El mundo aguarda las primeras señales de Biden
Como siempre que hay un relevo en la Casa Blanca, la comunidad internacional está expectante ante los primeros movimientos de la nueva Administración para saber el tono que marcará en su política exterior. En esta ocasión con mayor motivo, después de un presidente que se ha enfrentado con sus aliados y ha agudizado los enfrentamientos con sus rivales y enemigos tradicionales.
China. En su último día en el cargo, la Administración de Donald Trump decidió designar el trato que China da a su minoría uigur —de religión musulmana— como “genocidio”. La guinda a una relación que ha dejado muchas cuentas por resolver, como la guerra comercial y tecnológica.
No parece que la política vaya a variar: nuevas formas —más educadas, más previsibles— pero el mismo fondo que hasta ahora. El nuevo presidente ha seleccionado conocidos halcones hacia China en su equipo de política exterior, como su nuevo coordinador para la región, Kurt Campbell, el cerebro detrás del “giro hacia Asia” de Barack Obama. Informa Macarena Vidal Liy.
Unión Europea. Bruselas tiene prisa por restaurar los lazos transatlánticos, gravemente deteriorados durante la era Trump. Y este mismo miércoles la UE enviaba una oferta de reconciliación al nuevo mandatario. “Construyamos un nuevo pacto fundacional para una Europa más fuerte, una América más fuerte, para un mundo mejor”, proclamaba el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ante el Parlamento Europeo. Durante el mismo debate parlamentario, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, celebraba que “Europa tiene ahora un amigo en la Casa Blanca y está lista para un nuevo comienzo [en la relación] con su socio más antiguo y en el que más confía”. Los principales grupos parlamentarios defendían la necesidad de aprovechar el relevo en Washington para replantear una relación transatlántica que, según coinciden la mayoría de los analistas, ya nunca volverá a ser lo que era. Por Bernardo de Miguel.
Reino Unido. Boris Johnson dejaba claro este miércoles en la Cámara de los Comunes sus dos objetivos inmediatos respecto a EE UU: “Buscamos un refuerzo de nuestra alianza, para afrontar juntos los retos del cambio climático y la reconstrucción después de la pandemia”. La conexión personal entre Johnson y Donald Trump despertó recelos en el demócrata, quien llegó a definir al primer ministro británico como “un clon físico emocional de Trump”. Biden nunca apoyó el Brexit, y sus orígenes irlandeses salieron a flote al ver en peligro la paz en Irlanda del Norte. Johnson quiere aprovechar la reunión del G7, en Cornualles en junio, y la cumbre del Clima, en noviembre en Glasgow, para acercar posiciones con el nuevo mandatario. Por Rafa de Miguel.
Latinoamérica. La relación de la región con Estados Unidos suele ser también la historia de la presencia de Washington en la región. Uno de los primeros en felicitar a Biden el miércoles fue el colombiano Iván Duque. El apoyo de la Administración estadounidense es fundamental tanto para la lucha contra el narcotráfico como en la aplicación del proceso de paz con las FARC. “Colombia está, como ha estado siempre, lista para seguir fortaleciendo una histórica relación binacional, bipartidista y bicameral”, declaró Duque. Biden tiene en sus manos también dar un giro a la grave crisis de Venezuela, probablemente el mayor foco de inestabilidad de la región. La nueva Administración no duda en condenar la deriva del régimen bolivariano, pero asume el poder tras años de estrategias fallidas. México se pronunció a través de su canciller, Marcelo Ebrard, y deseó “el mayor de los éxitos” a Biden y Harris. “Habrá muy buena relación bilateral en beneficio de nuestros grandes pueblos. Una nueva etapa se inicia de respeto mutuo y esperanza compartida”, afirmó el jefe de la diplomacia. Por Francesco Manetto.
Brasil. El cambio de rumbo de Estados Unidos significa para Brasil que estará más aislado y tendrá que soportar mayor presión en uno de sus flancos internacionales más sensibles, el medioambiental. El presidente Jair Bolsonaro ha felicitado al ya presidente Joe Biden en una carta de tres folios que ha colgado en Twitter horas después de la toma de posesión. Es una misiva de cortesía. El brasileño le recuerda que presiden “las dos mayores democracias de Occidente”. Se declara firme admirador de Estados Unidos desde hace mucho tiempo y añade: “Desde que asumí la presidencia pasé a corregir los errores de mis Gobiernos brasileños anteriores, que apartaron a Brasil de los Estados Unidos contrariando (…) los intereses comunes”. Bolsonaro menciona el espinoso asunto de la Amazonia para declararse abierto a seguir colaborando en la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible de la Amazonia.
