Ni el partido protesta
No se preguntó en su momento, y ya lleva tiempo, por qué el primer alto cargo víctima moral del nuevo gobierno fue joven, mujer y dirigente del partido.
La coincidencia no fue nada del otro mundo, pero en toda administración que se renueva, el mínimo cambio debe ser cosa del otro mundo.
Mucho más si se repite, como si fuera un estilo, y se planteó -desde la campaña- que en la gestión los jóvenes y las mujeres serían privilegiados como condición y género.
Ahora que se nombra nueva titular en el ministerio de la Juventud y las razones de entonces parecen ser las mismas, la inquietud procede.
¿Qué es lo sucede, a qué se debe ? ¿A una observación más atenta con los jóvenes, con las mujeres o con la gente del PRM?
Con la primera hubo prejuicio, asomó la inquina y ningún resquicio de reparo. Se fue y se fue para siempre, a pesar de vínculos y cercanías.
El actual caso va por el mismo camino, y la intriga debe acrecentarse, ser mayor, ya que confluyen iguales elementos: mujer, juventud y partido.
Aunque no parece ser tema de Gobierno, que destituye, ni de partido, que no protesta. La autoridad moral en cuestión, sin que nadie se dé cuenta.