El escándalo bancario que persigue a Olaf Scholz permanece abierto en plena campaña electoral
Por mucho tiempo que pase, el canciller alemán, Olaf Scholz, no consigue dejar atrás el llamado escándalo de las Cum-Ex, como se conoce a las operaciones que permitían generar múltiples reclamaciones por retención de impuestos que solo se habían pagado una vez o ninguna y que según los expertos supusieron unas pérdidas para el fisco alemán de más de 10.000 millones de euros. La cuestión en este asunto es si Scholz, entonces alcalde de Hamburgo ―ejerció el cargo entre 2011 y 2018―, u otros políticos, usaron su influencia en favor del banco privado MM Warburg y del HSH Nordbank, anteriormente de propiedad estatal. Para tratar de dilucidarlo, a finales de octubre de 2020 se creó una comisión de investigación en el Parlamento de Hamburgo con el objetivo de aclarar una posible influencia política en el trato fiscal hacia MM Warburg, con sede en Hamburgo. A pocas semanas de que Alemania celebre elecciones anticipadas, la posible responsabilidad de Scholz aún sigue abierta.
El líder socialdemócrata ya ha declarado tres veces como testigo ―en 2021 y 2022 sobre Warburg y el 6 de diciembre de este año para contestar a preguntas relacionadas con el HSH Nordbank― y en todas ha negado haber ejercido cualquier tipo de influencia. Aunque tras la vista de las pruebas hay indicios de una estrecha relación entre políticos y banqueros; no se han encontrado pruebas de ello. “Durante la época de Olaf Scholz como alcalde de Hamburgo, la ciudad fue sorprendentemente indulgente con los delincuentes fiscales”, ha publicado el semanario alemán Die Zeit.
La última comparecencia de Scholz volvió a acaparar la atención mediática en el país europeo en un momento en el que el canciller intentará ser reelegido; las elecciones son el próximo 23 de febrero después de que el político pusiera punto final de manera anticipada a la coalición gubernamental que lideraba por desavenencias insalvables con su socio menor, los liberales del FDP, y en un momento en el que las encuestas dan como ganadores a los conservadores de la CDU y a los ultraderechistas de AfD (Alternativa por Alemania) como segundos.
Así, el 6 de diciembre, en una breve declaración inicial, Scholz señaló ante la comisión de investigación que la evasión fiscal y el fraude fiscal ―aplicables en el caso de las transacciones Cum-Ex― no eran delitos menores, sino “penales graves” y recordó que ha dedicado toda su vida política a defender un sistema fiscal justo y solidario. “Métodos como el Cum-Ex o el Cum-Cum deben ser investigados y perseguidos de forma consecuente”, declaró sobre estos dos esquemas ilegales de evasión fiscal. El Cum-Cum es otra estrategia financiera aplicada en países donde los inversores nacionales y extranjeros reciben un trato fiscal diferenciado y por la que un inversor foráneo se deshace de sus activos en favor de un inversor local justo antes de una operación de pago de dividendos para evitar abonar los impuestos correspondientes.
El trasfondo de las comparecencias del canciller ante el comité de investigación son tres reuniones entre el entonces alcalde Scholz y el presidente de Warburg y su adjunto, Christian Olearius y Max Warburg, respectivamente, en 2016 y 2017. Entonces, Olearius, del que siempre se dijo que tenía una fuerte influencia política en Hamburgo, ya estaba siendo investigado por sospechas de fraude fiscal grave.
Scholz ha confirmado estos encuentros. También ha afirmado tener “lagunas de memoria” sobre muchas cuestiones; unos olvidos ya legendarios en Hamburgo, como recordaba estos días la prensa alemana: Die Zeit o el Frankfurter Allgemeine Zeitung han reseñado la capacidad del canciller de explicar de muy diversas maneras que no recuerda nada del asunto. A pesar de ello, el político socialdemócrata sí que recordaba que no hubo ningún tipo de influencia política.
Maniobras fiscales ilegales
La investigación se centra en la cuestión de si el gobierno municipal de la ciudad estado de Hamburgo, presidido entonces por Scholz, influyó en la decisión de Hacienda de renunciar a recuperar 47 millones de euros del banco Warburg ―en concepto de impuestos sobre los rendimientos del capital que se aplican a los dividendos― que fueron indebidamente devueltos al banco, dejando así que prescribieran. Además, otros 43 millones de euros no fueron reclamados hasta 2017, poco antes de que prescribieran y tras una orden del Ministerio de Finanzas de Alemania.
A finales de 2022, la investigación se amplió ―ante la insistencia de la oposición― para incluir otros casos Cum-Ex, como el de HSH Nordbank, que desde 2019 es de propiedad privada bajo el nombre de Hamburg Commercial Bank, cuestionando si el gobierno de Hamburgo tomó suficientes medidas contra las maniobras fiscales ilegales de este banco. “Nos interesa saber cómo se enteró Scholz de la implicación del banco en operaciones Cum-Ex y qué conclusiones sacó”, explicó en una entrevista previa en Der Spiegel el político Milan Pein, miembro de la comisión de investigación y, como Scholz, del SPD.
Entre 2008 y 2011, al HSH Nordbank, entonces banco estatal de Hamburgo y Schleswig-Holstein, se le realizaron 29 operaciones de devolución de impuestos, que la entidad bancaria no había pagado previamente; hechos admitidos por un miembro del Consejo de Administración del banco unos años más tarde. La entidad encargó una investigación y presentó una especie de confesión en forma de un extenso informe elaborado por el bufete de abogados financieros Clifford Chance. En 2014, devolvió 112 millones de euros a Hacienda, así como 14 millones de euros en concepto de intereses. Sin embargo, el asunto no tuvo consecuencias penales para los banqueros. La Fiscalía de Hamburgo no investigó, ni hubo multa, ni se comprobó si esas eran todas las transacciones ilegales que se habían cometido.
Además, el banco también había participado en operaciones Cum-Cum por un importe mucho mayor. Según ha informado ahora la revista Stern, basándose en un informe interno de la oficina fiscal responsable de Hamburgo, el banco recibió más de 275 millones euros en concepto de impuestos a través de este tipo de transacciones entre 2003 y 2012. Sin embargo, Hamburgo aún no ha reclamado el dinero. La Fiscalía de Colonia está investigando a más de dos docenas de personas acusadas por estas operaciones. Aunque las reclamaciones habrían prescrito en virtud de la legislación fiscal, según explica Stern; Hamburgo podría recuperar el dinero si se produjera una condena penal.
La investigación trata de esclarecer el papel de Scholz, como primer edil, en el escándalo: ¿Qué sabía al respecto? ¿Podría haber hecho algo más? En opinión del miembro de la comisión de investigación Pein, después de cuatro años de pesquisas ha quedado claro que “no hubo influencia política ni por parte de Scholz ni por parte de nadie”. “Esta pregunta fue formulada a más de 50 testigos, todos los cuales respondieron negativamente. Tampoco hay pruebas escritas. Cualquiera que afirme lo contrario está haciendo teatro político”, afirmó. A la comisión no le queda mucho tiempo; a principios de marzo se celebrarán nuevas elecciones en Hamburgo, momento en el que el informe final debe estar listo.