Los contrastes del gobierno dominicano
El gobierno dominicano enfrenta un momento de contrastes. Por un lado, la percepción generalizada es que ha perdido la iniciativa en áreas clave de gestión, y esto ha generado una sensación de falta de dinamismo en la administración. Sin embargo, al observar los indicadores económicos y la vitalidad de nuestra democracia, el panorama es muy diferente.
Los cimientos del país son sólidos y su economía mantiene un desempeño ejemplar en la región. Los signos vitales de la economía dominicana son innegablemente positivos. La inflación está controlada dentro de los márgenes esperados, proyectamos un crecimiento económico del 5%, y el turismo -nuestro principal motor económico- alcanzará cifras récord este año. Además, el manejo eficiente de la política económica por parte del Banco Central ha sido clave para garantizar esta estabilidad, al igual que el sólido sistema bancario que sostiene la confianza de los agentes económicos. La tasa de cambio no es un problema.
Estos logros no deben subestimarse. En un contexto global marcado por crisis y tensiones económicas, la República Dominicana es un ejemplo de estabilidad política y crecimiento sostenido. Empero, no basta exhibir buenos indicadores: fundamental reconectar con la ciudadanía, demostrando que, más allá de los índices, hay una gestión proactiva y enfocada.
El desafío principal radica en que el gobierno “se espabile” y recupere la percepción de dinamismo. Necesita reforzar su presencia en temas clave, romper la imagen de haber perdido fuelle y retomar la iniciativa en la narrativa pública. La priorización de metas para este cuatrienio es un paso en la dirección correcta.
Con una administración que transmita energía y dirección, los logros económicos no solo serán cifras destacadas, sino también motivos de confianza y optimismo para todos los dominicanos.