No quieren perder la vaca lechera
Mucho ruido ha provocado entre la dirigencia política la creación de un fideicomiso para la administración de la polémica central eléctrica PuntaCatalina. Y no es para menos, pues no son pocos los interesados en que las cosas se queden igual por esos lares.
Punta Catalina representa una multiplicidad de formas de beneficio para quienes gustan de mal manejar las instituciones públicas, por lo que la idea de que su administración esté regida por entes externos no es del agrado de aquellos que se lucran de esa potente generadora.
El presidente Luis Abinader ha hecho bien en dar un paso adelante y proteger a Punta Catalina de los caimanes que se comen todas las oportunidades que allí se conjugan, desde empleos para familiares hasta contratos escandalosos.
Abinader, igualmente, se equivocó en las maneras de ejecutar y comunicar la decisión, pero ha tratado de enmendarlo y su mensaje de anoche fue un ejemplo de ello.
Quizás ha llegado el momento de saber cuánto costó realmente Punta Catalina, cuántos millones se han repartido en contratos y quiénes son esos beneficiados que han decidido defender su estatus actual, porque no quieren perder la vaca lechera.