El FBI busca respuestas a los grandes interrogantes sobre el atentado de Año Nuevo en Nueva Orleans
El responsable de la matanza de Año Nuevo en Nueva Orleans, el veterano de guerra Shamsud-Din Bahar Jabbar, actuó en solitario e “inspirado por el Ejército Islámico al 100%”, ha confirmado este jueves el FBI, que trata de encontrar respuestas a los numerosos interrogantes sobre el caso —muy en especial, el por qué del ataque y el cómo de la radicalización de su autor— mientras las autoridades de la ciudad y del Estado de Luisiana insisten en que las actividades de esta urbe turística no se verán afectadas por el acto que dejó catorce víctimas mortales y más de una treintena de heridos.
Cerca de 80.000 aficionados rindieron este jueves homenaje a las víctimas de la matanza con un minuto de silencio al comienzo del partido de fútbol americano universitario que ha enfrentado a los equipos de la Universidad de Georgia y la de Notre Dame en la eliminatoria de la competición universitaria conocida como la Sugar Bowl. El partido debía haberse disputado el miércoles por la mañana, pero quedó aplazado tras la masacre perpetrada cuando Jabbar lanzó la camioneta alquilada que conducía a toda velocidad por la acera de Bourbon Street, el corazón del Barrio Francés, el centro histórico de Nueva Orleans, donde una multitud celebraba la llegada del año nuevo.
La ciudad también prepara el comienzo de las celebraciones de su célebre carnaval, el Marido Gras, a partir del 6 de enero, y del acontecimiento deportivo más visto del planeta, la Superbowl, el mes próximo.
En un acto en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, elogiaba la celebración del partido como un ejemplo del “enorme espíritu” de Nueva Orleans. “No pueden someterla. De verdad que no, y lo estamos viendo hoy mismo. La Sugar Bowl vuele a jugarse”, destacaba Biden, “la gente de Nueva Orleans ha enviado un mensaje inequívoco. No van a dejar que este ataque, o la ideología enajenada del atacante, nos venza”.
El gobernador de Luisiana, el republicano Jeff Landry, había declarado antes del comienzo del encuentro su convicción de que Nueva Orleans “es segura” después del ataque, el peor atropello perpetrado en suelo estadounidense. Una opinión que también reiteraba el shérif del condado de Jefferson, Joseph Lopinto, en una rueda de prensa en la que sostenía que la ciudad es ahora “uno de los lugares más seguros del país”.
La presencia de las fuerzas de seguridad es ubicua en el centro de la ciudad apodada “The Big Easy” (“La Gran Fácil”) y célebre por sus festejos y su amor por la música. Patrullas de policía llegadas desde otros puntos del Estado se encuentran desplegadas cada pocos metros en las principales calles del centro y en torno al estadio Superdome donde se disputaba el partido de fútbol americano, mientras era constante el ruido de los helicópteros que sobrevolaban el espacio aéreo.
Shamsud-Din Jabbar, de 42 años y antiguo combatiente en Afganistán, sembró el caos en estas calles cuando lanzó su vehículo contra la multitud en la madrugada del miércoles, antes de quedar abatido por disparos de la Policía. Había llegado el mismo día 31 a Nueva Orleans desde Houston, la ciudad de Texas donde residía. Divorciado hace dos años y padre de dos hijas crecidas, llevaba, según ha contado el presidente Joe Biden en una intervención este jueves en la Casa Blanca, un transmisor con el que planeaba aparentemente hacer explotar dos artefactos improvisados ocultos en neveras portátiles que había colocado en Bourbon Street y dos manzanas más allá. En la camioneta que conducía portaba una bandera del Ejército Islámico.
Entre las víctimas que ha dejado se encuentran una madre soltera de un niño de cuatro años que acababa de recibir una promoción en su trabajo y se preparaba para mudarse de apartamento; un empleado del sector financiero en Nueva York antigua estrella deportiva universitaria, que había regresado a Nueva Orleans para visitar a su familia durante las vacaciones, y una adolescente que estaba a punto de comenzar sus estudios universitarios de Enfermería.
Antes de lanzar su ataque, según ha indicado este jueves el FBI, Jabbar había subido a sus redes sociales hasta cinco vídeos en los que proclamaba su lealtad a ese movimiento radical. El antiguo sargento se había convertido al Islam hace unos años. Según el periódico Times Picayune de Nueva Orleans, el sospechoso había dejado tres grabaciones de tema religioso en una cuenta de SoundCloud hace menos de un año. En una de ellas criticaba la música, que comparaba con la “voz de Satán”, y sostenía que “prohibir el mal es un mandato para toda la humanidad”.
En sus últimos vídeos, según el subdirector adjunto del FBI Christopher Raia, Jabbar revelaba que había planeado originalmente atacar a sus familiares y conocidos, pero cambió de objetivo al creer que en ese caso los medios no centrarían su cobertura en la “guerra entre los creyentes y los infieles”. También sostenía que se había unido al Ejército Islámico antes del pasado verano.
“Esto ha sido un acto de terrorismo”, aseguraba Raia, “premeditado y malvado”. El alto cargo subrayaba que el FBI continúa investigando la trayectoria de Jabbar hacia la radicalización, pero lo que se conoce hasta el momento sí deja claro, según puntualizaba, que se inspiró en el EI para perpetrar su ataque.
Biden ha ordenado que se intensifiquen las investigaciones sobre este incidente y la explosión de otro vehículo, un Cybertruck de Tesla, frente a un hotel propiedad de Donald Trump en Las Vegas. Aunque ambos incidentes comparten algunas características -ambos vehículos son eléctricos, fueron alquilados a través de la misma aplicación -Turo, un servicio equivalente a un Airbnb para automóviles- y sus autores eran ambos militares. Pero el FBI sostiene que los parecidos son meras coincidencias y no hay indicios de que ambos actos estén relacionados. Según Biden, las pesquisas permitirán “que recibamos respuestas a los interrogantes que todavía no tienen contestación”.
La matanza, similar en su procedimiento a otros atentados del ISIS y que evoca el atentado perpetrado en un mercadillo navideño en Magdeburgo (Alemania) días antes, ha sembrado el nerviosismo en unos Estados Unidos ya en estado de alerta: el próximo lunes la Cámara de Representantes debe certificar la victoria electoral de Donald Trump, el mismo día en que se cumplirán cuatro años del asalto al Capitolio por parte de una turba de partidarios del político republicano que trataban entonces de impedir que el Congreso confirmara el triunfo de Joe Biden en las elecciones de 2020. Además, Washington será escenario el 9 de enero de los funerales de Estado en homenaje del expresidente Jimmy Carter. Y el día 20 se celebrará la ceremonia de investidura de Donald Trump como próximo presidente del país en el Capitolio.
En una sesión informativa ofrecida a los congresistas estadounidenses, el FBI ha apuntado que Jabbar no se encontraba incluido en ninguna lista de sospechosos de simpatías terroristas, ni se han encontrado indicios de que estuviera conectado con ninguna organización extranjera.
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