Líbano, clave de un conflicto histórico entre israelíes y palestinos
Líbano es un país pequeño. Apenas 10.000 kilómetros cuadrados, algo menos que la provincia de Valencia, donde viven menos de seis millones de personas. Pequeño y frágil. Por su diversidad religiosa, que incluye a entre 15 y 20 comunidades diferentes ―la mayoría musulmanas y cristianas―, pero, sobre todo, por su geografía. El reparto colonial de lo que fue el Imperio Otomano dejó Líbano en manos de Francia, la metrópoli que espoleó el germen de la división entre esas comunidades al favorecer a los cristianos. Su vecindad con Israel, creado en 1948, selló su destino cuando Líbano acogió a la dirección de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) en 1970. Esa presencia no solo acabó por romper el endeble equilibrio del mosaico religioso libanés, sino que convirtió al país de forma definitiva en un objetivo militar de Israel. El ejército israelí ha ejecutado tres grandes invasiones del país: en 1978, 1982 y 2006. Estas son las claves de un enfrentamiento que amenaza ahora con degenerar en una nueva ocupación israelí de Líbano, donde este lunes al menos 558 personas murieron en ataques de Israel.
¿Cómo empezó el enfrentamiento entre Israel y Líbano?
En noviembre de 1943, Líbano consiguió la independencia del Mandato francés, fruto del reparto colonial de Oriente Próximo pactado entre París y Londres en los acuerdos secretos Sykes-Picot de 1916. Sin embargo, esa independencia no se hizo plena hasta 1946, cuando los últimos soldados franceses salieron del país. El nuevo Estado afrontó, solo dos años después, la creación junto a su frontera sur de Israel, que conllevó la huida o expulsión de unos 750.000 palestinos, la Nakba (catástrofe).
Más de 100.000 se hacinaron en campos de refugiados en Líbano. Ese país, Egipto, Siria, Irak y Jordania declararon la guerra a Israel, pero su implicación en ese primer conflicto bélico árabe-israelí no solo fue limitada, sino que, para entonces, la superioridad militar de Israel era ya innegable. Líbano disponía solo de unos 3.500 militares profesionales, de los que solo un millar participó en la contienda. La victoria de Israel en esa primera guerra con sus vecinos árabes, en 1949, afianzó la pérdida del 78% de la Palestina histórica para su población autóctona. También, el inicio de la convulsa historia del Líbano independiente.
La presencia de la OLP
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Los tres grupos religiosos principales en Líbano son los musulmanes chiíes (32%), los suníes (31%) y los cristianos, fundamentalmente maronitas, con otro tercio del censo. Con ellos coexisten los drusos (6%) y otras comunidades más pequeñas. Líbano adoptó desde su fundación un reparto confesional del poder, por lo que su Constitución reserva el cargo de presidente a un cristiano maronita, el de primer ministro a un musulmán suní y el de presidente del Parlamento a un chií. Este sistema se diseñó cuando los cristianos eran mayoría y, entre los musulmanes, despuntaban los suníes, una proporción revertida en la actualidad por la alta natalidad de los chiíes.
A partir de 1947, cuando más de 100.000 refugiados palestinos, la mayoría musulmanes, se asientan en Líbano, muchos cristianos temen su peso demográfico. Esos recelos cristalizaron cuando la dirección de la OLP se instala en Beirut entre 1970 y 1971, después de ser expulsada de Jordania. Desde entonces, los milicianos palestinos se enfrentaron con fuerzas cristianas maronitas, especialmente las Falanges Libanesas, un grupo inspirado en la Falange española. La guerra civil de Líbano, entre esas Falanges, integradas con otros cristianos en el Frente Libanés, y el Movimiento Nacional Libanés (musulmanes, palestinos y panarabistas, entre otras facciones) estalló en 1975. En este conflicto, que duró hasta 1990, Israel proporcionó ayuda en armamento y asesoramiento a los cristianos.
