Merkel se despide del liderazgo de su partido con una llamada a la unidad
La crisis del coronavirus constituye “la prueba más dura”, “la pandemia del siglo” que tensiona a la economía y exige esfuerzos de muchas personas, destacó este viernes Angela Merkel en su último discurso como canciller alemana ante su partido, la CDU. La formación conservadora elige el sábado a su sucesor entre tres candidatos sobre los que Merkel eludió expresar sus preferencias. Solo dijo que confía en que salga elegido “un equipo” y que los 1.001 delegados con derecho a voto hagan la elección “adecuada pensando en el futuro”.
El partido de Angela Merkel se enfrenta a un dilema de cuya resolución va a depender el futuro de la formación y del país, pero también de Europa. ¿Qué va a ser? ¿Renovación? ¿Giro a la derecha? ¿Más Merkel pero sin Merkel? Los delegados del partido conservador inauguran con sus votos una nueva era tras el poderoso liderazgo que ha ejercido la canciller en los últimos 20 años: como presidenta de la CDU desde 2000 y dirigiendo el país desde 2005. La renuncia de la favorita de Merkel, Annegret Kramp-Karrenbauer, hace casi un año, truncó la transición prevista y abrió una carrera imprevisible por la sucesión.
La canciller se dirigió a su partido defendiendo que ha actuado “con responsabilidad” frente a los grandes retos del país, como la migración o la crisis económica en la zona euro. Después de todos esos desafíos, la pandemia representa ahora un reto “de dimensiones desconocidas” que exige “sacrificios que antes no hubiéramos imaginado”.
Por el liderazgo pelean ahora el primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, el Estado más poblado de Alemania, Armin Laschet; el experto en política exterior Norbert Röttgen y el abogado y principal crítico de la canciller, Friedrich Merz. Aunque Merkel ha querido mantenerse neutral durante la campaña, es conocida su preferencia por Laschet, que concurre con la promesa de hacer vicepresidente del partido al ministro de Sanidad, Jens Spahn, ahora muy popular por su gestión de la pandemia. Quizá es ese el “equipo” al que se refirió Merkel, o puede que pensara en integrar a Röttgen, el otro candidato que ofrece continuidad con su línea ideológica. Merz, en cambio, representaría un giro a la derecha y la ruptura con el centrismo de la era Merkel. Su enemistad con ella –que le relevó como jefe del partido en el Parlamento en 2002—crearía tensiones con la jefa del Gobierno.
Súper año electoral en Alemania
La elección del nuevo líder de la CDU inaugura lo que los alemanes llaman un súper año electoral, con seis elecciones en los estados federados y las generales en septiembre. Y ese es el objetivo que tienen en mente los afiliados y los delegados de la CDU. El elegido tendrá muchas papeletas para ser también el candidato conservador a la Cancillería, así que deben ponderar sus posibilidades electorales además de sus virtudes para gestionar y marcar la línea ideológica del partido.
La elección del presidente de la CDU tiene además una enorme trascendencia más allá de las fronteras alemanas. Está en juego el legado de Merkel, una canciller que en cierto modo ha ejercido de líder de toda Europa, primero dictando las recetas de austeridad en la Gran Recesión de 2008 y después convirtiendo la crisis de los refugiados de 2015 en un reto de integración. El perfil del elegido definirá las relaciones de Alemania con Bruselas y con cada uno de sus vecinos, conscientes de que el jefe de la mayor economía europea es algo más que un líder nacional.
“Gane quien gane, tendrá que buscar un acuerdo con el primer ministro bávaro, Markus Söder, que es también el jefe del partido-hermano CSU, para decidir quién será el próximo candidato a canciller”, recuerda Uwe Jun, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Trier. La popularidad de Söder, el preferido, de largo, por los votantes conservadores para ser el candidato a la Cancillería, quedó clara: intervino en la sesión inaugural del congreso junto a Merkel y la presidenta saliente, Annegret Kramp-Karrenbauer. “Merz da la impresión de que no daría un paso atrás en favor de Söder y se presentaría él mismo. Laschet y especialmente Röttgen han dejado claro que hablarían con el líder de la CSU para elegir candidato”, añade Jun.
Kramp-Karrenbauer (apodada AKK) también aprovechó su discurso de despedida para pedir unidad al partido y, como Merkel, aseguró que la CDU es un partido “del centro”. La presidenta saliente habló, por momentos emocionada, de su renuncia a seguir liderando la formación y a optar a la cancillería, que se produjo en febrero pasado tras el escándalo de la elección en el Parlamento regional de Turingia de un candidato liberal con votos de la ultraderecha y de la CDU. El cordón sanitario que Alemania mantenía con el partido ultra se rompió por primera vez cuando la CDU regional votó en contra de las órdenes de AKK, y esta quedó desautorizada. “No se trataba de una cuestión regional, se trataba del alma de nuestro partido”, dijo en el congreso. Sintió entonces “que ya no tenía la suficiente autoridad para sacar al partido ileso de la crisis”.
Un congreso sin aplausos ni cócteles
Volker Bouffier , primer ministro de Hesse, decía en un encuentro online previo con periodistas que en esta ocasión es especialmente complicado predecir quién será el ganador. El congreso es enteramente telemático por culpa de la pandemia. Los oradores se dirigen a la cámara desde un plató y muchos delegados les ven en una pantalla en sus casas. Otros sí están en el recinto ferial Messe de Berlín, en un espacio de 10.000 metros cuadrados para respetar la distancia y con puntos para hacer test rápidos de coronavirus. Se complica así tomar la temperatura al público ante los discursos de los candidatos, que cuando llegue el momento depositarán su voto con un frío clic en sus ordenadores o tabletas. Tampoco ha podido celebrarse el tradicional cóctel en el que candidatos y pesos pesados del partido se mezclan entre ellos y con los periodistas en un entorno más propicio a comentar encuestas internas.
Destacados líderes de la CDU calentaban el viernes la votación hablando de sus preferencias directa o indirectamente, como el primer ministro de Sajonia, Michael Kretschmer, que advirtió en otra cita telemática con los medios del “grave error” que puede cometer su partido si escoge al candidato equivocado, uno que, puso por ejemplo, piense en aliarse con los Verdes. Sin nombrarlo, estaba hablando de Norbert Röttgen, que se ha mostrado en contra de una coalición con los liberales. Para Kretschmer, el aliado natural de la CDU no es ni el SPD ni los verdes, sino la FDP, el partido liberal de Christian Lindner. No mencionó a Röttgen, sin duda el preferido de la izquierda, pero sí tuvo buenas palabras para Laschet y Merz. Wolfgang Schäuble, presidente del parlamento alemán, dijo que votaría por Merz en un encuentro con delegados de Baden-Wurtemberg, según publicó la agencia de noticias DPA.