El caso contra Trump de Washington vuelve a la casilla de salida con la disputa sobre la inmunidad

Donald Trump está inmerso en la campaña electoral para las presidenciales del próximo 5 de noviembre, pero la maquinaria judicial se sigue moviendo —lentamente— en los casos penales contra el expresidente. Mientras el candidato se preparaba para dar un discurso sobre sus medidas económicas en Nueva York, en el edificio de los juzgados federales de Washington su abogado, John Lauro, presentó en su nombre un alegato de inocencia ante la nueva imputación del presidente por intentar alterar el resultado de las elecciones de 2020, que perdió contra Joe Biden. El caso ha vuelto prácticamente a la casilla de salida y no hay una fecha de juicio en el horizonte, pues vuelve a haber una disputa sobre cómo aplicar la sentencia del Tribunal Supremo sobre la inmunidad presidencial.

La jueza Tanya Chutkan hizo gala una vez más este jueves de su sentido del humor —que acompaña de firmeza y autoridad en sus decisiones— en el que suele encontrar cierta complicidad con el abogado de Trump. Ha empezado recordando que el caso lleva muchos meses en suspenso mientras se tramitaban diversos recursos. “Buenos días, ha pasado casi un año”, empezó saludando. La vida casi no tenía sentido sin verla”, bromeó Lauro. “Disfrútelo mientras dure”, replicó ella.

La jueza preguntó luego a Lauro si Trump había revisado la nueva acusación y entendía los cargos que se le imputaban, a lo que el abogado contestó afirmativamente y señaló que se declara “no culpable”.

El grueso de la sesión de este jueves, la primera vista del caso desde octubre del año pasado, se centró en el alcance de la sentencia del Supremo y en cómo proceder con los siguientes pasos procesales. Los fiscales consideran que la nueva imputación cumple con la doctrina del alto tribunal que protege de persecución los actos de los presidentes en el ejercicio de sus funciones, mientras la defensa considera que se sigue violando la inmunidad de Trump. En cuanto al calendario, los abogados de Trump tratan de dilatar al máximo el proceso con nuevas cuestiones prejudiciales y recursos, mientras que los fiscales intentan pisar el acelerador.

“Nadie aquí se hace ilusiones de que estemos corriendo hacia una fecha para el juicio”, dijo Chutkan, pero ante las peticiones de la defensa de ir resolviendo de forma secuencial cada disputa, lo que eternizaría el proceso, la jueza replicó: “Todos podemos andar y mascar chicle al mismo tiempo”. Chutkan, que fue nombrada por el presidente Barack Obama, también ha rechazado supeditar el calendario del proceso al electoral: “Tiene que haber algún avance en este caso, independientemente de cuándo se celebren las elecciones”, añadió, indicando que “no eran relevantes” para el calendario. “Definitivamente, no me voy a meter en una disputa electoral”, afirmó.

En el caso Stormy Daniels, en el que ha sido declarado culpable de 34 delitos en Nueva York por un jurado popular, Trump también intenta retrasar la sentencia. Su último intento de dilatar el caso fracasó, pero el juez Juan Merchan, encargado del caso, aún puede aplazar la sentencia, prevista provisionalmente para el 18 de septiembre. Antes de dictarla debe decidir si a su caso le afecta la sentencia sobre inmunidad del Supremo.

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Un calendario

La jueza aseguró que decidirá un calendario sobre los próximos pasos tan pronto como sea posible. Una cuestión clave es si debe pronunciarse antes sobre el alcance de la inmunidad. Ella rechazó en primera instancia la inmunidad de Trump y su decisión fue ratificada por un Tribunal de Apelaciones, pero luego el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, le concedió una amplia inmunidad por los actos realizados en ejercicio de su cargo. La sentencia convertía en papel mojado parte del escrito de acusación inicial, pero dejaba que los tribunales inferiores continuasen con el caso y trazasen la frontera.

El fiscal consiguió una nueva imputación votada por otro gran jurado. Considera que se adapta a la nueva doctrina y que mantiene la acusación por los cuatro delitos de la anterior. En ella, dejaba al margen aquellos actos que, en su opinión, quedan amparados por la sentencia del Supremo, principalmente sus interacciones con el Departamento de Justicia, y se presentan como actos privados de un candidato las presiones sobre autoridades para alterar el resultado.

Trump y sus abogados creen que la nueva acusación sigue violando su inmunidad, especialmente al mantener como uno de sus elementos las presiones del presidente contra su vicepresidente, Mike Pence, para que no certificase la victoria de Biden. Según Lauro, el Tribunal Supremo ya decidió que la comunicación entre Trump y Pence está relacionada con un acto oficial y protegida por la inmunidad, pero Chutkan contestó: “No, no estoy de acuerdo con usted, señor Lauro, no han decidido eso. Me lo han devuelto para que lo resuelva”.

Los abogados de Trump quieren además impugnar el nombramiento del fiscal especial que lleva el caso, Jack Smith. La jueza Aileen Cannon archivó en Florida el caso de los papeles clasificados contra Trump alegando que era ilegal, aunque el fiscal, que es el mismo en ambos casos, ha recurrido la decisión. La jueza Chutkan se ha mostrado poco impresionada con ese precedente.

La jueza admitió que varias de esas cuestiones prejudiciales se vayan resolviendo en paralelo. Al tiempo, se mostró consciente de que, decida lo que decida, alguna de las partes recurrirá. Es posible, incluso, que antes de que el juicio empiece, el caso pueda volver al Tribunal Supremo, dilatando aún más la instrucción. Y quizá, volviendo otra vez a la casilla de salida.

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