El líder de Hezbolá reta a Israel a invadir Líbano y promete castigar el ataque con buscas y ‘walkie-talkies’ explosivos

Era el discurso más esperado del líder de Hezbolá en casi un año de guerra. Hasan Nasralá no tenía previsto hablar hasta dentro de tres semanas, con motivo del primer aniversario de la guerra en Gaza y la apertura del “frente de apoyo” en Líbano, pero lo ha acabado haciendo este jueves, con tono grave y con el mundo pendiente de sus palabras, tras el mayor golpe al partido-milicia en sus cuatro décadas de historia: la doble detonación masiva a distancia de los alrededor de 5.000 buscas y walkie-talkies que había encargado hace meses. Tras la vulnerabilidad mostrada por el pirateo de sus métodos de comunicación, sobre cuya autoría (Israel) apenas hay dudas, Nasralá ha prometido una represalia que solo se sabrá “cuando se vea”.

“Permitidme cambiar de método: no hablaré del momento, ni del lugar de la respuesta. Por supuesto que llegará el castigo. ¿Cuándo, dónde, cómo? Lo sabrán cuando llegue el momento. No hablaremos de eso. Estamos en la parte más precisa, sensible y profunda del enfrentamiento”, dijo. Tan sensible es el momento que el discurso ha sido televisado desde un lugar sin especificar, como es habitual, pero sin el habitual evento con pantalla gigante que el partido-milicia libanés suele organizar en Dahiye, el feudo de Hezbolá al sur de Beirut.

La atención no se centraba solo en qué respuesta prometería Nasralá a los más de 30 muertos y miles de heridos que ha dejado el ataque atribuido al Mosad, los servicios secretos de Israel en el exterior, sino también en cómo respondería a los tambores de guerra abierta que su primer ministro, Benjamín Netanyahu, golpea con una intensidad sin precedentes en los últimos días. Mientras hablaba, de hecho, aviones de combate israelíes han hecho temblar los cristales en Beirut, al romper la barrera del sonido sobre su cielo. Se ha convertido en una rutina casi diaria en el sur del país, para amedrentar a la población, y no es el primer discurso de Nasralá en que lo hacen. Minutos antes de la intervención, además, el ejército israelí ha anunciado ataques sobre objetivos de Hezbolá.

Reto a Netanyahu

Nasralá ha retado a Netanyahu y al ministro de Defensa, Yoav Gallant (a los que ha mencionado con frecuencia) a invadir el sur de Líbano, como hizo Israel entre 1982 y 2000, pariendo como respuesta a Hezbolá para acabar retirándose en medio de manifestaciones multitudinarias en Tel Aviv por la muerte diaria de soldados en el frente. “Si para ellos es una amenaza, para nosotros es una oportunidad. Algunos de los heridos ayer están más determinados a combatir”, ha advertido, antes de reiterar un mensaje: una nueva invasión no logrará su objetivo expreso, que es devolver a sus hogares a los más de 60.000 evacuados del norte de Israel.

“No podréis devolver a los colonos del norte de Palestina [los israelíes evacuados del norte del país] a sus asentamientos. Podéis hacer lo que queráis. La única forma de que vuelvan es detener la ofensiva en Gaza y, por supuesto, en Cisjordania. Ningún asesinato o ataque podrá. Al revés. Lo que llegará reducirá las posibilidades de que vuelvan. Ese es nuestro compromiso”, ha declarado.

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Nasralá ha admitido, hasta en dos ocasiones, que el doble ataque tecnológico ha supuesto un “gran golpe” que será investigado. Y que muestra las “capacidad tecnológica del enemigo”, gracias al apoyo que recibe de Occidente. Pero ha insistido en que no ha “hecho tambalearse” a la organización.

El dirigente ha acusado a Israel de haber intentado asesinar al menos a 5.000 personas con un ataque en la sombra que “vulnera todas las reglas de enfrentamiento” y “se puede considerar una declaración de guerra”. “Ayer, Netanyahu y Gallant estaban contentos. Fue un reto. […] Pero el castigo será grande, de formas esperadas e inesperadas. […] Quiero tranquilizar a los que preguntan: estamos muy preparados. Lo que ha pasado no va a afectar nuestro poder y preparación. Solo va a aumentar nuestra determinación”, ha asegurado.

Objetivos fracasados

Israel tenía, ha argumentado, dos objetivos con su ataque y ha fracasado en ambos. Uno era “desvincular” el frente libanés del gazatí. Es decir, que Hezbolá cese los ataques que comenzó 24 horas después del 7 de octubre de 2023, el día del ataque de Hamás y los primeros bombardeos israelíes sobre Gaza. “No sucederá. Sean los que sean los sacrificios o lo que pase después, la resistencia en Líbano no dejará de apoyar al pueblo de Gaza. Hezbolá no dejará al pueblo de Gaza a su suerte”, ha sentenciado.

El otro era conseguir que lo que ha definido como “el entorno” del partido-milicia se rebelase, pidiéndole ahorrarles más sangre o una guerra abierta ante un enemigo tan superior y capaz. “También han fracasado”, respondió retóricamente en un discurso plagado de llamamientos a la unidad nacional por encima de las divisiones religiosas. La idea clave es que el ataque de los buscas y los walkie-talkies no ha sido solo contra Hezbolá, sino contra Líbano como país. Ha recordado de hecho la muerte de civiles que estaban cerca delos aparatos y agradecido las donaciones de sangre y órganos que han hecho tanto chiíes como suníes, cristianos y drusos.

El discurso llega un día después de que Gallant anunciase el inminente despliegue de más tropas en la frontera de Israel con Líbano. “El centro de gravedad se está moviendo hacia el norte. Estamos desviando fuerzas, recursos y energía hacia el norte”, declaró. Gallant también aludió al inicio de una “nueva etapa de la guerra”. Este jueves el ejército tenía previsto llevar a cabo maniobras cerca de la ciudad mediterránea de Haifa, la tercera del país y a unos 30 kilómetros del territorio libanés.

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