Israel extiende sus bombardeos a los hutíes de Yemen tras descabezar a Hezbolá

Gaza, Líbano y de vuelta a Yemen. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dejó claro este sábado ―tras el asesinato del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, y casi toda la cúpula― que “no hay lugar en Irán u Oriente Próximo al que no llegue el largo brazo de Israel”. Un día más tarde, su ejército ha anunciado “una operación aérea a gran escala” a unos 1.800 kilómetros de la frontera israelí contra los hutíes, el grupo rebelde aliado de Irán y de la milicia palestina Hamás que controla la capital y el noroeste de Yemen, las zonas más pobladas. Al menos cuatro personas han muerto y 29 han resultado heridas, según el primer balance del Ministerio de Sanidad del régimen Huthi. Es el segundo ataque israelí a Yemen. El primero fue en julio. La milicia había intentado el viernes derribar el avión en el que Netanyahu regresaba a Tel Aviv desde Nueva York, tras participar en la Asamblea General de la ONU y aprobar el asesinato de Nasralá. El misil, que hizo saltar las alertas en varios puntos del país, fue interceptado por los sistemas de defensa antiaérea.

Decenas de aviones de combate, con el apoyo de aparatos de reabastecimiento y de espionaje, han atacado las regiones de Ras Isa y Hodeida, en la costa occidental del país, han informado las Fuerzas Armadas en un comunicado. Los residentes aseguran que los bombardeos han causado cortes de energía en la mayor parte de Hodeida, ciudad portuaria en manos de los hutíes.

Los cazas han alcanzado centrales eléctricas y un puerto marítimo. Eran objetivo porque “el régimen Huthi introduce en la región armamento iraní y suministros para las necesidades militares y, por tanto, también petróleo”, a través “de las infraestructuras y puertos atacados”, según el ejército. El portavoz militar israelí, Daniel Hagari, ya advirtió el viernes a Líbano en un sentido similar, cuando amenazó con bombardear el aeropuerto. Un avión de cargamento iraní ha cancelado su llegada y tampoco se atreven a aterrizar los vuelos desde Siria.

Columna de humo tras los bombardeos israelíes sobre el puerto yemení de Hodeida, este domingo.Stringer (REUTERS)

En una nueva muestra de solidaridad con el eje chií de resistencia frente a Israel, el presidente del Consejo Político Supremo instaurado por los hutíes en Yemen, Mahdi al Mashat, anunció este sábado tres días de luto por “el martirio” de Hasan Nasralá, líder de la milicia libanesa Hezbolá, asesinado por la aviación israelí en un bombardeo masivo ejecutado este viernes contra el distrito beirutí de Dahiye. Son tantos como los que empiezan este lunes en Líbano.

La milicia Huthi —o Ansar Allá (Partidarios de Dios), su nombre real— es un movimiento chií que controla el 30% del territorio de Yemen, donde ha impuesto un régimen fundamentalista y represor, acusado de graves violaciones de derechos humanos. El 31 de octubre de 2023, la milicia anunció la apertura de un “tercer frente” contra Israel, además del de Gaza y el de Hezbolá. Cada vez se han ido implicando más en el conflicto, sobre todo a través del ataque diario a buques mercantes en el mar Rojo, que llevó el pasado enero a Estados Unidos y el Reino Unido a bombardear posiciones de la milicia y establecer una misión militar en la zona. Israel los acusa de actuar “bajo la dirección y financiación de Irán” y en colaboración con milicias iraquíes para atacarles, “socavar el orden regional y perturbar la libertad de navegación global”.

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El cadáver de Nasralá

El ejército israelí ha bombardeado Yemén pocas horas después de difundir los nombres de otros veinte mandos de Hezbolá muertos en el ataque que acabó con Nasralá, cuyo cadáver ha sido sacado este domingo de entre los escombros. El balance (la aviación soltó hasta 40 bombas, algunas de una tonelada y con capacidad de penetrar búnkeres) tardará en conocerse, dado el cráter y la destrucción de al menos seis edificios residenciales.

Entre los muertos estaba Abbas Nilforoushan, vicecomandante de la Guardia Revolucionaria, que asistía a la reunión de líderes en el subsuelo. El ministro iraní de Exteriores, Abbas Araghchi, ha dicho este domingo que la muerte de Nilforoushan “no quedará sin respuesta”, aunque Teherán no ha querido elevar el tono estos días, pese a los constantes golpes a su aliada Hezbolá, a la que proporciona dinero y armamento.

Israel ha seguido bombardeando Líbano durante la jornada, en el marco de su dura ofensiva, que ha liquidado a casi toda la cúpula de Hezbolá, matado a un millar de personas (entre ellos 14 médicos y sanitarios en los últimos dos días) y obligado a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares. Desde el viernes ataca a diario Dahiye, el feudo de Hezbolá a las afueras de Beirut, además del sur y del valle de la Becá, cada vez más vacíos. Los bombardeos han dejado desde la mañana 24 muertos en Ain Deleb, en el sur, y 21 en el este, según el Ministerio de Sanidad de Líbano. En la capital se oye sobrevolar a los drones israelíes y resuenan las explosiones que provocan en Dahiye los ataques aéreos.

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