Sergio Massa: “Una amnistía para los casos de corrupción sería un gran error”
Sergio Massa (San Martín, Buenos Aires, 1972) es presidente de la Cámara de Diputados y uno de los puntales de la coalición peronista que gobierna Argentina. Durante una entrevista realizada en uno de los salones del Congreso, Massa afirma que sería “un gran error” una amnistía para los procesados por corrupción, como la vicepresidenta y expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Y considera que la misión del presidente Alberto Fernández para este año puede resumirse en tres palabras: “Crecer, vacunar y unir”.
Pregunta. La pandemia ha complicado mucho el retorno del peronismo al poder.
Respuesta. Hemos afrontado el temporal. Otros países pudieron tomar crédito para batallar contra la pandemia. Nosotros heredamos un país en default. No sólo no pudimos pedir créditos, sino que tuvimos que renegociar una reestructuración de la deuda con los acreedores privados. A pesar de eso, expandimos el gasto público para asistir a casi tres millones de trabajadores, casi el 40% de la fuerza laboral formal, con el Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción, y pudimos llegar a los hogares en mayor dificultad con una tarjeta alimentaria y el Ingreso Familiar de Emergencia. Casi el 40% de la población argentina vive en la pobreza. Eso nos dejó el anterior Gobierno de Mauricio Macri. Aun así, pudimos también mejorar las jubilaciones más bajas.
P. ¿Vio la toma de posesión del presidente Joe Biden?
R. Vi algo por televisión. El triunfo de Biden abre expectativas para Latinoamérica y ofrece a Argentina la oportunidad de redescubrir su relación con Estados Unidos. También devuelve a la agenda internacional la lucha contra el cambio climático. Hace un rato hablaba con los sindicatos de navegación, prevemos tres años en que la hidrovía [río de la Plata y Paraná] tendrá poco caudal por la deforestación del Amazonas y los cambios en el régimen de lluvias.
P. ¿Ayudará Biden en la renegociación de la deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional?
R. Argentina ahí tiene una posición muy clara. El Fondo decidió violar su propio estatuto para apoyar a Macri como candidato a la reelección, eso lo reconoció un alto funcionario del FMI. A pesar de ello, Argentina tiene vocación de ordenar su relación con el FMI. Pero hay dos cosas que este gobierno no va a permitir: que se le imponga un ajuste y que se le imponga un programa económico. Queremos pagar gracias al crecimiento conseguido con un programa elaborado en Argentina.
P. ¿Y qué dice el FMI de todo esto?
R. El Fondo tiene una mirada técnica y otra mirada más política. En ese sentido, países europeos como España y Francia han respaldado a Argentina. Confío en que alcancemos un acuerdo sobre la deuda dentro de este semestre. Y estoy convencido de que el crecimiento económico nos permitirá cerrar un buen acuerdo. El gobierno cree en el equilibrio fiscal, en el superávit comercial, en un tipo de cambio competitivo, en la acumulación de reservas y en el desendeudamiento. Pero todo eso tiene que acompañarse de crecimiento con inclusión y de creación de empleo, para doblegar la pobreza.
P. El peso está en las últimas. Hace tres años, un dólar costaba 17 pesos. Ahora, 160.
R. Cuanto más exportemos y más sana sea la balanza comercial, más fuerte será la moneda. Argentina funciona de forma bimonetaria [peso y dólar] porque no logramos acumular reservas en el Banco Central.
P. Interpreto que los controles cambiarios, lo que llaman “cepo”, seguirán de forma indefinida.
R. Chile y Brasil también tienen controles. Cuanto más exportemos, más podremos relajar las restricciones.
P. Déjeme volver a Biden, porque en lo que respecta a Venezuela el nuevo presidente de Estados Unidos tiene ideas muy parecidas a las de Trump.
R. Ahí nuestra coalición reúne miradas distintas. Yo mantengo desde hace años que el gobierno venezolano no cumple las pautas democráticas mínimas. Y el presidente también ha sido claro en su respaldo al Informe Bachelet [en el que se denuncian graves violaciones a los derechos de todo tipo en Venezuela].
