La educación no puede esperar

La educación no puede esperar

Reflexiones a partir de mi participación en el panel «La educación no puede esperar: condiciones habilitantes e inversión en educación para un futuro mejor en América Latina y el Caribe.»

Hace unos días tuve la oportunidad de participar en el panel «La educación no puede esperar: condiciones habilitantes e inversión para un futuro mejor en América Latina y el Caribe» en el marco de la Cumbre del Futuro, que se celebra durante la 79va Asamblea General de las Naciones Unidas. Este fue un evento convocado por el Gobierno de la República Dominicana, con el apoyo del Ministerio de Educación de Chile, UNICEF, UNESCO, CEPAL, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) y la Fundación Varkey.

En este panel pude validar nuevamente que la educación es un compromiso de todos. Los gobiernos requieren del apoyo y concurso de toda la sociedad para lograr los cambios trascendentes que son demandados en la actualidad. En este espacio, Agustín Porres, de la Fundación Varkey, reforzó el llamado a un pacto social y la colaboración de todos los sectores.

Se reconocieron las múltiples oportunidades que se crean a partir de un sólido, significativo y estable financiamiento, donde el profesor Jeffrey Sachs enfatizó la relevancia de incrementar recursos destacando la educación como elemento catalizador para el desarrollo social y económico de los países, con ejemplos específicos de países con mayor inversión en educación, mayor crecimiento y estabilidad económica, alertándonos a América Latina y el Caribe sobre el riesgo del estancamiento de países de ingresos medios.

Por su parte, Christina Williams, hizo un importante llamado que complementa los acuerdos sociales e inversión necesaria, es el llamado a «reaprender», lo relevante de enseñar en contextos actuales y reales, y dar respuestas de aprendizaje a personas que se encuentran en un mundo cambiante. Este es un llamado de renovación para los planteamientos educativos y de actualización constante de los mismos.

En mi intervención afirmé que para lograr una transformación hacia mayores niveles de calidad, inclusión y equidad en la educación es necesario contar con mejor financiamiento, siendo este un habilitador necesario, pero no suficiente, y mucho menos una garantía.

Para garantizar la educación de calidad, inclusiva y equitativa, existe una condición determinante para que el financiamiento se vuelva eficaz: Que las estructuras que gestionan nuestros sistemas educativos sean sólidas, enfocadas y consistentes en brindar bienes y servicios educativos de calidad, contribuyendo a que haya un retorno que se traduzca en mejoras significativas a la calidad de vida.

Para fortalecer este planteamiento, me gustaría abordar algunos postulados mínimos que todos conocemos, pero que dan orden y evidencian la relevancia de la estabilidad, foco, coherencia y consistencia en la gestión de nuestros sistemas educativos:

1) Los niños y las niñas con una buena base desde los primeros años de vida, en pensamiento crítico, razonamiento lógico, e inteligencia emocional tendrán la capacidad de gestionar el aprendizaje a lo largo de sus vidas, permitiéndoles decidir con autonomía, qué, cómo y cuándo aprender y de manera práctica ponerlo al servicio de cualquier contexto en el que se desenvuelvan.

2) Para desarrollar estas competencias, los niños y las niñas deben contar con los mejores docentes, comprometidos con su propia formación y mejora continua, con un manejo profundo de las mismas competencias antes mencionadas y con alta motivación, así como con condiciones de trabajo óptimas para el desempeño profesional del rol, dentro y fuera del aula.

3) Para lograr tener los mejores docentes, es esencial contar con los mejores directores de escuela; profesionales formados, con alto nivel de compromiso y comprensión de su rol para la garantía de los aprendizajes. Directores que gestionen de forma eficiente los recursos financieros, materiales y humanos de sus centros educativos, y no menos importante, que conecten y construyan relaciones productivas con los padres, madres y la comunidad educativa.

4) Para contar con los mejores perfiles docentes y directores es imperativo atraer a los mejores directivos y tomadores de decisiones a los ministerios e instituciones, y que estos estén consistentemente enfocados en implementar políticas públicas basadas en evidencias, orientadas a resultados y, con evaluación y ajuste continuo para su efectividad.

Invertir eficazmente en la dignificación y profesionalización de la carrera docente, en la evaluación del desempeño y la formación continua de los mismos, en desarrollar competencias de gestión eficiente y eficaz y de liderazgo en todos los directores de escuelas para que el resultado sean niños, niñas y jóvenes con las competencias necesarias para vivir en el siglo 21, dan relevancia a la necesidad de la estabilidad, continuidad y gestión coherente del Sistema Educativo como estrategia país.  Indudablemente se necesita visión de trascendencia y largo plazo.  La educación no puede esperar.

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