La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa, un recorrido por Gazcue

La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa, un recorrido por Gazcue

Entre descolonizaciones, dictaduras y democracias, la República Dominicana ha llegado a ser el país que es: la mayor economía del Caribe, pero con muchas tareas pendientes. 

En el año 2000, el escritor peruano Mario Vargas Llosa publicó un libro que retrata una de las épocas más sangrientas que ha tenido que vivir el país hasta llegar a su bonanza actual: la dictadura de Trujillo.

«La fiesta del Chivo», una obra que puso a la nación en el centro de la acción, se sumerge sin permiso en los últimos compases de la dictadura de Rafael L. Trujillo.

Radiografía de la cultura dominicana

Además, Vargas Llosa se preocupó por describir la cultura dominicana en el siglo pasado. Así pues, se convirtió en una obra de culto para cualquier dominicano.

En aquel entonces, en el país había condiciones que aún se mantienen, como el nombre de las calles, el apetito del dominicano por el ruido y la inmigración haitiana.

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Hotel Hispaniola. (FUENTE EXTERNA)

Otras, sin embargo, han cambiado. Un ejemplo de ello es el hotel Hispaniola, que en sus tiempos gloriosos fue un estandarte de la capital y el lugar de acogida para miles de personas, pero que ahora está abandonado, frente al mar Caribe, en una localización envidiable, cogiendo polvo salado.

El recorrido de la protagonista

En el inicio de la novela, Urania Cabral, la protagonista, sale del hotel Jaragua para dar un paseo por Gazcue* y sus alrededores. Diario Libre recorrió el mismo camino 28 años después.

Cuando sale del hotel, que aún sigue abierto y activo, son las 7 de la mañana. El sol ya ha salido, tanto en 1996 como en 2024. Eso, por suerte, no cambia. En el exterior, le asalta el ruido. Voces, motores, radios, merengue, salsa…

En eso, la República Dominicana sigue siendo pionera: el ruido. «Algo en los dominicanos se aferra a esa forma prerracional, mágica: ese apetito por el ruido«, escribe Vargas Llosa en la novela.

Nada más salir del hotel, Urania ve la acera quebrada, también algo común en el 2024: hoyos por todas partes, en cada calle. Desde la avenida John F. Kennedy hasta la más desconocida. 

También, cuando abandona el Jaragua, ve dos mujeres haitianas. La inmigración sigue siendo un tema de discusión. Tanto en la época de Trujillo como en la actualidad.

«El jefe se encontró un paisito barbarizado por las guerras de caudillos, sin ley ni orden, empobrecido, que estaba perdiendo su identidad, invadido por los hambrientos y feroces vecinos», relata Vargas Llosa.

Ahora, esos vecinos se encuentran en medio de un caos protagonizado por las pandillas, que llevan a cabo masacres en Haití. De hecho, eso es otro factor que no ha cambiado: la desgracia del pueblo haitiano, castigado por décadas a pasar hambre y lucha, a la espera de una ayuda internacional.

Urania, en la novela, empieza a caminar por la George Washington, una avenida que las únicas cosas que comparte con la actualidad es el nombre, las palmeras y el mar Caribe a un lado. Por lo demás, la vía ha sido remodelada. Se ve más cuidada y moderna.

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Infografía
Así lucía el Malecón en los años 90. (FUENTE EXTERNA)

Los carros que circulan son modelos actuales y van a más velocidad, pues el asfalto está en buen estado.

Mientras camina, Urania ve el Casino Güibia, donde existe una playa que aún se usaba. En nuestros tiempos, esta playa está sucia y ya no se ven personas bañándose. Los tiempos han cambiado y todos acuden a otros sitios.

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Infografía
El casino Güibia. (AGN / IMÁGENES DE NUESTRA HISTORIA)
El hotel abandonado

Urania sigue avanzando. Tras unos 40 minutos, llega al Hispaniola, un hotel mítico de Santo Domingo donde se hospedaban visitantes de todo el mundo. Sin embargo, ahora está abandonado. Este es, quizá, el cambio más triste que se puede notar del recorrido que hizo Urania en aquel 1996 en «La fiesta del Chivo». La infraestructura del Hispaniola va cogiendo polvo año tras año. Un polvo que adquiere ese sabor salado del mar debido a su envidiable localización: a pie de mar. El pasado junio, David Collado, ministro de Turismo, anunció que el Hispaniola sería adaptado para construir el primer Centro de Convenciones de Santo Domingo.Cuando esto se lleve a cabo, el recorrido de Urania Cabral narrado por Mario Vargas Llosa resultará un poco obsoleto, anticuado, con relación a una ciudad que está en constante mutación, pero que conserva la esencia del ruido, los hoyos en las calles y la inmigración.

*Aunque el sector Gazcue está registrado por Fundeu como Gascue, la arquitecta Diana Martínez, ejecutiva de la Dirección de Patrimonio Cultural y Centro Histórico del Ayuntamiento del Distrito Nacional, aclaró en un artículo de la periodista Emilia Pereyra para Diario Libre, que aunque el nombre original del representativo barrio capitalino es Gascue (con s) el sector ha adoptado la denominación Gazcue (con z), que figura en la documentación oficial.

Periodista español y escritor. Se graduó en la Universidad de Navarra.

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