Rusia revela por error que 48.000 personas han dado muestras de ADN para buscar a sus familiares “desaparecidos en combate”
Un desliz en una comisión parlamentaria ha revelado que desde el inicio de la guerra contra Ucrania decenas de miles de familias rusas han ofrecido a las autoridades sus muestras genéticas con la esperanza de encontrar a sus familiares desaparecidos en combate. “Tomamos el ADN de los familiares gratis. El Ministerio del Interior lo recibe y también incluye en su base de datos a todos los familiares que nos contactaron. Como he dicho, son 48.000”, reconoció la viceministra de Defensa rusa, Anna Tsiviliova, durante una mesa redonda de la Comisión de Trabajo, Política Social y Asuntos de Veteranos celebrada el pasado 26 de noviembre en la Duma (Parlamento ruso). Este número “no corresponde a personas desaparecidas, sino a las solicitudes”, enfatizó la propia política, aunque traza una idea de la magnitud del coste de la guerra en Rusia. En otro intento por establecer una medida del coste en vidas, el portal de noticias independiente Mediazona y la corresponsalía rusa del canal británico BBC han identificado más de 80.000 militares rusos muertos. Para verificar estos decesos han consultado fuentes abiertas, como noticias publicadas en medios de comunicación y necrológicas.
El Ministerio de Defensa ruso no ofrece cifras oficiales sobre sus bajas desde hace casi dos años. En cualquier caso, ni estar desaparecido en combate significa que el soldado haya muerto ―puede haber sido capturado o estar ilocalizable en el caos de la guerra―, ni todos los muertos reciben el estatus de desaparecidos en combate, ya que sus cuerpos pueden haber sido identificados. No obstante, el canal de Telegram Astra, que cuenta con fuentes gubernamentales, aseguró que algunos familiares de los militares rusos se han quejado de que solo es posible donar ADN gratuitamente si el combatiente es declarado oficialmente como desaparecido.
Las declaraciones de Tsiviliova pasaron desapercibidas hasta este miércoles, cuando un lector de Astra compartió el vídeo de su intervención, que no aparece en la web del Parlamento ruso. De hecho, el jefe del Comité de Defensa de la Duma estatal (la Cámara baja), Andréi Kartapolov, reprendió a la viceministra nada más revelar la cifra. “Un momento, compañeros. Anna Evgenievna [Tsivileva] ha citado esos números, incluidos los desaparecidos. Les pido, por favor, que no aparezcan por ningún lado estas cifras. Esta es información clasificada, es bastante sensible”, advirtió el diputado.
En el mismo fragmento de la conversación también se aprecia la sorpresa de Tsiviliova al escuchar de boca de sus compañeros que en el frente combaten reclutas que hacen el servicio militar obligatorio ―la mili―, algo prohibido porque la ley solo permite recurrir a soldados profesionales en el caso de una guerra en el exterior. “¿Y ellos participan en acciones de combate?”, exclama la viceministra de Defensa al escuchar que la mesa propone dar el estatus de veteranos a los reclutas. “Sí, en Kursk”, le explica otro miembro de la comisión.
A diferencia del resto de frentes de Ucrania, donde el Kremlin libra lo que llama una “operación militar especial”, los combates en la región rusa de Kursk, tomada parcialmente por Kiev desde agosto, tienen un estatus legal diferente a ojos de las autoridades rusas. Según Moscú, en aquella provincia se libra una “operación antiterrorista”.
La revelación de Tsiviliova se produce una semana después de que la investigación de la BBC y Mediazona elevase a 80.973 su recuento de combatientes rusos fallecidos desde que comenzó la ofensiva sobre Ucrania. Según sus cifras, obtenidas a través de noticias y redes sociales, el peso de los presos muertos se ha diluido tras la integración de los mercenarios del grupo Wagner en el ejército, pero se ha disparado el número de voluntarios fallecidos. Ambos medios señalan que muchos de estos pierden la vida entre dos y cuatro semanas después de ser enviados al frente.
Vladímir Putin nombró viceministra a Tsiviliova el pasado mes de junio para hacerse cargo de “la organización del apoyo social y de vivienda para el personal militar”. Según el medio independiente Agentsvo, la alto cargo es hija de Yevgueni Putin, primo del presidente ruso. Además, Tsiviliova es dueña del gigante minero Kolmar, recibido de manos de su marido, el actual ministro de Energía, Serguéi Tsiviliov, después de que fuera nombrado gobernador de la región de Kemerovo.