Tres muertos por brutalidad policial
Desde hace mucho tiempo la Policía no deja de estar en el ojo del huracán de la opinión pública, por los reiterados casos de brutalidad de sus agentes y el uso excesivo de la fuerza contra ciudadanos, que al ser detenidos no han ofrecido resistencia.
Se podrían llenar varias cuartillas con innumerables casos de abusos policiales, que al momento de ocurrir reviven el debate sobre la cantaleteada reforma y la necesidad de transformar esa vieja estructura trujillista que gobiernos liberales y de facturas democráticas han dejado intacta.
Entre los casos más recientes de brutalidad policial se pueden citar el asesinato de una pareja de esposos evangélicos, en las inmediaciones de Villa Altagracia cuando regresaban de un culto y más recientemente el fallecimiento de tres jóvenes, con evidencias de torturas después de ser llevados a destacamentos de Santiago, San José de Ocoa y el ensanche Naco. Con estos últimos tres crímenes la Policía esgrimió casi el mismo libreto para calmar la indignación colectiva.
Es hora de buscar soluciones a las prácticas de la Policía en contra de ciudadanos y profundizar en su urgente transformación de ese cuerpo, que sigue utilizando métodos propios de las dictaduras.