Por qué hay tantos virus nuevos
Los virus que en estos tiempos nos enferman no son nuevos, existen desde hace mucho tiempo. Y lo cierto es, que las acciones de industriales, desarrollistas y explotadores de los recursos naturales de los pueblos, son los responsables de que muchos de esos virus se estén expandiendo.
Y parecería que, a pesar de las epidemias y pandemias que hemos padecido, todavía no estamos en capacidad de aprender. Porque, a decir de los expertos, “una nueva pandemia está por venir” (OMS), sin que nos estemos preparando para enfrentarla.
El hombre sigue invadiendo nuevos territorios en búsqueda de unas riquezas que no le pertenecen, desplazando a muchas especies que entre ellas han convivido en equilibrio con sus propios virus que, al pasar a una especie distinta como la humana se han vuelto mucho más agresivos.
Nuevas amenazas
Los llamados “nuevos virus” que han existido siempre y que hoy son una gran amenaza, ¿desde cuándo se conocen?
- Zika: identificado en Uganda, 1947.
- Chikungunya: Tanzania, 1952.
- Ébola: República Democrática del Congo, 1976.
- Oropouche: Trinidad y Tobago, 1975.
- MPox: Viruela del mono, descubierto en Dinamarca en un mono de experimentación, 1958.
- Virus Sincitial Respiratorio (VSR), primeros casos, 1956.
- Virus del Nilo Occidental: Uganda, 1937.
- Influenza: 2009, primeros casos de gripe pandémica.
- Coronavirus: Primeros casos 2002-2003, en china (MERS).
- Dengue: primeros brotes conocidos desde 1779-1780. (Estos virus, son los mejores delatores de la pobreza y las desigualdades existentes en el mundo).
A todo lo dicho hay que añadir la globalización, que incluye viajes en barcos y aéreos en los que también viajan los vectores (mosquitos y otros), el cambio climático con grandes sequías e inundaciones, y las grandes migraciones forzadas por la política, el hambre y la pobreza.
Todo en el marco de las actividades humanas que hemos aceptado y consentido en muchos de nuestros países sin que tengamos que buscar a ningún otro responsable que no seamos nosotros mismos. Cómodos protagonistas ajenos a nuestro rol como ciudadanos.
Como país, no hay dudas de que hemos progresado si nos comparamos a cómo vivíamos hace años.
Pero, al mismo tiempo, hay que reconocer que en salubridad, educación y las pocas oportunidades que se nos ofrecen, lejos de estar caminado por la vía hacia un verdadero desarrollo personal y colectivo, nos estamos alejando de ese objetivo para seguir padeciendo las enfermedades de siempre.