El regreso de los libros de texto
Vuelta a la casilla de salida. Menos pantallas y más «pasar páginas a la izquierda», como decían los mayores.
Primero se colaron en la prensa las medidas que los ejecutivos de Silicon Valley imponían a sus hijos: cero pantallas para estudiar y muchas limitaciones al celular. Y si ellos, que lo habían inventado todo, hacían eso… es que preveían efectos que los demás desconocían.
Luego fueron los países del norte de Europa, esos que siempre lideran las pruebas PISA. Han decidido volver al papel y a la escritura a mano, visto que el rendimiento de sus estudiantes bajaba.
Ahora en España, un estudio encargado a un grupo de 50 expertos ha determinado que lo más sano es cero pantallas hasta los seis años y teléfono sin internet para los adolescentes. Declaran la existencia de la adicción a las pantallas, y al incluir el término, ya lo definen como un problema de salud pública.
Lo nuevo es mejor cuando es mejor, no porque es nuevo.
La concentración que obliga la lectura en papel y la escritura a mano, está demostrado, moldea el cerebro del niño de una manera más profunda. Aprender no es solo saber dónde buscar, como defienden los adictos a las «competencias» y a la tecnología. Aprender es lograr y retener conocimientos para hacer conexiones y razonar.
Y como volveremos a los libros más pronto que tarde, sería deseable que aquí, en el país, se terminen de desenredar los casos judiciales de las últimas licitaciones, se corrijan los errores que contienen los libros que redactó el Ministerio y se escuche de una vez por todas a los maestros sin el filtro de la ADP.
El 4% debería ser suficiente para que los niños aprendan a leer y además dispongan de buenos libros.