjado para su huida. Un coche chillón que llamaba la atención. La policía difundió imágenes del mismo el pasado miércoles y el viernes apareció abandonado. Tenía dentro unos botes de pintura, como si se hubieran planteado pintarlo de otro color para proseguir la huida. El cerco se estrechaba gracias a testigos y dispositivos de vigilancia. Casey fue grabado por las cámaras de seguridad de un túnel de lavado de coches con un coche Ford F-150 que al parecer usaron y abandonaron. Sus más de dos metros de altura no ayudaban a pasar inadvertido.
Este lunes la pareja fue vista y perseguida por la policía en otro automóvil, un cadillac, en Evansville, en el estado de Indiana, a más de 300 kilómetros de la prisión. En plena persecución, el coche de la pareja volcó y se estrelló. La funcionaria de prisiones, que afrontaba cargos de falsificación, robo de identidad y ayuda a la fuga, salió herida por el accidente y, según fuentes policiales, se disparó a sí misma en circunstancias aún no aclaradas del todo. Fue hospitalizada y murió al cabo de unas horas. Casey White se entregó tras el accidente. En la rueda de prensa en que anunció su detención, el sheriff Rick Singleton, del condado de Lauderdale, predijo su futuro: “No volverá a ver la luz del día”.
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