Irán detiene a una periodista italiana en Teherán
La policía iraní detuvo el pasado 19 de diciembre en Teherán a la periodista Cecilia Sala, del diario italiano Il Foglio, ha informado su medio de comunicación este viernes. Sala, quien ingresó al país con un visado en regla, según el rotativo, fue arrestada en Teherán por las fuerzas de seguridad mientras estaba trabajando y permanece desde entonces en la prisión de Evin, famosa por albergar presos políticos y en parte bajo el control de los servicios de inteligencia. La detención ha sido confirmada en un comunicado del Gobierno de Italia, que ha indicado que se encuentra en contacto con las autoridades iraníes para “aclarar” la situación legal de la informadora.
🔴 Il giornalismo non è un crimine. Riportiamo a casa Cecilia Sala, arrestata in Iran lo scorso 19 dicembre. Teheran ha scelto di sfidare tutto quello che l’occidente considera trasversalmente intoccabile: la nostra libertà. Di @ClaudioCerasa https://t.co/Avpr3l4XPq
— Il Foglio (@ilfoglio_it) December 27, 2024
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha precisado también que la embajadora de Italia en Irán, Paola Amadei, visitó este viernes la prisión “para verificar las condiciones y estado de detención” de Sala. La periodista ha podido llamar por teléfono a su familia en dos ocasiones, según la fuente. Roma ha solicitado ―previa conversación con los padres de la reportera― “ejercer la máxima discreción para facilitar una resolución rápida y positiva del asunto”. En ese sentido, Il Foglio ha explicado que solo ha hecho pública la detención de la periodista “después de recibir garantías diplomáticas de que informar a los lectores de la noticia de su arresto no ralentizaría los esfuerzos diplomáticos para traerla a casa”.
Distintas organizaciones de derechos humanos han denunciado que las autoridades iraníes encarcelan a ciudadanos extranjeros, especialmente occidentales, para presionar a sus países de origen u obtener la liberación de iraníes presos en las cárceles de esos Estados. El caso de Olivier Vandecasteele, un trabajador humanitario belga, fue uno de los más conocidos. Detenido en Teherán y condenado a 28 años de cárcel sin que se conocieran los cargos en su contra, el Gobierno de su país denunció que la sentencia fue una represalia por la pena de prisión impuesta al diplomático iraní Asadollah Assad, a quien un tribunal de Amberes condenó a su vez a 20 años de cárcel por planear un frustrado atentado con una bomba en Francia. Ambos terminaron por ser intercambiados en mayo de 2023, con la mediación de Omán.
En el otoño de 2022, poco después de la muerte bajo custodia policial de la joven kurda Mahsa Yina Amini, que había sido detenida el 13 de septiembre acusada de no llevar bien puesto el velo obligatorio, Irán detuvo a dos ciudadanos españoles, la activista Ana Baneira, liberada tras cuatro meses de encierro, y el aventurero Santiago Sánchez Cogedor, quien permaneció retenido en Irán durante 15 meses.
Periodistas iraníes
Irán es uno de los países del mundo en los que es más peligroso ejercer el periodismo, especialmente para los informadores locales. Este año, Teherán ocupó el puesto 176 de 180 países en la Clasificación mundial de la libertad de prensa elaborada por Reporteros sin Fronteras (RSF). La ONG ha asegurado que Irán “ha afianzado su posición entre los países más represivos del mundo en materia de libertad de prensa”, sobre todo, desde el comienzo de las protestas por la muerte de Amini el 16 de septiembre de 2022. RSF cuenta en más de 70 los reporteros que están detenidos en cárceles iraníes, donde enfrentan condenas que van hasta la pena de muerte. Solo en 2023, al menos seis periodistas, todas mujeres, fueron sancionadas con penas de prisión superiores a los 10 años. “El país se está convirtiendo en una de las mayores cárceles de periodistas del mundo”, concluye el examen de la ONG.
Nilufar Hamedi y Elahe Mohammadi, las dos periodistas que revelaron el caso de Mahsa Amini, se han convertido en uno de los ejemplos más notables de la represión a la prensa por parte de las autoridades iraníes. Fueron arrestadas durante 17 meses y, tras su liberación, acusadas ante los Tribunales por la Fiscalía por no llevar el velo islámico, de uso obligatorio en Irán. En Irán, la Ley sobre la prensa de 1986 permite que las autoridades vigilen a los periodistas para que no “atenten contra la República Islámica”, “ofendan al clero y al Guía Supremo [el ayatolá Ali Jamenei]” o “difundan informaciones falsas”. Según RSF, esta supervisión se proyecta allende las fronteras: en el extranjero, los profesionales de los medios “no son inmunes a las presiones, que van desde el acoso en Internet a las amenazas de muerte”.
En un informe publicado en octubre por la ONG Center for Human Rights in Iran se denunciaba que las autoridades iraníes arrestaron o condenaron al menos 34 periodistas en el primer semestre de 2024. Para el 24 de octubre, al menos siete informadores estaban encarcelados.