Darwin Aquino: “Varias veces he salido a dirigir sin la batuta”
Aunque es nuestro país es considerado la nueva estrella de la dirección orquestal, increíblemente a Darwin Aquino le falta por cumplir un sueño: dirigir la Orquesta Sinfónica Nacional de RD. Mientras el momento llega, el director musical de la Orquesta Filarmónica de St. Louis admite que prefiere componer a dirigir, su playlist está full de música infantil y tiene un don para organizar cosas.
¿Qué hace para ti que un día sea realmente bueno en el trabajo?
Cuando sales de dirigir un ensayo y sientes que pudiste transmitir claramente y con pasión a los músicos todos los detalles que amas de las obras que estás haciendo. O cuando caminas a tu carro y piensas ‘¡oye, pero ese fue un buen ensayo!
¿Qué es lo más loco o inesperado que te ha pasado mientras diriges una orquesta?
Yo estaba acompañando a una solista del violín norteamericana (no voy a decir el nombre, jaja) y ella se voló una sección completa de la música que estaba tocando en un concierto en vivo. Yo no sabía qué hacer, qué cara poner, ni cómo comunicarle a la orquesta lo que estaba pasando. Ni me acuerdo cómo fue que terminamos, definitivamente no fue juntos…
¿Y el mayor error que has cometido durante un concierto?
¡Este error me ha pasado varias veces! Salgo a dirigir sin la batuta, pues creo que está ya en el atril del director. Cuando llego al podium no está y tengo que dirigir con las manos, lo que cambia muchas cosas.
Si tuvieras que elegir, qué sería: ¿componer o dirigir?
Definitivamente componer, 100%.
¿Qué más, aparte de música clásica, hay en tu playlist?
Mucha, mucha música para niños -todos los Lego wheels and duplo– pues nuestro bebé Riccardo tiene dos años.
¿El ultimo álbum que compraste?
¡Pero claro que fue el de mi esposa! Ella es una mezzosoprano italiana. El album se llama “La Voix de L’Amour”.
Si pudieras tocar un instrumento o cantar cualquier voz, ¿cuál sería?
Uno de mis sueños es tocar el Gong en una orquesta sinfónica. Es ese plato dorado grandísimo al que hay que darle con mucha fuerza. ¡Siempre he sentido que eso tiene que ser un gran «stress release”!
Una obra en particular que te gusta interpretar…
Una que no he tenido el chance de dirigir todavía del compositor argentino Alberto Ginastera, sus “Variaciones Concertantes”.
¿Qué orquesta, a la que no has dirigido hasta ahora, te gustaría hacerlo?
Simple: la Orquesta Sinfónica Nacional de mi país, la República Dominicana. No he tenido la oportunidad de ser invitado.
Si tuvieras que escoger tres obras para un programa sinfónico, ¿qué programarías?
La Sinfonía Quisqueyana del dominicano Juan Francisco García; el Concierto de Violín del finlandés Jean Sibelius; y El Amor Brujo del español Manuel de Falla.
¿Qué escuchas cuando estás feliz?
“Loca Conmigo”, el merengue del Torito. Esa es nuestra canción de bodas.
Tu mayor talento no musical es…
Organizar cosas.
Si pudieras revivir un concierto, ¿cuál sería?
Aquí en St. Louis tuve la oportunidad de dirigir la ópera Norma de Bellini, que es un gran monumento musical del bel canto. Esa noche me encantaría revivirla.
¿Con qué compositor o músico te gustaría tener un encuentro?
Este próximo domingo, casualmente, podré conocer al compositor americano John Adams aquí en St. Louis. Él estaba en mi lista pues siempre lo he admirado y ha influenciado mi música desde muy joven. Es como un sueño hecho realidad.
La vida sin música sería….
¡Un error!