Hay que acelerar la reforma por la brutalidad policial
La Policía no lo está poniendo fácil. La sociedad ha reaccionado prácticamente de forma unánime ante los últimos sucesos de abusos policiales, que además han tenido finales trágicos.
¿Por dónde es más sensato, rápido y efectivo atajar la crisis? A los bien recibidos aumentos de sueldo para los policías y los estudiados consensos de reforma han seguido unos episodios absolutamente censurables.
Tres jóvenes han muerto, en apenas unas semanas, después de su detención. Como señala Servio Tulio Castaños, coordinador de la Comisión para la Transformación y Profesionalización de la Policía Nacional, esto es más que un problema de orden público. Los abusos policiales se han convertido en un problema político, además de una cuestión de derechos humanos.
Se pide la intervención del Ministerio Público, que ya ha tomado el caso en sus manos. Las investigaciones no pueden ser conducidas por la Policía, obviamente. Y se pide la intervención del presidente de la República para acelerar el proceso de reforma policial. Eso es más complicado, pero dada la situación que se ha creado, es necesario.