Irina Karamanos, una nueva primera dama para un nuevo Chile
Irina Karamanos, novia del presidente electo de Chile, Gabriel Boric, ha dado su brazo a torcer. Pese sus reticencias iniciales, asumirá las labores de primera dama en La Moneda desde el próximo 11 de marzo, cuando el izquierdista comenzará su mandato. A sus 36 años recién cumplidos, Boric se convertirá en el presidente más joven en la historia del país sudamericano. Su pareja, con quien sale desde hace dos años, lo acompañará con el título habitual de las esposas de los presidentes.
Karamanos, de 32 años, lidera el frente feminista del partido Convergencia Social, donde milita el propio Boric, una de las agrupaciones que conforma el Frente Amplio. Aunque en campaña la politóloga aseguró que el papel de primera dama es “un cargo que merece ser repensado”, este martes anunció que, “tras varias semanas de diseño”, asumirá el papel “con el compromiso de reformularlo”. Habló desde la sede conocida como La Moneda chica, donde Boric y su equipo coordinan la transición y afinan el modelo de Gabinete, que se espera que sea anunciado este viernes.
La decisión de Karamanos ha generado ya algunas críticas. Karina Nohales, una líder de la Coordinadora 8M, que reúne a las agrupaciones feministas chilenas, escribió en las redes sociales: “Era un buen momento para terminar con el papel de primera dama. Papel informal, no regulado e históricamente asignado a mujeres en virtud de relaciones familiares. Rol que ha sido asignado a otras personas en los dos gobiernos de Michelle Bachelet. Se puede”. “Esto me disgusta como feminista, pero sobre todo me preocupa el relato con que se presenta: ‘Mantenemos un cargo para subvertir el cargo’. ¿Cuántos anuncios vendrán inscritos en la misma lógica?”, reflexionó la dirigente feminista.
El propio Boric también ha explicado el papel que su novia tendrá en el nuevo Gobierno. “Es una institución que tiene que ser modernizada, reevaluada. Y para poder arreglarla hay que tomarla”, explicó el presidente electo.
Poco se conocía de Karamanos hasta la campaña de la segunda vuelta, celebrada entre el 21 de noviembre y el 19 de diciembre, cuando Boric ganó la presidencia con el 55%. En la noche del triunfo, el primer mensaje de Boric a través de las redes sociales fue una fotografía con su pareja en la que se leía: “Somos unidad. Somos esperanza. Somos más cuando estamos juntos. ¡Seguimos!”.
En una entrevista el pasado 28 de diciembre con la revista femenina de El Mercurio, Karamanos dio algunas pistas sobre sus futuras funciones. “El cargo de primera dama existe, aunque no hay una normativa que lo regule ni ha habido una discusión pública para delinear su misión. Me parece importante hacerlo tomando en cuenta elementos como la transparencia y la perspectiva de género”, añadió. “Si se asume el cargo no es que se legitime y listo. Y si no se asume, tampoco destraba el problema”.
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Chile no había tenido una mujer presidenta hasta 2006, cuando fue elegida Michelle Bachelet. Hasta entonces, las esposas de los presidentes habían cumplido diferentes papeles en un cargo que no fija formalmente en la Constitución. La primera esposa de un mandatario chileno que se instaló con oficina propia en La Moneda fue Rosa Miti Markmann, esposa de Gabriel González Videla (1946-1952). Durante los 17 años de la dictadura de August Pinochet, Lucía Hiriart lideró CEMA Chile, una organización de mujeres que ejercía control en los barrios. Durante la democracia, las esposas de los presidentes han tenido dos papeles: una función administrativa de liderar las fundaciones de corte social y cultural y, al mismo tiempo, un trabajo protocolario como pareja de los jefes de Estado. Tienen despacho en La Moneda —en las mismas oficinas donde en 1973 el presidente Salvador Allende se quitó la vida— y manejan presupuestos y equipos, aunque dependientes de Presidencia.
Fue la primera Administración de Bachelet la que se alejó del modelo tradicional: entregó estas funciones a profesionales cualificadas y preparadas, a las que se les pagaba por su trabajo, pero fuera de su círculo familiar. No hizo lo mismo en su segundo mandato, de 2014 a 2018, cuando delegó estas funciones en su primogénito, Sebastián Dávalos, que luego renunció en medio del escándalo Casa Caval por los polémicos negocios con su esposa. La coordinación de las fundaciones manejadas tradicionalmente por las esposas de los presidentes comenzaron entonces a coordinarse a través de la Dirección Sociocultural de la Presidencia, la misma que desde marzo liderará Karamanos.
Karamanos es nieta de inmigrantes griegos y alemanes. Estudió en la universidad alemana de Heidelberg, en la Academia de Humanismo Cristiano de Chile y en la Universidad Autónoma de Barcelona. Militante de la formación de Boric desde 2016, no está casada ni tiene hijos con él. Viven juntos en un barrio turístico de Santiago de Chile, en el centro de la capital, desde donde se trasladarán por razones de seguridad a un lugar que el Gobierno aún no ha anunciado. Tras ser elegido, el nuevo presidente criticó en Twitter a un medio que se refirió a Karamanos como “la polola [novia] de Boric”. “Irina Karamanos es su nombre”, escribió el próximo mandatario. “Acostumbrémonos a reconocerle agencia propia a todas las mujeres”, manifestó Boric, que ha comprometido a formar un Gobierno feminista.
“Hay que darle un giro diferente y más contemporáneo a este papel, despersonalizarlo. Y esto va a significar cambiar la relación con el poder”, dijo el martes Karamanos cuando anunció la decisión de asumir un papel en la nueva Administración. “Lo más fácil habría sido no modificar nada, así que nos vamos a poner a trabajar”, concluyó.
A tres días del triunfo en las urnas, colgó una fotografía en las redes sociales acompañada de un grupo de mujeres de diferentes nacionalidades, todas feministas. “Unidas armando plataforma feminista internacional, intercambiando nuestras agendas y herramientas entre Apruebo Dignidad [la coalición de Boric, que reúne al Frente Amplio y al Partido Comunista] y dirigentas internacionales de La Campora de Argentina, Podemos de España, Bloque Nacionalista Gallego y el Partido de Izquierda francés”, escribió.
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