El juez mantiene en prisión provisional al acusado del tiroteo de Georgia y a su padre
Colt Gray, de 14 años, y Colin Gray, de 54, han aparecido este viernes ante un tribunal del condado de Barrow, en Georgia, para escuchar los cargos de que se les acusa por el tiroteo en el instituto Apalachee de Winder que dejó cuatro muertos y nueve heridos que fueron trasladados a un hospital. Ambos hacen frente a acusaciones que pueden mantenerles el resto de sus vidas en prisión. En las dos vistas de este viernes, padre e hijo han estado asistidos por abogados de oficio que no han pedido que queden en libertad bajo fianza. El juez los mantiene en prisión provisional y ha fijado una nueva vista para el 4 de diciembre.
El adolescente está acusado como autor material de los hechos. Aunque se trata de un menor, será juzgado como un adulto, con la salvedad de que no puede ser condenado a pena de muerte, como se ha encargado de aclarar el juez tras un error inicial. Gray se entregó a la policía después del tiroteo, cuando los agentes llegaron al colegio, y reconoció en un interrogatorio policial haber sido el autor de los hechos. Colin Gray, su padre, fue detenido el jueves acusado de haber permitido conscientemente a su hijo el acceso al rifle semiautomático con el que abrió fuego este miércoles en el instituto.
Las víctimas mortales del tiroteo fueron Christian Angulo, estudiante latino de 14 años, descendiente de inmigrantes mexicanos; Mason Schermerhorn, alumno afroamericano de la misma edad, y los profesores de matemáticas Christina Irimie, de 53 años, y Richard Aspinwall, de 39. Otras nueve personas resultaron heridas. Las alarmas y los cierres automáticos de las aulas pueden haber servido para evitar una tragedia mayor.
El estudiante acusado ha asistido al tribunal vestido con una camiseta verde oscura y unos pantalones color caqui. Iba esposado y con grilletes en los tobillos. Su nutrida melena rubia apenas dejaba ver su cara. En la sala estaban presentes algunos familiares de las víctimas sentados en primera fila. El juez le ha leído sus derechos y los cargos que pesan sobre él. Sigue sin conocerse el motivo del crimen. Los padres de Colt se separaron y el adolescente vivía con su padre, aficionado a la caza. El hijo disparaba armas con frecuencia y cazaba con su padre, que le fotografió en una ocasión con la sangre de un ciervo en las mejillas.
Una investigación de la Oficina Federal de Investigación (FBI) ―que siguió el rastro de amenazas vertidas en la red social Discord (popular entre los jugadores de videojuegos) sobre cometer un tiroteo escolar, acompañadas de fotografías de armas― condujo a la casa de Colt Gray el año pasado. Tras interrogarle a él y a su padre, la policía no encontró motivos para detenerlo. El chico negó ser el autor de las amenazas y las pruebas contra él no eran concluyentes.
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Colin Gray ha acudido a la vista con uniforme de presidiario, con rayas grises y blancas. Sobre él pesan cuatro cargos de homicidio involuntario, dos cargos de homicidio en segundo grado y ocho cargos de crueldad con menores. Según el Código Penal de Georgia, una persona comete el delito de homicidio en segundo grado cuando, al cometer actos de crueldad con menores en segundo grado (sin intención), causa la muerte de otro ser humano, independientemente de la intención. Homicidio involuntario significa que alguien causa involuntariamente la muerte de otra persona.
El juez ha leído las acusaciones contra él y le ha explicado las penas que conllevan. Puede ser condenado a estar de por vida en prisión, aunque es menos probable que en su caso la sentencia llegue a ese extremo.
Las autoridades estadounidenses han decidido perseguir a los padres de los menores que cometan tiroteos con las armas que dejan a su alcance, como demostraron con las pioneras sentencias contra los padres de un chico de Míchigan. Jennifer y James Crumbley, padres de Ethan Crumbley, fueron sentenciados a cumplir al menos 10 años de prisión por no asegurar un arma de fuego en casa y actuar con indiferencia ante los signos de deterioro de la salud mental de su hijo antes de que matara a cuatro estudiantes en 2021.
El del instituto de Georgia es el 30º asesinato masivo en Estados Unidos en lo que va de año, según una base de datos mantenida por Associated Press y USA Today en colaboración con la Universidad Northeastern. Al menos 127 personas han muerto en esos asesinatos, que se definen como sucesos en los que mueren cuatro o más personas en un periodo de 24 horas, sin incluir al asesino, la misma definición que utiliza el FBI.
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