Los rebeldes de Siria entran en la periferia de Damasco tras 10 días de ofensiva contra El Asad
El castillo de naipes del régimen sirio se desmorona a una velocidad que apenas dos semanas atrás habría sido considerada política ficción. Tras penetrar desde el norte y el este en la tercera ciudad del país, la estratégica Homs, insurgentes locales se han hecho con todo el suroeste en apenas 24 horas, hasta situarse a apenas 30 kilómetros de Damasco. También han tomado la ciudad de Daraa, particularmente simbólica por ser la cuna en 2011 de las protestas, en el marco de la Primavera Árabe, cuya represión por Bachar el Asad desencadenó la guerra civil que ha dado estos días un giro insólito. Es una muestra de que la revuelta no se limita ya al avance a velocidad de crucero desde el noroeste (Idlib) de las fuerzas rebeldes lideradas por la fundamentalista Hayat Tahrir al Sham, sino que prende en otras zonas, como el este, donde las milicias kurdo-árabes han comido terreno al régimen y tomado Deir al Zor.
En las redes sociales pueden verse imágenes de estatuas quemadas y tiroteadas, o carteles arrancados, de los El Asad, el padre e hijo que han dirigido consecutivamente Siria en el último medio siglo. Un vídeo grabado en uno de los suburbios de la capital muestra a un joven derribando un busto del padre del actual dirigente, Hafez el Asad, quien gobernó el país con mano de hierro entre 1971 y 2000. Ha sido en Yermana, un suburbio de mayoría drusa técnicamente en manos del régimen, a 10 kilómetros de Damasco.
La agencia oficial siria, SANA, ha desmentido este sábado las informaciones de que el mandatario hubiese huido, puntualizando que sigue en Damasco, trabajando. Mientras, sus defensas se vienen abajo, huyen o repliegan sin apenas presentar batalla, y sus aliados (Moscú, Teherán y la milicia libanesa Hezbolá) se ponen cada vez más de perfil, conscientes de la dificultad de revertir el avance rebelde, a diferencia de 2015, cuando la entrada de Moscú en escena salvó a El Asad. Hoy, el contexto de Oriente Próximo y el resultado de los combates es distinto, y los ministros de Exteriores de Irán y de Rusia, Abbas Araqchi y Serguéi Lavrov, respectivamente, han lanzado mensajes muy similares, al considerar “lo más importante” que el Gobierno y los “grupos legítimos de oposición” comiencen cuanto antes un diálogo político.
En otra prueba de la descomposición de las defensas del régimen, unos 2.000 soldados han cruzado la frontera a Irak para buscar refugio, según ha informado a la agencia Reuters el alcalde de la localidad fronteriza de Al Qaim, Turki al Mahlawi. Algunos están heridos y reciben atención médica.
Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos que tomará posesión en enero, ha dejado claro que su país no debe involucrarse de modo alguno en lo que está sucediendo en Siria, donde mantiene unas pocas tropas (menos de un millar) en defensa de sus aliados kurdos. “Siria es un desastre, pero no es nuestro amigo, y Estados Unidos no debe tener nada que ver con ello. Esta no es nuestra lucha. Dejemos que se desarrolle. ¡No nos involucremos!”, ha escrito en su red social, Truth. “Los combatientes de la oposición en Siria, en un movimiento sin precedentes, han tomado totalmente numerosas ciudades, en una ofensiva altamente coordinada, y ahora están en las afueras de Damasco, obviamente preparándose para hacer un movimiento muy grande hacia la eliminación de El Asad”, ha añadido.