El presidente Jair Bolsonaro dio la espalda a los BRICs. Fio su política exterior, durante el bienio que lleva en el poder, a una alianza política e ideológica con Donald Trump, pero con el nacionalpopulista fuera de la Casa Blanca, Brasil tiene que recolocarse. Porque Estados Unidos ha sido su gran aliado internacional y es su segundo socio comercial después de China, gran cliente de sus materias primas. Es previsible que la Amazonia gane protagonismo en la relación bilateral porque para Joe Biden su preservación es prioritaria; no descarta presionar incluso en el frente comercial.
Todos los indicios anticipan que la relación Bolsonaro-Biden será difícil. El brasileño fue uno de los mandatarios que más tardó en reconocer su victoria (mes y medio). Se hizo eco de las falsas acusaciones de fraude de Trump como preparando el terreno para su propia reelección en 2022. Y el clan político que encabeza ha estado firme al lado de los Trump hasta el último minuto. Su hijo Eduardo, presidente de la comisión de Exteriores de la Cámara de los Diputados, estaba visitando a los Trump cuando se produjo el asalto al Congreso, en Washington. Dos días después posó con Jared Kushner: “Un placer ser recibido en la Casa Blanca, aunque sea brevemente”, tuiteó. Al frente de Exteriores sigue Ernesto Araujo, un diplomático de corte trumpista. Por Naiara Galarraga Gortázar.
Rusia. “Para Rusia nada cambiará, seguirá viviendo como ha hecho durante muchos años buscando buenas relaciones con EE UU”, declaraba el miércoles Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin. No parece un objetivo compartido, después de que Joe Biden calificara a Rusia como “la mayor amenaza” para Estados Unidos.
El demócrata tendrá sobre la mesa los rescoldos de la trama rusa y las consecuencias del gran hackeo al corazón de la administración y grandes compañías estadounidenses. También se espera una respuesta al caso del opositor Alexéi Navalni, actualmente bajo arresto en Moscú. El enfoque de Biden hacia el caso puede marcar el tono de las relaciones entre los dos países. Por María R. Sahuquillo.
Oriente Próximo. La salida del presidente estadounidense más disruptivo en la reciente historia de Oriente Próximo supone un cambio de tercio. Y la llegada de Joe Biden es recibida con división de opiniones en la región. La cautela de los israelíes y el relativo optimismo de los palestinos constatan que el mandato de Trump ha resultado singularmente beneficioso para el Estado judío; el silencio de Egipto, Siria u otros países árabes denota la inquietud que genera la política de defensa de los derechos humanos anticipada por el nuevo mandatario. Su secretario de Estado, Antony Blinken, confirmaba el martes que la solución de los dos Estados —la creación de un Estado palestino— no está ahora al alcance de la mano y que Biden mantendrá la Embajada en Jerusalén como “capital” israelí, al menos de momento. En Israel, a la espera de los hechos sobre el terreno –la forma en la que se suele expresar la diplomacia en esta conflictiva región– casi nadie se ha pronunciado aún explícitamente sobre la nueva presidencia, al margen de los socorridos saludos de bienvenida. El primer ministro Benjamín Netanyahu se despidió en la noche del martes de la era Trump con la licitación previa de cerca de 2.600 viviendas en los asentamientos de Cisjordania y Jerusalén Este, en una de las mayores oleadas recientes de expansión de las colonias. Por Juan Carlos Sanz.
Irán. El presidente de Irán, Hasan Rohaní, reiteraba el miércoles la disposición de su país a volver a respetar los compromisos que adquirió con el acuerdo nuclear siempre que EE UU regrese e instaba al nuevo presidente Biden a levantar las sanciones a la República Islámica. “La pelota está ahora en el tejado de Estados Unidos”, manifestaba. Por Ángeles Espinosa.
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