El nuevo Gobierno francés inicia su andadura con la urgencia de aprobar el presupuesto y garantizar su supervivencia
El primer ministro francés, el centrista François Bayrou, ha celebrado este viernes el primer Consejo de Ministros desde el nombramiento de su Gobierno, de signo continuista, hace menos de dos semanas. El reto ahora es recabar el máximo de apoyos y evitar una destitución por una moción de censura en el Parlamento, como le ocurrió a su predecesor, el conservador Michel Barnier. Entre las prioridades de las próximas semanas figuran los presupuestos para 2025, cuya negociación acabó con el anterior Ejecutivo. Se trata de un verdadero rompecabezas que augura una difícil senda para salir del bloqueo político que sufre el país desde las elecciones legislativas anticipadas de julio.
Bayrou, de 73 años, se muestra confiado. Tras el nombramiento de su Gobierno el 23 de diciembre, el primer ministro aseguró estar “seguro” de que este no “será censurado”. Pero al igual que su predecesor, el líder del Movimiento Democrático (MoDem, centroderecha) carece de mayoría parlamentaria. Y pese a los esfuerzos por incorporar nombres de peso al frente de carteras como Educación o Ultramar, no ha logrado ensanchar la base de apoyo que tenía el anterior Ejecutivo, el más corto de la V República tras su destitución en apenas tres meses por una moción impulsada por la izquierda y apoyada por el partido ultra Reagrupamiento Nacional (RN) en el Parlamento.
Los ministros ―18 mujeres y 17 hombres― empezaron la jornada de este viernes con el tradicional desayuno en el Ministerio del Interior, dirigido por Bruno Retailleau, del ala más dura del partido de la derecha tradicional francesa. El miembro de Los Republicanos (LR) ocupó la misma cartera en el anterior Gobierno. Su nombramiento ha sido un claro guiño al RN de Marine Le Pen. Los miembros del nuevo Ejecutivo se reunieron después en el Elíseo, sede de la Presidencia francesa, con una eterna pregunta sobrevolando los ánimos: ¿cómo sortearán el bloqueo político en un escenario parlamentario que no ha cambiado?
“Los franceses no quieren que continúe este periodo de inestabilidad”, afirmó Bayrou justo antes del primer Consejo de Ministros, según recoge Franceinfo. Tras la cita, la portavoz del Gobierno, Sophie Primas, hizo un llamamiento a “todos” los partidos para que se salgan de sus “posiciones inflexibles” y opten “por la exigencia, pero también por la superación, en lugar de la obstrucción”. “El camino a seguir”, continuó, es “entablar discusiones”.
El mes de enero se anuncia intenso. El día 14, Bayrou pronunciará su discurso de política general ante la Asamblea Nacional, la Cámara baja del Parlamento. El jefe de Gobierno ya advirtió que no se someterá ese día al voto de investidura ―a diferencia de España, no es obligatorio en Francia― porque, según afirmó, “probablemente habrá una moción de censura”. La Francia Insumisa (LFI), el partido de izquierda radical de Jean-Luc Mélenchon, ya anunció que presentará una. Es probable que se examine tan pronto como el 16 de enero, aunque el RN, de momento, no la votará.
La última moción de censura, impulsada por LFI junto a sus socios del Nuevo Frente Popular, tumbó al Ejecutivo de Barnier el 4 de diciembre con los votos de la izquierda y también de la extrema derecha. “No creo que pase el invierno”, opinó sobre el nuevo Ejecutivo Éric Coquerel, diputado de LFI y presidente de la comisión de finanzas de la Asamblea. “Creo que el señor Bayrou caerá por las mismas razones, es decir, por imponer una política minoritaria con (…) un Gobierno que se ha estrechado más y más alrededor del macronismo duro”, agregó en RTL. El diputado criticó, entre otros aspectos, que el Gobierno pretende utilizar como base los mismos presupuestos presentados por Barnier que ya rechazó la oposición.
Objetivo: Presupuestos
Los nuevos ministros de Economía, Éric Lombard, y de Cuentas Públicas, Amélie de Montchalin, consultarán a los representantes de los partidos para buscar un acuerdo a partir de la próxima semana. Lombard, que hasta ahora ha sido jefe de la Caja de Depósitos ―una institución financiera pública―, se describe como un hombre de izquierdas, pero que nunca ocultó su simpatía por el proyecto macronista.
Su prioridad será enderezar las cuentas del país. La deuda pública alcanzó los 3,3 billones de euros en el tercer trimestre de 2024, es decir, el 113,7% del PIB. Y el déficit público superará este año, con toda probabilidad, el 6% del PIB, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística.
La cita en el Elíseo fue también el momento del reencuentro oficial entre Bayrou y el presidente Emmanuel Macron, tras el tenso episodio de su nombramiento el 13 de diciembre, que estuvo a punto de saltar por los aires. Las próximas semanas aclararán qué relación mantendrán estos dos aliados históricos. El mandatario, que había permanecido en un segundo plano estos últimos meses, admitió en el tradicional discurso de Nochevieja que su decisión de junio de convocar elecciones anticipadas (tras la victoria de la ultraderecha en las europeas) “trajo más división en la Asamblea Nacional en lugar de soluciones para el pueblo francés”.
El orden del día del Consejo de Ministros fue incierto hasta el último minuto. El responsable de Asuntos Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, no participó en la cita debido a un viaje a Siria junto a su homóloga alemana para reunirse con las nuevas autoridades tras la caída del régimen de Bachar el Asad.
También debía exponerse este viernes el proyecto de ley de emergencia para Mayotte, el archipiélago francés del Índico devastado por el ciclón Chido. Pero la presentación se aplazó finalmente hasta la próxima semana. Manuel Valls, nombrado de manera inesperada como ministro de Ultramar, podrá así poner un punto final al texto con un poco más de tiempo. La elección del franco-español al frente de esta cartera generó rechazo en las filas de la izquierda, que tampoco vio con buenos ojos la elección de otros dirigentes.
Bayrou ha viajado en los últimos días al departamento francés, donde anunció medidas para reconstruir el territorio, el más pobre del país. Su llegada al Gobierno empezó con polémica. Al día siguiente de su nombramiento, el primer ministro decidió participar en el consejo municipal de su ciudad, Pau, en vez de asistir de manera presencial a una reunión de crisis sobre este conjunto de islas del océano Índico, lo que le valió un alud de críticas.
Además de la falta de apoyos en la Asamblea, el líder del MoDem empieza su recorrido al frente del Ejecutivo con una popularidad por los suelos. Un sondeo de Ifop para el Journal du Dimanche subrayó a finales de diciembre que un 66% de los encuestados se mostraba descontento con él. Francia está sumida en una crisis política desde junio, cuando Macron anunció la disolución de la Asamblea Nacional y convocó elecciones tras los desastrosos resultados obtenidos en los comicios europeos. Las legislativas dieron la victoria en la segunda vuelta a la alianza de izquierda Nuevo Frente Popular, pero la Asamblea quedó fragmentada en tres bloques irreconciliables y sin mayoría clara —la izquierda, el centroderecha y la extrema derecha―.