Bruselas da un portazo a la embajadora británica hasta que Londres reconozca a los diplomáticos comunitarios
Ojo por ojo, non placet por non placet. Bruselas ha dado un portazo a la nueva embajadora británica ante la Unión Europea después de que Londres se negase a otorgar el reconocimiento diplomático al representante comunitario en el Reino Unido. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ante quien se presentan las credenciales, ha cancelado los encuentros previstos con Lindsay Croisdale-Applebyel, nombrada el pasado jueves por el Gobierno del primer ministro británico, Boris Johnson, como embajadora en la capital comunitaria.
El plantón, que condena de facto a la embajadora a un ostracismo diplomático, se prolongará hasta que Londres resuelva el choque provocado por su negativa a reconocer el estatus de embajador del representante europeo. “Queremos clarificar la situación de nuestro embajador en Londres antes de reunirnos con ella”, apunta una fuente europea. “Nunca nos había ocurrido que se tratara así a nuestros representantes y menos en un país tan cercano como el Reino Unido”, añade la misma fuente.
El descalabro diplomático coincide con un momento muy delicado de las relaciones entre la UE y el Reino Unido, que hace menos de un mes completó su salida del club. Los intereses de Bruselas y Londres chocan también en torno a la distribución de las vacunas contra la covid-19 fabricadas por la farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca. La compañía se muestra incapaz de cumplir las entregas comprometidas con la Comisión Europea a pesar de haber recibido financiación comunitaria para fabricarlas por adelantado. La Comisión exige que se respete el calendario de distribución mediante las dosis fabricadas por AstraZeneca en sus factorías británicas, una exportación a la que Londres podría resistirse.
La tensión por las vacunas se suma al choque diplomático, provocado por la negativa de Johnson a otorgar al embajador comunitario en Londres, João Vale de Almeida, el tratamiento, privilegios e inmunidades reservados a los embajadores de los Estados recogidos en la Convención de Viena de 1961 sobre relaciones diplomáticas. El Ejecutivo británico aduce que la UE no es más que una organización internacional y que sus representantes no pueden tener el mismo rango que los embajadores de un Estado soberano.
Bruselas se ha tomado la decisión de Johnson como una grave afrenta, sin apenas precedentes en la escena internacional. La Unión Europea recuerda que dispone de 143 delegaciones en todo el mundo y en todos los países sus representantes son reconocidos como embajadores. Solo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, adoptó una actitud similar al inicio de su mandato cuando degradó el tratamiento del embajador comunitario en Washington. El entonces presidente estadounidense tardó un año en dar marcha atrás y devolver al representante europeo el tratamiento de embajador.
El choque inquieta especialmente en Bruselas porque es el primer gran roce con Londres desde que el 31 de diciembre se completó la salida definitiva del Reino Unido de la UE. La Unión ha interpretado el desplante de Londres a Vale de Almeida, un peso pesado dentro del organigrama comunitario, como un preocupante aviso sobre la turbulenta relación que el Brexit puede desencadenar con un país que fue socio del club durante más de 45 años.
“No es una señal amistosa y es la primera que nos envía el Reino Unido nada más abandonar la UE”, lamentó el Alto Representante de Política exterior de la UE, Josep Borrell, tras presidir el pasado lunes en Bruselas el consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la UE. “Si las cosas continúan así, no se presenta una buena perspectiva”, advirtió Borrell.
Los ministros abordaron el potencial conflicto diplomático y apuntaron la necesidad de exigir reciprocidad a Londres. “El trato recíproco basado en la Convención [de Viena] es la práctica habitual entre socios y esperamos clarificar de manera satisfactoria la situación con nuestros amigos en Londres”, señaló Borrell.
Pero las discrepancias, de momento, continúan y ya se han cobrado el primer percance. La embajadora británica tenía previsto celebrar esta semana su primera reunión con el jefe de gabinete de Michel, un encuentro que, según ha adelantado Político y ha confirmado EL PAÍS, ha sido cancelado por parte europea. La cita, indican fuentes europeas, ha sido aplazada sine die y tampoco se contempla la posibilidad de permitir a Croisdale-Applebyel presentar sus credenciales mientras el estatus de Vale de Almeida no sea reconocido por Londres.
Ni el acuerdo de salida del Reino Unido de la UE ni el que regula la nueva relación desde el 1 de enero precisan el tratamiento que Londres debe dispensar a los representantes comunitarios en suelo británico. El negociador europeo, del Brexit, Michel Barnier, ha mostrado su esperanza en que la disputa se resuelva amistosamente. Ha señalado este jueves, durante una comparecencia ante el Comité económico y social europeo que el Brexit “ha demostrado que la UE no es una cárcel como dicen los demagogos de derecha e izquierda; pero quienes quieran salirse deben afrontar las consecuencias en forma de distorsiones y turbulencias”. Entre Bruselas y Londres las turbulencias han empezado en cuestión de semanas.