La Operación Litani
Israel ya había intervenido otras veces en Líbano. Con operaciones militares ocasionales para responder a atentados terroristas de diferentes facciones palestinas en su territorio o contra sus ciudadanos —como el secuestro de 11 atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972—; con bombardeos contra las bases de la OLP o como el que destruyó el campo de refugiado de Nabatieh, en 1974. En 1978, guerrilleros palestinos secuestraron un autobús al norte de Tel Aviv y mataron a 38 israelíes, entre ellos 13 niños. Ese atentado desencadenó la Operación Litani, en la que las tropas israelíes invadieron Líbano para crear una zona de seguridad en el sur del país. Esa ocupación militar israelí agravó la guerra civil en el país, aunque Israel se retiró ese mismo año de Líbano, después de que el Consejo de Seguridad se lo exigiera en la Resolución 425. Atrás dejó a sus aliados cristianos, que siguieron luchando contra la OLP con su apoyo.
La invasión de 1982
En junio de 1982, Israel invadió de nuevo Líbano para expulsar a la OLP, después de que su embajador en Londres sufriera un atentado. Sus tropas ocuparon la mitad del país y sitiaron con sus aliados cristianos de derechas barrios de Beirut como Dahiya. Los F-16 israelíes bombardearon la sede de la OLP y zonas de mayoría palestina y saquearon el centro de información de esa organización, que atesoraba mapas, fotografías y títulos de propiedad de las tierras de los palestinos antes de 1948. En septiembre de ese año, las Falanges Libanesas, con el apoyo o al menos la permisividad de las tropas israelíes, masacraron a entre 1.200 y 3.000 personas en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila. La invasión israelí provocó al menos 17.000 muertes y forzó un nuevo éxodo, a Túnez, de la OLP. Otra de sus consecuencias fue el nacimiento, con apoyo de Irán, de Hezbolá, un movimiento chií que recoge como uno de sus objetivos la lucha contra la ocupación israelí.
La guerra de 2006
La guerra civil de Líbano terminó en 1990, pero la ocupación israelí duró hasta 2000, cuando las tropas de ese país se retiraron del sur del Estado árabe. Esa decisión, atribuida por muchos libaneses a los atentados y acciones de guerrilla de Hezbolá, aumentó su crédito político. En 2006, las tropas israelíes regresaron a territorio libanés, después de que militantes del partido-milicia mataran a tres soldados y capturaran a otros dos en suelo israelí. La respuesta llegó en forma de bombardeos, que arrasaron pueblos y barrios de Beirut, fuego de artillería, una invasión terrestre del sur de Líbano y un bloqueo aéreo y naval. Unos 1.300 libaneses y 165 israelíes murieron, pero Hezbolá no fue aniquilado. Las tropas israelíes se retiraron de nuevo de Líbano, lo que fue interpretado por las bases de la organización como una nueva victoria. Hezbolá incumple desde entonces la resolución 1.701 de la ONU, que puso fin a ese conflicto, que le obliga a retirar del sur del río Litani a sus hombres y sus lanzaderas de cohetes. En esa zona está desplegada la misión de cascos azules de la ONU para Líbano, la UNIFIL, en la que España tiene un contingente de unos 650 militares.
Gaza y el riesgo de escalada
Convertida en el actor fundamental del enfrentamiento con Israel en Líbano, Hezbolá ha mantenido desde 2006 enfrentamientos recurrentes con Israel, fundamentalmente mediante el lanzamiento de cohetes. Israel ha respondido asesinando a líderes de la milicia y con bombardeos aéreos recurrentes contra Líbano. El 7 de octubre de 2023, el inicio de la guerra de Gaza que siguió a los atentados de Hamás —como Hezbolá, miembro del Eje de la Resistencia liderado por Irán— contra Israel, con 1.200 muertos, desató la apertura de un nuevo frente en la frontera septentrional de Israel. Hezbolá inició entonces una guerra de perfil bajo en solidaridad con Gaza con el lanzamiento constante de proyectiles. La explosión de 5.000 buscas y walkie-talkies la semana pasada y los bombardeos israelíes de este lunes amenazan con desencadenar ahora la extensión de la guerra a Líbano.
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