¿Cuál fue el papel de Miguel Ángel Bissié en la muerte de Trujillo?
En el arriesgado plan para asesinar a Rafael Leónidas Trujillo, Miguel Ángel Bissié tenía a su cargo la crucial misión de esconder y llevar a los complotados dos sacos con las armas de fuego que serían utilizadas en la emboscada contra el tirano.
Según su propio testimonio, en caso de que no se pudiera concretar el hecho en la avenida 30 de mayo, Bissié era parte de un plan alternativo para matar a Trujillo en Moca, junto a Antonio de la Maza y otros complotados.
Bissié contó en vida que De la Maza le conoció en el año 1958, cuando le encargó a su taller, Los Navarro, la fabricación de los pasamanos y muebles de hierro para un edificio que construía en la calle Ángel Perdomo, a varios cientos de metros del Palacio Nacional.
Le confió la tarea de recortar las escopetas y preparar las demás armas, así como fabricar chapas falsas para los vehículos que usarían a fin de despistar a los agentes del Gobierno.
Bissié asumió el riesgo que implicaba conducir en varias ocasiones el automóvil marca Oldsmobile con el peligroso cargamento. Intentó mover las armas tras varios intentos a la casa de Antonio de la Maza, en la calle Josefa Perdomo, de Gascue, hasta que tuvieron éxito el 30 de mayo de 1961.
Su participación fue descubierta y fue apresado. Sobrevivió a un encarcelamiento de varios meses, tiempo en el que llegó compartir celda con Salvador Estrella Salazar, quien luego fue asesinado por la dictadura.
Inmediatamente después del tiranicidio, tuvo la oportunidad de recoger de los complotados sus testimonios sobre cómo sucedieron los hechos.
A partir de ese conocimiento aclaraba que Trujillo nunca disparó su revólver calibre 38, pues el mismo Antonio de la Maza lo recogió, todavía metido en su canana y lleno con todas sus balas.
Fue su chofer, Zacarías de la Cruz, quien disparó dos ametralladoras e hirió a varios de los tiranicidas.
Bissié era un español que se había radicado en República Dominicana y estaba casado con la mocana Lourdes Michel de Bissié. Ser español probablemente le salvó la vida.
Posteriormente, el gobierno le otorgó la nacionalidad dominicana.
Escribió el libro «Trujillo y el 30 de mayo, en honor a la verdad» en el año 1999, con los detalles sobre la noche del 30 de mayo.
El sábado, 4 de enero, se supo que había muerto, a sus 90 años de edad, el último sobreviviente de la gesta que puso fin a 31 años de dictadura.