La izquierda minoritaria europea se disgrega con un nuevo partido que integran Podemos y La Francia Insumisa
En una Europa cada vez más inclinada a la derecha y la ultraderecha, la izquierda ahonda en su división con la creación de un nuevo partido europeo, la Alianza Europea de Izquierdas por los Pueblos y el Planeta (ELA, en sus siglas en inglés), que surge como alternativa —o competencia— al Partido de la Izquierda Europea (PIE), donde militan IU, Syriza o los alemanes Die Linke. La nueva formación se ha presentado este martes formalmente en Bruselas mediante representantes de los siete partidos que integran el nuevo proyecto político, entre ellos Podemos, La Francia Insumisa y el Bloco de Esquerda portugués.
Tanto ELA como PIE, sin embargo, seguirán, al menos por el momento, votando juntos en el Parlamento Europeo, donde integran el grupo La Izquierda. Con un total de 46 eurodiputados, ocupan el sexto lugar en el total de siete familias políticas de la Eurocámara, tres de ellas fuerzas ultraconservadoras. Entre las más ultras, dos grupos, los Patriotas por Europa del húngaro Viktor Orbán y la francesa Marine Le Pen, y ECR (Conservadores y Reformistas Europeos), de la italiana Giorgia Meloni, tienen casi el doble de eurodiputados (84 y 78, respectivamente) que La Izquierda.
Aun así, los integrantes del nuevo partido defienden la necesidad de una nueva fuerza de izquierdas feminista y ecologista capaz, sobre todo, de atraer a más fuerzas a su ámbito y de coordinar campañas a nivel europeo.
“La ELA empieza ahora que hemos sido aceptados formalmente como partido político, pero es un proceso que arrancó en 2018 [con la plataforma Ahora el Pueblo] y no acaba aquí, esperamos tener más partidos y movimientos sociales en el futuro y darle a la izquierda un papel más activo en toda Europa”, ha explicado la eurodiputada Catarina Martins, del Bloco de Esquerda y copresidenta de la nueva formación. Este fin de semana participará en el foro de debate anual de Podemos. Su partido y el danés Enhedlisten eran hasta ahora parte del PIE, donde Podemos y La Francia Insumisa estaban como observadores. A ellos se han unido en este nuevo partido el polaco Razem, que no tiene representación en Bruselas, así como el finlandés Vasemmisto y el sueco Vänsterpartiet.
El nacimiento del partido cambia las mayorías internas en la Eurocámara a favor de la nueva formación (18 eurodiputados la apoyan, frente a 16 del PIE) y supondrá una pérdida de parte de financiación para el PIE. Aunque asegura que seguirá trabajando “en todos los temas posibles”, el partido tradicional de la izquierda europea ve la creación de la nueva formación como una maniobra “institucional”, más que algo reclamado desde las bases. “Es un partido burbuja de Bruselas, de la élite institucional, sin arraigo territorial, para generar una mayoría en el grupo parlamentario”, consideran fuentes del PIE, en el que militan una cuarentena de formaciones. En este sentido, advierten, un nuevo partido de izquierdas europeo solo crea más confusión justo en unos momentos en los que los votantes piden, aseguran, más cohesión, no nuevas divisiones.
“Tras las elecciones europeas ya dijimos que en este momento político no era lo mejor generar nuevos partidos, que es algo, por supuesto, respetable”, explican las fuentes. “Pero en momentos en donde crece la derecha y la extrema derecha en Europa, con las guerras de Ucrania y Oriente Próximo, lo que nos pide la gente es que trabajemos en conjunto. Y dar señales de diferenciación no es una buena señal, por muy legítimo que sea”.
Algo que niegan los fundadores del nuevo partido. “Nuestra intención es unir a la izquierda, no dividirla, queremos presentar una contra-narrativa fuerte a la extrema derecha en Europa para proponer una alternativa que traiga esperanza a la gente”, ha afirmado Manon Aubry, de La Francia Insumisa. “Ante una gran coalición de guerra y austeridad, es el momento de comprometerse políticamente y hacer crecer la fuerza del feminismo, los derechos humanos y la paz en toda Europa”, ha acotado Irene Montero (Podemos). La exeurodiputada sueca Malin Björk (Vänsterpartiet) ha asegurado, además, que el nuevo partido no tiene “ninguna intención” de formar un grupo que pueda debilitar aún más a unas fuerzas progresistas en un hemiciclo donde los conservadores del Partido Popular Europeo (PPE) han roto ya varias veces el cordón sanitario para sacar adelante iniciativas con la extrema derecha.