Nicaury Elizabeth estuvo más de tres años presa injustamente
Nicaury Lizbeth Encarnación Rocha pasó tres años y dos meses en la cárcel de Najayo Mujeres, injustamente acusada de un crimen que no cometió. Fue imputada por asociación de malhechores y robo tras un incidente ocurrido en su negocio de uñas, que operaba desde la galería de su casa en el sector Sabana Perdida, Santo Domingo Norte.
Su calvario comenzó el 19 de agosto de 2021, cuando una mujer acudió junto a su pareja a su negocio. Mientras atendía a los clientes, dos hombres llegaron al lugar en una motocicleta y perpetraron un asalto, cambiando para siempre el rumbo de su vida.
Un mes después, Nicaury recibió una citación para presentarse en el cuartel policial de la avenida Charles de Gaulle, en Santo Domingo Este. Allí, en lugar de esclarecer lo ocurrido, la detuvieron y la acusaron de ser cómplice de los asaltantes, dejándola presa de forma inmediata.
La denuncia contra Encarnación Rocha fue presentada por la mujer a la que atendía en su negocio, identificada como Joselín Orquídea Guzmán. Esta, junto a su esposo, la acusó de robarle prendas y dinero en efectivo en combinación con los atracadores de aquel día, una acusación que Nicaury siempre aseguró era completamente falsa.
La hija mayor de Nicaury, Erika Jehssel Encarnación, afirmó que la pareja actuó en complicidad con los asaltantes para lograr que su madre fuera encarcelada.
Según Erika, esto habría sido un acto de venganza, ya que Nicaury había logrado que un hombre identificado como «Frank » fuera arrestado tras intentar abusar de otra de sus hijas, quien en ese entonces tenía 10 años.
Erika sostiene esta teoría debido a que un hermano de Joselin acudió a su residencia para amenazarla, diciéndole que viviría lo mismo que estaba pasando Frank en prisión.
El 7 de noviembre de 2022, Nicaury fue sentenciada a ocho años de cárcel. Tres días después, el abogado Andrés Toribio conoció su caso gracias a la insistente campaña de justicia que su hija Erika llevaba a cabo en redes sociales, lo que lo motivó a contactarla y asumir su defensa.
«Yo tuve muchos reenvíos, porque los querellantes nunca dieron la cara, nunca. Y yo siempre le vivía pidiendo a Dios y orándole para que esto se resuelva, porque yo no quería hacer esos ocho años. Yo decía: ‘Señor, si Tú no me sacas, yo prefiero morirme'»
Gracias a la intervención del abogado y la lucha incansable de su hija, el pasado lunes 16 de diciembre, un juez ordenó la libertad de Nicaury. Aunque la sentencia definitiva estaba prevista para enero de 2025, todo se alineó para que pudiera pasar la Nochebuena y el Año Nuevo junto a su familia, lo cual no creían posible.
Nicaury fue liberada el pasado viernes y, a las afueras del penal, fue recibida por sus familiares y amigos en un emotivo encuentro lleno de lágrimas y alegría.
Realizó varios cursos y tuvo una buena conducta
Expresó que sufrió mucho en el penal debido a la distancia con su familia, pero también se esforzó por comportarse de manera ejemplar para mantener un buen récord, con la esperanza de que esta actitud la ayudara a salir del reclusorio.
Durante su tiempo en prisión, realizó muchos cursos que le permitieron salir con una mejor mentalidad, contribuyendo tanto a su crecimiento personal como profesional.
«Tengo 32 diplomas, me gradué 14 veces, trabajé ocho meses en el salón, cobré nóminas allá en Najayo y siempre tuve buena conducta. Yo quería demostrar allá lo que yo era aquí: una mujer trabajadora y honrada», expresó.
Señaló que hubo un momento en el que perdió la esperanza de salir de la cárcel, ya que, según afirmó, sus querellantes supuestamente tenían amistades dentro del sistema de justicia.
Al referirse al penal, sostuvo que, a pesar de las precariedades que se viven allí, «gracias a Dios» siempre contaban con un plato de comida, aunque muchas veces debían consumirlo sin sazón.
También se ganaba la vida dentro del penal realizando trabajos como la aplicación de pestañas postizas, el perfilado y el tintado de cejas.
No le guarda rencor a sus querellantes
Nicaury Elizabeth expresó que no entiende por qué esas personas le hicieron tanto daño, ya que lo único que hizo fue ofrecerles sus servicios para ganarse el sustento de su familia. A pesar de todo, afirmó que no les guarda rencor.
«Yo viví un momento que ni siquiera se lo deseo a mis querellantes. Esto fue muy fuerte, y todavía me siento traumada. Acabo de salir y aún estoy nerviosa por las represalias que puedan tomar contra mí. A ellos no les tengo ni odio ni rencor; solo quiero estar en paz con mi familia».
«Hay muchas personas inocentes en las cárceles»
La mujer sostuvo que tras vivir esta experiencia conoció otros casos similares en la cárcel, por lo que asegura jamás juzgará a nadie que esté bajo prisión.
Indicó que hay mujeres que están pagando años de cárcel por crímenes que no cometieron, tal y como ella había pasado su trago amargo.
«Yo dije: ¡Wow! No voy a juzgar más nunca a nadie. De este lado vi que hay muchas personas que son inocentes, al igual que yo, porque hay gente inocente en la cárcel, y muchas», expresó al narrar que platicó con varias reclusas sobre su situación y ellas también les contaban sus penas.
Su hija luchó hasta el final
Erika aprovechó el alcance de las redes sociales para visibilizar el caso de su madre y buscar la ayuda necesaria para demostrar su inocencia.
Relató que asumió grandes riesgos, incluso enfrentando amenazas de un policía, identificado como hermano de la mujer que acusó a su madre, conocida supuestamente como «La Uva», quien trabaja con una fiscal.
Por su parte, Nicaury Lizbeth expresó que no existen palabras suficientes para describir el esfuerzo incansable que su hija hizo por ella. «Incluso amanecía trabajando para reunir los recursos necesarios y cubrir los gastos del proceso judicial», destacó.
Conmovida, Nicaury dedicó unas palabras de agradecimiento a su hija: «Te amo hasta el infinito. Eres mi orgullo, mi hija hermosa, y siempre lo serás».
Nicaury Elizabeth tiene tres hijos: una de 21 años, otra de 14 y uno de 9, a quien encontró ingresado en el Hospital Ney Arias Lora debido a un ganglio que creció más de lo normal.
«No tengo cómo pagarle el riesgo que tomó por mi. Yo nada más vivía orando por ella y mi hija lo logró, me ayudó bastante «