Ocho muertos y 2.800 heridos, entre ellos miembros de Hezbolá, por la explosión simultánea de sus buscas en Líbano
Ocho personas han muerto y otras 2.800, entre ellas un número indeterminado de miembros de Hezbolá, han resultado heridas al explotar de forma simultánea este martes los buscas que usaban para comunicarse, en una aparente operación sin precedentes del Mosad, los famosos servicios secretos israelíes en el exterior. Tras una primera reacción sin señalar a Israel, la milicia Hezbolá lo ha acabado responsabilizando “plenamente” y ha prometido un “justo castigo en formas que espera y que no espera”. El ataque coordinado lleva a un punto aún más peligroso la guerra de desgaste que mantienen desde hace casi un año y que ya se venía recrudeciendo en las últimas semanas. Es también una de las mayores brechas de seguridad de Hezbolá desde su nacimiento en los años ochenta, precisamente durante la ocupación del sur de Líbano, a la que Israel puso fin en 2000.
Desde primera hora de la tarde, las redes sociales y grupos de mensajería han comenzado a llenarse de imágenes captando la explosión, o de personas ensangrentadas por los suelos en distintos puntos de Líbano, entre ellos feudos de Hezbolá como Dahiye, a las afueras de Beirut, o el sur del país. Las explosiones comenzaron cerca de las 16.00 hora local (15.00, en la España peninsular) y duraron en torno a una hora. Se desconoce cómo se produjeron.
El Ministerio de Sanidad del país ha dado cuenta de al menos ocho muertos y 200 heridos muy graves. Dos de los fallecidos eran miembros de Hezbolá y otro, una niña de 10 años, ha precisado la milicia. Algunos hospitales se han colapsado por el traslado de tantos heridos en tan poco tiempo. Uno de ellos, aunque de levedad, es el embajador de Irán en el país, Mojtaba Amani, según la agencia Mehr. También integrantes de Hezbolá en Siria. Su líder, Hassan Nasralá, no ha resultado afectado, según el grupo.
La milicia chií solo ha acusado a Israel horas después del ataque, tras una “investigación en profundidad, tanto sobre el plano de seguridad como técnico” por parte de sus “servicios especializados”. En pleno recrudecimiento del conflicto que mantienen y que no deja de subir de temperatura, todo apunta a una operación del Mosad, que suele apostar por acciones —asesinatos, secuestros, sabotajes, envenenamientos…— no solo efectivas, sino también efectistas, cuyo objetivo es el daño, pero también la desmoralización, exhibiendo los medios técnicos y la capacidad de penetrar las defensas y comunicaciones del enemigo.
La explosión casi simultánea de cientos de artefactos carece de precedentes conocidos y es, por lo menos, la mayor brecha de seguridad sufrida por el grupo en la guerra de desgaste que mantiene con Israel desde el 8 de octubre de 2023. Era un modelo moderno de buscas adquirido por Hezbolá en los últimos meses, han precisado fuentes de seguridad a la agencia Reuters.
El Ministerio de Exteriores de Líbano ha descrito las explosiones simultáneas como una “escalada peligrosa y deliberada por parte de Israel”, justo precedida de amenazas de “expandir la guerra” en el país “a gran escala”. Este lunes, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció la inclusión de un cuarto objetivo bélico ―el regreso “con seguridad” a sus hogares de las decenas de miles de desplazados de la frontera con Líbano― y señaló que “seguirá actuando para implementar este objetivo”. Se suma a los tres enunciados al principio de la guerra y que se limitaban a Gaza: “Destruir a Hamás, traer de vuelta a todos nuestros rehenes, garantizar que Gaza ya no represente una amenaza para Israel”.
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El primer ministro Netanyahu; el responsable de Defensa, Yoav Gallant, y otros mandos de los diferentes organismos de seguridad se han desplazado a Kiria, la base del ejército en Tel Aviv donde se toman las decisiones más relevantes en tiempo de guerra y se concentran en previsión de una situación de riesgo, como la prometida respuesta de Hezbolá. Horas antes de las explosiones, las autoridades anunciaron haber frustrado un intento de atentado del grupo contra un ex alto mando de seguridad sin especificar.
Según el diario Israel Hayom, el máximo responsable del Mando Norte del Ejército israelí, Uri Gordin, aseguró en un reciente encuentro a puerta cerrada que el ejército atraviesa un momento estratégico que le permite invadir el sur de Líbano para crear una “zona tampón de seguridad”, con un doble objetivo: alejar de la frontera a las fuerzas de élite de Hezbolá para que los 60.000 israelíes evacuados del norte del país puedan regresar a sus hogares y negociar un acuerdo permanente desde una posición de fuerza. También Netanyahu señaló el jueves en un análisis de la información de inteligencia: “Estamos ante una guerra amplia de un nivel de intensidad u otro”.
Topaz Luk, uno de los asesores más cercanos a Netanyahu, ha sugerido el papel del Mosad en un tuit, justo antes de borrarlo. Era la respuesta a otra publicación, de un periodista del diario Haaretz, Jaim Levinson, burlándose de que el primer ministro israelí no tomaría decisiones sobre el conflicto en la frontera de Israel y Líbano para no estropear un viaje a Nueva York con su esposa, Sarah. “Bueno, eso no ha envejecido muy bien”, respondió Luk.