Una filtración sostiene que el Kremlin manipuló el informe oficial de la muerte de Navalni

Los informes de la muerte del disidente ruso Alexéi Navalni fueron recortados en la versión oficial, según ha revelado el medio independiente local The Insider. El periódico ha publicado dos copias del documento con el que el Comité de Investigación ruso rechazaba abrir una causa penal por el fallecimiento del opositor, y en la versión definitiva fueron suprimidos los síntomas por los que, según The Insider, podría haber sido envenenado.

Los dos informes están firmados por un alto cargo del Comité de Investigación, el responsable de justicia Alexánder Varapáyev. En la versión original, Navalni se encontraba el pasado 16 de febrero en un patio de la cárcel IK-3 de Jarp, a 1.900 kilómetros al noreste de Moscú, cuando “sintió un fuerte deterioro en su salud, del cual informó al empleado de turno de la institución”. Tras ser sacado del patio, “se acostó en el suelo y después comenzó a quejarse de un dolor agudo en el abdomen, comenzó a tener una erupción refleja del contenido de su estómago, aparecieron convulsiones y perdió el conocimiento, lo que fue inmediatamente informado a los trabajadores médicos”.

En la versión definitiva publicada también por The Insider —medio declarado organización indeseable por las autoridades rusas—, no figuraban el dolor abdominal, los vómitos ni los espasmos. Asimismo, otro de los “cientos” de documentos a los que asegura haber tenido acceso el periódico de investigación es un inventario de objetos incautados en el que aparecen “fragmentos sólidos y líquidos de vómito del condenado A. A. Navalni”. Sin embargo, nada de esto fue incluido en la versión oficial que atribuía a “causas naturales” la muerte del gran rival político de Vladímir Putin.

El Comité de Investigación ruso anunció a mediados de agosto que el fallecimiento de Navalni “no fue de carácter criminal, sino una combinación de enfermedad y arritmia”. La viuda del disidente rechazó la versión oficial. “Sé que esto no es cierto”, afirmó Yulia Naválnaya, madre de dos hijos con el disidente. La opositora publicó entonces en su blog otra versión que cuadra con los informes publicados por The Insider.

Naválnaya, tras recibir el informe oficial y contrastarlo con sus propias fuentes, declaró sobre el informe del Comité de Investigación: “Sabemos que la resolución de Varapáyev es mentira y ocultan lo que realmente sucedió ese día. Sabemos muy bien que cuando Alexéi enfermó, no lo llevaron a la unidad médica, sino a la celda de castigo. Que se moría allí solo y lo llevaron inconsciente a la unidad médica. Que en los últimos minutos antes de su muerte se quejó de dolores agudos en el estómago”. La viuda preguntó en su blog: “¿Por qué todo esto no figura en la resolución de la Comisión Investigadora? ¿Dónde están las imágenes de las cámaras que hay por todas partes de la colonia, incluidos los baños?”.

“Un envenenamiento”

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The Insider recoge en su artículo la opinión de un médico que reanimó a Navalni cuando fue envenenado en agosto de 2020 con una poderosa sustancia química, novichok. El opositor se salvó entonces por el rápido aterrizaje de emergencia del avión en el que viajaba. “Es difícil explicar estos síntomas —del informe— por otra causa que no sea un envenenamiento”, dice Alexánder Polupan al medio.

Navalni fue detenido en Moscú en enero de 2021, nada más regresar de su convalecencia en una clínica alemana, adonde había sido trasladado en coma con permiso de las autoridades rusas. El Gobierno ruso acusó al opositor de haber incumplido el régimen de libertad condicional de una condena anterior —considerada ilegal por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos— al haberse marchado al país centroeuropeo. Una vez en prisión, el Kremlin abrió varias causas penales contra el disidente y su organización, a la que incluyó en la lista de movimientos terroristas y extremistas. Tras trasladarle por varias prisiones, Navalni acabó en una prisión de régimen estricto en el círculo polar ártico, donde murió repentinamente alejado de los suyos.

Occidente había puesto sobre la mesa el posible intercambio de Navalni por espías rusos presos en el extranjero. Hace una semana, la revista oficial del servicio de inteligencia ruso en el exterior, Razvédchik, contradijo la versión de Vladímir Putin sobre las negociaciones por su gran rival político, el hombre que podría haber complicado en gran medida las elecciones presidenciales de marzo de este año.

La revista del espionaje ruso reveló en un editorial que Putin guio las conversaciones para el masivo canje de presos políticos y periodistas por agentes rusos que culminaron el pasado 2 de agosto, y estas incluían a Navalni originalmente. Sin embargo, el dirigente ruso había afirmado tras la muerte de su rival que se enteró de que Navalni estaba en la lista de canjeables días antes de su muerte.

Según Razvédchik, tanto el Servicio Federal de Seguridad (FSB) como el Servicio de Inteligencia Exterior de la Federación de Rusia “estuvieron en contacto con Occidente siguiendo las instrucciones del jefe de Estado”. “La lista inicial presentada a la parte rusa era diferente e incluía personalidades políticas odiosas que, por razones ajenas a nuestra voluntad, no vivieron hasta el día de hoy, razón por la cual el proceso de intercambio se retrasó mucho”, remarcaba la gaceta del espionaje ruso.

Putin, sin embargo, manifestó tras su proclamación como presidente que no sabía nada de las negociaciones. “Por cierto, unos días antes del fallecimiento de Navalni, algunos colegas que no eran miembros de la administración —presidencial— me dijeron que existía la idea de intercambiar al señor Navalni por algunas personas que están en prisión en los países occidentales. Puedes creerme, puedes no hacerlo, pero dije: ‘Estoy de acuerdo’. Sin embargo, lamentablemente, pasó lo que pasó”, dijo Putin en la primera vez que nombró a Navalni por su nombre en una intervención pública.

La versión del dirigente ruso había sido refutada antes por el equipo de Navalni. Según la Fundación Anticorrupción, las negociaciones comenzaron en 2023 y ya en septiembre de aquel año estaba en la lista el disidente ruso. Ahora, el editorial de Razvédchik y los documentos de The Insider refuerzan sus tesis de que el Kremlin nunca quiso la liberación de su gran adversario político.

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