P. Pero envían un representante a todas las ceremonias oficiales en Caracas.
R. Lo cortés no quita lo valiente.
P. ¿Qué le pasa al peronismo con el campo? Llevan peleándose con el sector agrario desde la época de Juan Domingo Perón.
R. El campo es uno de los motores de la economía argentina. Para salir adelante necesitamos Vaca Muerta [el gran yacimiento patagónico de hidrocarburos] y “vaca viva”. Vaca Muerta puede permitirnos ser autosuficientes en materia energética y exportar gas y petróleo.
P. Llevamos años oyendo lo del gran futuro de Vaca Muerta. Pero el próximo invierno Argentina volverá a importar gas.
R. El Plan Gas, puesto en marcha por el gobierno, permitirá acelerar el desarrollo de Vaca Muerta. Y luego está “vaca viva”. Tenemos que conseguir un acuerdo con el Consejo Agroindustrial, en el que no sólo están los cultivadores, sino representantes de sectores como la maquinaria agrícola o la biotecnología, en los que Argentina es competitiva a nivel mundial. Lo que tenemos que hacer nosotros es venderle al mundo las proteínas que demanda. El problema es que esa demanda eleva los precios y este país ha sufrido en los últimos años una pérdida tremenda de poder adquisitivo: la alta demanda no ha de significar que los argentinos no puedan acceder a los alimentos que producen. En cualquier caso, no debemos enfrentarnos al campo, ni a la economía del conocimiento, ni a sectores competitivos como la automoción, la minería, el turismo o la construcción. Tenemos un programa de obra pública con una inversión de 1,2 billones de pesos (unos 6.000 millones de dólares) que generará crecimiento y empleo.
P. ¿De dónde sale ese dinero?
R. La renegociación de la deuda hace que los vencimientos previstos para este año desaparezcan del presupuesto. Eso permite aprovechar los recursos para crecer.
P. Volviendo al campo, el presidente Alberto Fernández tuvo que echarse atrás en la expropiación del grupo agroexportador Vicentin y en la prohibición temporal sobre la exportación de maíz.
R. El presidente tiene la humildad de reconocer sus errores. Es un mérito.
P. En cuanto asumió la presidencia, Fernández lanzó como prioridad una reforma de la justicia. ¿Por qué tanta prioridad?
R. Porque se había comprometido en la campaña electoral, igual que en temas como la interrupción voluntaria del embarazo. Pero el proyecto lleva un año en el Parlamento. Las cámaras son independientes y vale la pena tomarse el tiempo necesario para discutir. No hay prisa. Y menos con un proyecto que suscita suspicacias.
P. La oposición dice que la reforma tiene como objetivo mejorar la situación procesal de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
R. Precisamente. Como se pretende instalar la sospecha, mejor dar tiempo al debate.
P. El presidente dijo que no iba a indultar a los dirigentes peronistas condenados por corrupción, como reclamaban algunos sectores de la coalición, pero sugirió que el Parlamento podría aprobar una amnistía.
R. No veo la menor posibilidad. La justicia es quien absuelve o condena. Una amnistía para los casos de corrupción sería absurda, un gran error.
P. Usted tiene como base política la provincia de Buenos Aires, que algunos consideran inviable por su tamaño, su peso económico y sus problemas.
R. Es viable. Lo importante es que esté bien gobernada. He tenido y tengo muchas diferencias políticas con el actual gobernador, Axel Kicillof, pero creo que está haciendo un buen trabajo. En la provincia de Buenos Aires vive el 35% de la población argentina, se produce casi el 40% del PIB argentino y se recibe sólo el 22% de los recursos coparticipables. Si no resolvemos esa asimetría, la provincia más rica acaba siendo la más pobre. Porque en cuanto a población en situación de vulnerabilidad, Buenos Aires es una de las provincias con más problemas.
P. Por último, ¿quién manda? ¿El presidente Fernández? ¿La vicepresidenta y expresidenta Fernández?
R. Manda el presidente, no lo dude.
P. Usted fue jefe de Gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ahora vicepresidenta y presidenta de la otra cámara, el Senado. Hace años rompieron y se dirigieron palabras muy duras ¿Cómo es su relación ahora?
R. De respeto y trabajo coordinado.
P. ¿Alguna vez han hablado del pasado?
R. Alguna vez.
P. ¿Y qué se han dicho?
R. Lo que se habla entre cuatro paredes queda entre cuatro paredes.