Washington se vuelca en la conmemoración del aniversario de los atentados de Hamás contra Israel

El Gobierno de Estados Unidos se ha volcado este lunes en la conmemoración del primer aniversario de los ataques de Hamás en territorio israelí y el homenaje a las víctimas. El presidente Joe Biden, que sostiene que ningún otro presidente estadounidense ha hecho tanto por Israel, ha participado en una ceremonia fúnebre judía y ha dialogado por teléfono con su homólogo israelí, Isaac Herzog. Tanto él como su vicepresidenta y candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, han emitido sendos comunicados en los que reiteran su compromiso con el pueblo judío y el derecho de Israel a defenderse, cuando el país aliado intensifica sus ofensivas en Gaza y Líbano.

El aniversario se ha vivido con gran intensidad en el principal aliado militar, diplomático y económico de Israel. El año de guerra en Gaza ha dejado en EE UU profundas divisiones políticas, especialmente dentro del Partido Demócrata. 46 de los 1.200 muertos en los ataques del 7 de octubre eran estadounidenses, así como una docena de los 250 rehenes secuestrados aquel día. Desde el comienzo del conflicto, Biden ha declarado su apoyo inquebrantable al Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, algo que ha dejado profundas divisiones entre los demócratas y amenaza con restar votos de los grupos progresistas a ese partido en las elecciones presidenciales del mes próximo.

Además del comunicado, Harris tenía previsto participar en una ceremonia en su residencia oficial en Washington, en el Observatorio Naval, para plantar un árbol en recuerdo de las víctimas de aquel día. Su rival republicano, el expresidente Donald Trump, se reunía por su parte en Florida con líderes de la comunidad judía estadounidense.

“La vicepresidenta Harris y yo seguimos totalmente comprometidos con la seguridad del pueblo judío, la seguridad de Israel y su derecho a existir. Apoyamos el derecho de Israel a defenderse de los ataques de la milicia chií libanesa Hezbolá, de Hamás, de los rebeldes hutíes en Yemen y de Irán, el Estado que les patrocina a todos ellos”, declaraba Biden en su comunicado, en el que también insistía en reclamar un acuerdo de alto el fuego para Gaza.

A lo largo de los 12 meses del conflicto desencadenado a raíz de esos ataques, “demasiados civiles han sufrido, y decenas de miles de personas han muerto”, ha recordado el presidente estadounidense. Casi 42.000 palestinos han muerto en los bombardeos israelíes contra Gaza, según las cifras del Ministerio de Sanidad en la Franja. Biden ha matizado que ese coste humano “se ha agravado por el hecho de que los terroristas se ocultan y operan entre la gente inocente”.

El presidente estadounidense ha reiterado su voluntad de lograr un acuerdo de alto el fuego en Gaza que permita el intercambio de prisioneros por rehenes y abra el paso al fin de la guerra, una meta que no se ha conseguido pese a numerosas rondas de conversaciones desde diciembre. “Los israelíes y palestinos merecen vivir en seguridad, paz y dignidad”, insiste.

Acerca del conflicto en la frontera israelí-libanesa, Biden ha asegurado: “Seguimos creyendo que una solución diplomática en la región fronteriza es la única vía para restablecer una calma duradera y permitir el regreso sanos y salvos a sus hogares de los residentes en ambos lados [de la línea divisoria]”.

Ha sido un mensaje similar al que ha transmitido en su conversación telefónica con Herzog, al que ha reiterado que Estados Unidos “nunca cejará hasta conseguir el regreso de todos los rehenes” capturados el 7 de octubre del año pasado “en un día de brutalidad inenarrable”. Ambos líderes, según ha informado la Casa Blanca, “reafirmaron su compromiso con el logro de un acuerdo en Gaza que devuelva a los rehenes a sus hogares, dé seguridad a Israel, alivie el sufrimiento de los civiles palestinos y abra el camino para una paz duradera en la que Hamás nunca más pueda volver a controlar Gaza o reconstruir su capacidad militar”.

La llamada telefónica precedía a una breve ceremonia religiosa judía en el Salón Azul de la Casa Blanca de homenaje a las víctimas. El rabino Aaron Alexander —amigo de la familia de Hersh Goldberg-Polin, uno de los rehenes de nacionalidad estadounidense capturados el 7 de octubre y asesinado en agosto pasado— recitó la oración El Maleh Rachamim, una plegaria tradicional que se escucha sobre todo en funerales o en los aniversarios de un fallecimiento y que dedicó “a las almas de los benditos, hombres, mujeres y niños asesinados” aquel día.

Biden y su esposa, la primera dama Jill Biden, escucharon la oración en silencio, antes de encender una vela blanca en homenaje a los fallecidos. El presidente, católico practicante, se santiguó al terminar la ceremonia y marcharse, sin hacer declaraciones ni aceptar preguntas, en un reflejo de la solemnidad del instante.

En su comunicado, la vicepresidenta Harris, que se reunió este fin de semana en Míchigan con representantes de la comunidad árabe estadounidense, también ha expresado su respaldo a un alto el fuego. Al mismo tiempo, ha subrayado: “Haré cuanto esté en mi mano para garantizar que la amenaza que Hamás representa queda eliminada, que nunca más pueda volver a gobernar Gaza, que fracasa en su misión de aniquilar a Israel y que el pueblo de Gaza queda libre de la tenaza de Hamás… Siempre me aseguraré de que Israel cuenta con lo necesario para defenderse de Irán y los terroristas apoyados por Irán, como Hamás. Mi compromiso con la seguridad de Israel es inquebrantable”.

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