Las apuestas deportivas marcadas por los escándalos
En los seis años transcurridos desde que la Corte Suprema allanó el camino para que se permitieran las apuestas deportivas en los distintos estados del país, cada año sucesivo ha establecido un récord en la cantidad de dinero jugado legalmente.
Se espera otro nuevo récord, cercano a los 130.000 millones de dólares, para finales de 2024. Esto coincide con lo que ha sido un año sacudido por escándalos resonantes.
La mala publicidad incluyó la suspensión de por vida impuesta a Jontay Porter, exjugador de los Raptors de Toronto, después de que una investigación de la NBA descubrió que divulgó información confidencial a apostadores y fingió dolencias en los partidos para manipular apuestas relacionadas con su propio rendimiento.
También estuvo el caso de Ippei Mizuhara, el exintérprete de Shohei Ohtani que se declaró culpable de fraude bancario y fiscal en un caso en el que los fiscales dijeron que robó casi 17 millones de dólares al astro japonés del béisbol para pagar deudas de apuestas ilegales.
Ohtani fue exonerado de cualquier delito, pero su proximidad a tales fechorías atrajo atención negativa sobre el pelotero más prominente de la actualidad.
«Cuando tienes a gente que apuesta en los deportes, tienes a gente que trata de corromper los deportes, van de la mano», dijo John Holden, profesor asociado en la Universidad de Indiana que realiza investigaciones sobre políticas de apuestas y atletismo universitario. «Entonces, estas eran cosas que iban a suceder. Creo que se están abriendo los ojos de las personas al hecho de que la legalización de las apuestas deportivas en Estados Unidos no iba a ser la excepción a los problemas que vienen con las apuestas deportivas en cualquier otro lugar del mundo».
Porter tenía un contrato de dos vías en el momento de sus actos indebidos, lo que significaba que podía ir y venir entre los Raptors y su filial de la G League. Su salario era de 410.000 dólares, y un contrato estándar de la NBA habría sido de más de 2 millones de dólares.
Al declararse culpable en junio de cargos federales de complot Porter reconoció haber actuado mal. Dijo que lo hizo «para salir de grandes deudas de juego».
«Ciertamente, las apuestas de proposiciones, dependiendo de cuán precisas sean, se prestan a más trampas que otros tipos de apuestas», dijo en mayo el comisionado de la NBA, Adam Silver.
A la luz de la suspensión vitalicia de Porter, BetMGM Sportsbook informó en octubre que no aceptaría las llamadas apuestas de proposiciones de la NBA sobre jugadores con contratos de dos vías o de 10 días. Se unió a otros que tomaron esta medida, incluidos los gigantes de las casas de apuestas deportivas de Estados Unidos DraftKings y FanDuel, así como ESPN BET.
Sin embargo, Andrew Brandt, director ejecutivo del Centro Moorad de Derecho Deportivo de Villanova, dijo que es difícil saber qué tipo de impacto duradero tendrán estos escándalos.
«Porter representó una suspensión ´fácil´ ya que era un jugador de bajo nivel que podía servir como un mensaje a otros jugadores», dijo Brandt. «La relación entre Ippei y Shohei parece ser menos sobre apuestas que sobre un problema de confianza. … Veremos».
Dificultades para nuevos estados
Los casos de Porter y Mizuhara podrían haber influido también en el escaso margen por el cual los votantes de Missouri aprobaron la legalización de las apuestas deportivas en noviembre. El 50,05% votó a favor de la medida sometida a consulta después de que la legislación se había estancado repetidamente en el Senado estatal.
DraftKings y FanDuel gastaron mucho en lo que resultó ser un récord de campaña para una consulta en Missouri, con 43 millones de dólares.
Matt Para, veterano de la industria, cree que esta situación, junto con una saturación de publicidad y beneficios fiscales más bajos de lo anticipado en los 38 estados que actualmente permiten las apuestas, ha contribuido a lo que es un «reinicio» moral en curso en torno a la actitud del público hacia la industria.
«Diría que el público se ha desencantado con las apuestas deportivas en general», dijo Para, un consultor que tiene más de 20 años de experiencia trabajando en juegos de azar en línea. «Creo que muchos están molestos porque no pueden ver eventos deportivos con sus hijos sin que aparezcan apuestas… Hay un límite, creo. Y hemos llegado a ese límite de lo que el público está dispuesto a aceptar».
El próximo año difícilmente deparará la entrada de estados adicionales en la locura de las apuestas deportivas. Ello incluye mercados potencialmente lucrativos como Texas y California.
En 2022, los votantes de California derrotaron dos propuestas rivales para legalizar las apuestas deportivas después de que los grupos de interés gastaron aproximadamente 450 millones de dólares en promover u oponerse a las medidas.
La Legislatura de Texas se reúne cada dos años y volverá a sesionar en 2025, pero hasta ahora no parece tener apetito por entrar en las apuestas deportivas. Aunque Texas ha sido un estado generalmente opuesto a todas las formas de juego, la barrera más grande actualmente es el vicegobernador republicano Dan Patrick, quien tiene una gran influencia sobre qué proyectos de ley se someten a votación.
Patrick no está convencido de que los beneficios fiscales, que anteriormente dijo que pagarían aproximadamente medio día del presupuesto anual de Texas, valgan la pena.
El dinero habla
Según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales, la mayoría de los estados gravan las apuestas deportivas con entre el 5% y el 20%. Pero los ingresos fiscales han variado enormemente porque sólo 15 estados recaudan al menos el 10% de cada dólar apostado.
Estudios realizados por la Sports Betting Alliance, un consorcio de cabildeo compuesto por casas de apuestas y equipos deportivos profesionales de Texas, así como una investigación realizada por un bufete de abogados independiente, han estimado que el estado podría generar hasta 250 millones de dólares en ingresos fiscales anuales por apuestas.
Pero Texas gasta 125.000 millones de dólares al año y actualmente tiene un superávit presupuestario.
Las estimaciones también dependerían de que Texas establezca impuestos al juego que estarían entre los más altos de la nación, así como de que las apuestas generen ingresos récord en juegos de azar en general.
California, junto con estados como Oklahoma, también tendría que trabajar en algún tipo de acuerdo de repartición de ingresos con las entidades tribales nativas americanas que actualmente tienen derechos legales sobre los juegos de azar.
En el caso de California, tal compromiso parece probable en algún momento debido a los ingresos adicionales en un estado que ya obtiene 9.000 millones de dólares de sus casinos. Pero la legalización casi con seguridad vendría a través de un referéndum estatal, que sólo podría ocurrir en un año par.
«Creo que de los estados restantes podría haber una sorpresa aquí o allá que aparezca un año u otro», dijo Holden. «Hay obstáculos en su lugar. Así que creo que esto es una de esas cosas donde no vamos a ver que cuatro estados se sumen en un año nuevamente».