Trump, tras su duelo con Harris: “Ha sido mi mejor debate de la historia”
No está claro si el debate entre el republicano Donald Trump y Kamala Harris tendrá una segunda parte, después de que la vicepresidenta pusiera a la defensiva a su rival durante la mayor parte de los más de cien minutos de duelo dialéctico entre ambos en Filadelfia. Pero sí tuvo una prórroga: el expresidente compareció por sorpresa en el centro de prensa para argumentar ante los periodistas que habían cubierto el evento que el vencedor había sido, por supuesto, sin duda alguna, absolutamente, él y nada más que él.
“Creo que he tenido el mejor debate en el que he participado nunca”, aseguraba el expresidente estadounidense ante una maraña de periodistas, a los que la llegada del candidato había encontrado desprevenidos y que trataban de acercarse pese a la hilera de agentes del servicio secreto que le protegían. “Las encuestas dicen que ganamos por un 90%, por un 82%… Me he sentido muy bien en el debate, he disfrutado haciéndolo”, mientras el lenguaje no verbal le traicionaba un poco.
Su comparecencia era insólita. A lo largo de la historia de los debates presidenciales en Estados Unidos, los candidatos terminan su intervención y dan por concluida su noche, para descansar o repasar con sus asesores y seres cercanos lo ocurrido durante el programa. Si acaso, se prestan a acudir a un encuentro para ser aclamados por sus fieles. La tarea de aportar valoraciones, siempre por supuesto interesadas, queda en manos de otras celebridades políticas de su partido, previamente designadas.
Son estos políticos quienes acuden a un área asignada especialmente para ello en la sala de prensa, la llamada spin room (algo así como la “sala del cabildeo”). Identificados por carteles de sus campañas que llevan su nombre y anuncian su presencia a los periodistas que deseen hacerles preguntas, pase lo que haya pasado en el estudio de televisión siempre responden que su candidato es, sin duda alguna, absolutamente, quien ha ganado el duelo y que el rival se ha mostrado desastroso. En la lista oficial figuraban como portavoces demócratas figuras como el gobernador de California, Gavin Newsom, o la congresista y veterana de guerra Tammy Duckworth. Del lado republicano, el candidato a la vicepresidencia, J.D. Vance, había sido la gran estrella hasta la aparición de su cabeza de fórmula.
Sin su contrincante demócrata delante, Trump continuó con los mismos argumentos que había esgrimido durante el debate. ¿Las acusaciones de que en Ohio los inmigrantes haitianos se comen las mascotas de los vecinos? “Es verdad”, sostenía, pese a que tanto en el programa televisado como entre los periodistas se le hacía notar que las autoridades locales han desmentido ese rumor que él y su campaña han contribuido a difundir.
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Que Trump compareciera, apenas minutos después de concluido el debate, resultaba sintomático. Desde que Harris sustituyera al presidente Joe Biden como candidata demócrata a la Casa Blanca, el magnate ha tratado una y otra vez de contraprogramarla en los momentos en los que ella recibía una mayor o más favorable cobertura en los medios, con ruedas de prensa convocadas en el último momento o declaraciones repentinas en redes sociales.
Y esta vez, las opiniones que consideraban que Harris tuvo contra las cuerdas a su rival y fue la ganadora del debate eran casi unánimes. Incluso en la cadena de televisión Fox News, la favorita del expresidente, uno de sus periodistas estrella, Bret Hume, declaraba: “No se equivoquen… Trump ha tenido una mala noche”. En la cadena MSNBC, de tendencia progresista, la presentadora Rachel Maddow apuntaba que ella y sus colegas estaban debatiendo si Harris podría haber protagonizado “la mejor actuación en un debate presidencial televisado de la historia”.
Un sondeo relámpago en la cadena de televisión CNN daba a la vicepresidenta como la ganadora de la noche. El 63% de los consultados consideraba que ella estuvo mejor, por un 37% que consideraron que Trump fue quien dominó.
Para el expresidente, las opiniones del mundo externo daban igual. “Ella perdió esta noche, estuvo fatal”, aseguraba. “Estuvo terrible. Intentó distanciarse de Biden y no lo consiguió… Creo que estuvo muy débil en política exterior, estuvo muy débil sobre la frontera”. E insistía: “Creo que he tenido mi mejor debate”.
Si alguien podía opinar que no había tenido su mejor noche, daba igual. ¿La culpa? De los árbitros, por supuesto. Los moderadores, David Muir y Linsey Davis, “fueron muy injustos. Básicamente, hubo un tres contra uno. Creo que fueron muy injustos, todo el mundo lo pensó”.
Desde el relevo al frente de la fórmula demócrata a mediados de julio, Trump había expresado dudas sobre su participación en el debate de esta noche, acordado en mayo con la campaña de Biden. En agosto, y antes de confirmar finalmente su asistencia, había llegado a anunciar que no participaría, tras acusar a la cadena que lo organizaba, ABC News, de parcialidad: el magnate mantiene una demanda contra uno de sus presentadores, George Stephanopoulos, por supuesta difamación. “Ya había asumido que los moderadores serían malos, porque ahora mismo son la peor cadena de televisión, en mi opinión”, declaraba el expresidente, antes de irse, tan súbitamente como había llegado.
En el resto de la spin room, los representantes demócratas no escondían su júbilo. “Kamala Harris demostró por qué debe ser la próxima presidenta. Donald Trump demostró por qué él no lo debe ser”, argumentaba el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper. “Quiere ser presidenta de todos los estadounidenses, no pasarse todo el tiempo denigrando nuestro país y diciendo que somos una nación fallida”.
“Si suficientes votantes indecisos han visto este debate, bien podría tener un impacto en las encuestas”, agregaba el gobernador.
De manera similar se expresaba el gobernador del Estado que ha acogido el debate, Pensilvania. Josh Shapiro, considerado un futuro aspirante a la presidencia, sostenía que Harris “tiene ahora el viento a favor, y esta noche dio un gran paso adelante”.
Lejos de allí, el hombre que se hubiera enfrentado a Trump esta noche de no haber tenido una actuación catastrófica en su propio debate contra el republicano en junio, también declaraba a su vicepresidenta la ganadora del duelo televisado: “Estados Unidos pudo ver esta noche a la líder con la que he estado orgulloso de trabajar durante tres años y medio. No ha estado ni reñido. La vicepresidenta Harris demostró que es la mejor opción para llevar adelante nuestro país. No vamos a volver atrás”.