El segundo intento de asesinato de Donald Trump conmociona de nuevo la campaña

Nuevo giro de guion inesperado en la campaña presidencial de Estados Unidos con más sobresaltos de la historia reciente. Los politólogos se suelen referir a la “sorpresa de octubre” como un acontecimiento o revelación imprevista que surge cuando queda poco para las elecciones y puede cambiar el curso de la campaña. Este año, sin embargo, ha habido sorpresas de junio, julio, agosto y septiembre, muchas de ellas para la historia. La última, el tiroteo en el club de golf de Donald Trump en Florida de este domingo, que las autoridades investigan como intento de asesinato y que conmociona de nuevo una campaña electoral en la que las encuestas señalan un empate técnico entre el republicano y la candidata demócrata, Kamala Harris. Los republicanos, que mayoritariamente reaccionaron con un mensaje de unidad tras el primer intento de asesinato, ahora se han lanzado a responsabilizar a los demócratas.

La campaña vivió el 27 de junio el debate presidencial con mayor trascendencia de la historia política estadounidense. Puso de manifiesto que el presidente, Joe Biden, era demasiado mayor para optar a la reelección. Mientras el demócrata se resistía a tirar la toalla, llegó el atentado de Butler (Pensilvania), en el que un tirador disparó desde un tejado contra Trump cuando este daba un mitin. Una bala le hirió en la oreja, pero pudo haberle matado. Trump reaccionó con el puño en alto mientras un reguero de sangre caía por su cara. Esa imagen icónica aumentaba su ventaja en las encuestas.

La semana siguiente al atentado, la convención republicana ratificó como candidato a un Trump triunfal y endiosado por los suyos en Milwaukee (Wisconsin), mientras Biden se daba cuenta de que no estaba en condiciones de competir. Eso provocó otro giro histórico en la campaña. El presidente renunció a la reelección y cedió el testigo a Kamala Harris, que pronto concitó el respaldo de todo el partido. En agosto, la convención demócrata la coronó candidata presidencial, la primera nominada desde 1968 que no ha pasado por el sistema de las primarias.

El entusiasmo despertado por el relevo permitió a Harris ponerse por delante en las encuestas en voto popular, pero las elecciones dependerán de unas decenas o cientos de miles de votos en un puñado de Estados decisivos y ahí las espadas están en alto. El anterior hito de la campaña, el debate que enfrentó a ambos candidatos el martes de la semana pasada en Filadelfia, parece haber movido relativamente poco la aguja de la intención de voto, a pesar de que todas las encuestas serias dieron como ganadora indiscutible a la demócrata.

Mientras Trump rumiaba su frustración —se proclamó ganador del debate a la vez que echaba la culpa a los moderadores por haberlo perdido, incluyendo insinuaciones algo hilarantes de que le habían pasado antes a Harris las preguntas—, se dio un descanso en la campaña en Florida, donde reside habitualmente. Durante la mañana de este domingo había tuiteado en Truth, su red social, “ODIO A TAYLOR SWIFT” (en mayúsculas), que tras el debate anunció su apoyo a Harris. Luego se fue a practicar golf, su deporte favorito, en su club. Fue entonces cuando ocurrió el incidente.

Agentes del servicio secreto, encargados de la protección del expresidente, vieron a alguien sospechoso escondido entre los arbustos con un rifle mientras Trump jugaba al golf. Los policías abrieron fuego. El sospechoso, identificado luego por las autoridades como Ryan Wesley Routh, de 58 años, un hombre con antecedentes penales y obsesionado con Ucrania, se montó en su vehículo y salió huyendo, pero fue detenido en un control de carretera. Los agente encontraron un rifle semiautomático con mira telescópica entre los arbustos en torno al recinto.

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Aunque Trump agradeció el trabajo “absolutamente excepcional” de las autoridades, el nuevo intento de atentar contra Trump plantea dudas sobre el trabajo del servicio secreto. El atentado se previno y los fallos no han sido tan obvios como en Butler, pero que una persona con un rifle con mira telescópica haya podido estar cerca de Trump pone en cuestión la eficacia de la protección una vez más.

Consecuencias inciertas

Las consecuencias políticas de este segundo intento de asesinato son muy inciertas. El primer atentado favoreció al expresidente en las encuestas y los mercados de predicción, que esta vez apenas se han movido. Comparado con el tiroteo de Butler de julio, en el que una bala le hirió levemente en una oreja y el servicio secreto tuvo que evacuarle del escenario del mitin mientras la señal se retransmitía en directo, este segundo incidente ha carecido de ese dramatismo.

Trump salió del primer atentado percibido como un héroe. En esta ocasión no había imágenes del expresidente, que se encontraba jugando al golf. No está claro tampoco qué grado de peligro llegó a correr. Ser víctima de un intento de atentado suele aumentar la empatía y solidaridad de los ciudadanos hacia quien ha sido objetivo del ataque. Por otro lado, Trump ha abrazado y defendido algunos episodios de violencia política (como el asalto al Capitolio) y ha sido una figura divisiva y polarizante en la política estadounidense.

Este lunes, al salir de la Casa Blanca para acudir a un acto en Filadelfia, Biden ha pedido al Congreso que apruebe más recursos para la seguridad. “Una cosa que quiero dejar clara es que el Servicio [Secreto] necesita más ayuda. Y creo que el Congreso debería responder a su necesidad”, ha dicho, antes de añadir: “Gracias a Dios, el presidente está bien”, en referencia a Trump.

La vicepresidenta, Kamala Harris, condenó este domingo la violencia política y dijo estar “profundamente perturbada” por el intento de asesinato de su rival en las urnas en las elecciones del 5 de noviembre. “Mientras recopilamos los hechos, seré clara: condeno la violencia política. Todos debemos hacer nuestra parte para asegurar que este incidente no conduzca a más violencia”, destacó Harris en un comunicado. “Como dijo el presidente Biden, nuestra Administración se asegurará de que el Servicio Secreto disponga de todos los recursos, capacidades y medidas de protección necesarios para llevar a cabo su misión crítica”, añadió. Harris tuiteó que se alegraba de que Trump estuviese bien.

La respuesta republicana ha sido agresiva. “¡¡¡¡¡Estás tan llena de mierda. No te alegras de que esté a salvo, es tu retórica la que ha causado esto, OTRA VEZ!!!!!”, ha tuiteado Dan Scavino Jr., asesor destacado de la campaña de Trump. En el Partido Republicano se han escuchado muchas otras voces que responsabilizan a los demócratas del intento de atentado. “La izquierda radical ha seguido tachando a los republicanos y a los estadounidenses que simplemente quieren tener un país seguro y próspero de ‘amenazas a la democracia’. Esta retórica irresponsable está haciendo daño a la gente”, ha tuiteado Anna Paulina Luna, congresista por Florida.

“Esta retórica contra el presidente Trump, esta narrativa de que será el próximo dictador, que es el próximo Hitler que viene, tiene que parar. Ya es suficiente”, dijo el también representante por Florida Mike Waltz a Fox News este domingo. ”Y cuando tienes esta narrativa que viene de la izquierda, de los medios de comunicación, de los cargos electos, incluso, de que Trump tiene que ser detenido por cualquier medio necesario, no debería sorprender a nadie que estas personas se radicalicen y tomen medidas como esta”, añadió. Mientras, el hombre más rico del mundo, el magnate Elon Musk, aliado de Trump que difunde bulos sin cesar, se ha preguntado en su red social por qué nadie trata de asesinar a Biden o Harris. Luego ha borrado el mensaje.

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