Jairo Alfonso: «Busco entender el hoy a través de la cultura material»
El artista visual cubano Jairo Alfonso es un maestro de los grandes formatos. Aunque trabaja obras convencionales, el estilo casi muralista lo identifica como artista.
Alfonso, radicado en Nueva Jersey, Estados Unidos, hace una reflexión muy interesante sobre el consumismo y la pérdida del valor de las cosas a través del tiempo y lo ha reflejado en cuadros que han merecido reconocimiento internacional y de la crítica.
Con sus series «Horror vacui» y «Paisajes endoscópicos» ha creado todo un universo artístico, donde explora dos tipos de relación: acumulación y desarme de la cultura material contemporánea desde una perspectiva arqueológica, particularmente la naturaleza compleja de los objetos, su historia y simbolismo.
Todo esto queda reinterpretado a través de la pintura, dibujo, escultura, instalación y video.
El creador, de 50 años, visitó por primera vez la ciudad de Santo Domingo y conversó con Diario Libre sobre su obra, su trayectoria y su apertura a exponer próximamente en el país.
Visión del arte
A los 12 años, Jairo Alfonso ya estudiaba arte en la Escuela Vocacional de Arte de su natal Habana, Cuba. Luego pasó a la Escuela Nacional de Arte por cuatro años hasta graduarse formalmente en el Instituto Superior de Artes en el año 1998.
Mientras vivía en la mayor de las Antillas, pudo exponer en España (Sevilla) y Suiza. Posteriormente vivió un tiempo en Madrid hasta radicarse en los Estados Unidos en el año 2013.
«Yo siempre he tenido una vocación de arqueólogo, Mis dibujos siempre han sido en colores muy monocromáticos, colores terrosos. Estoy más vinculado a la estratigrafía. En mi caso es una cosa muy loca, muy aleatoria», comenta en entrevista con Diario Libre al definir su obra.
Es consciente de que su visión del arte es un poco compleja, pues, antes de empezar a pintar y recrear objetos, primero los desarma por completo y hurga en el interior, lo que se puede extrapolar al ser humano.
Para que esa deconstrucción logre como resultado una pieza realista, muchas de ellas son realizadas a tamaño normal.
Jairo empieza a trabajar con una paleta limitada, llamada la paleta de Zorn, en las que utiliza cuatro colores básicos: el blanco titanio, rojo escarnio, negro marfil y ocre amarillo.
- Con esos colores sale todo lo demás. A veces se toma tres meses en una obra. Jairo Alfonso primero dibuja y luego pinta.
Entender el pasado
Su visión del arte es «entender la vida a través de la cultura material, de los objetos, entender el presente, el pasado. Como un niño entiende el mundo desarmando algo. Es una metáfora que hago con esta serie (Horror vacui) de comprender el pasado».
Jairo Alfonso desarrolló durante 10 años esta serie cuando vivía en España. La traducción que le da a este título es de «miedo al vacío».
«Eso tiene que ver con la composición en una obra; ese temor a los espacios vacíos, es como una intención de llenar todo el espacio del papel. Esa serie de acumulaciones habla de la obsesión contemporánea del consumo por la tenencia de bienes y objetos», refiere.
Un método minucioso
El proceso antes de agarrar el pincel consiste en ir tomando fotografías de objetos o lugares que visita, también extrae fotografías de internet; todo a escala real y anotando su tamaño original.
Reconoce que, efectivamente, es «una pieza muy obsesiva«, pues le toma bastante tiempo, siempre de la mano con trabajos escultóricos a gran escala.
El dibujo más grande que hizo de la serie «Acumulaciones» tiene una moto Vespa a escala real. El papel medía 2 metros (200 x 400 centímetros).
Para esta serie, y la más reciente en la que trabaja, ha elegido cosas, preferiblemente de comunicación audiovisual, y los ha deconstruido. Con «Paisajes endoscópicos» entra literalmente dentro de cámaras de fotografía, de video, televisores y computadoras, la mayoría analógicas, de la etapa de la Guerra fría, o de los años 70 y 80 del siglo XX.
«Los desarmo y entro a ellos con una cámara endoscópica: tomo fotos del interior y después interpreto esas fotos como paisajes de arquitectura», comenta sobre este milimétrico proceso.
Otro ejemplo de esta colección es el cuadro «Bergerline«, una avenida de Nueva York, para el cual dibujó 498 objetos que vio en todo el trayecto.
Mientras Jairo Alfonso se empapa en su visita del movimiento del arte en la República Dominicana, aprovechó para hablar de su próxima obra.
«Lo que he contado es el preámbulo de lo que hay. Es una manera de hablar de este momento actual, de todo lo que está pasando con las nuevas tecnologías. Es como ir a la raíz, a esos primeros aparatos. Estoy trabajando en otra obra, para la que compré una computadora de 1983″, concluye.
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