Oportunidad perdida
España se hace cargo de los intereses dominicanos en Venezuela, tras la expulsión de los diplomáticos de la República Dominicana. Otra prueba más de que la política internacional… es local.
Y ahí hay que mirar con lupa la actitud del gobierno del PSOE ante el fraude de Maduro, el papel de los observadores españoles y los enigmáticos intereses de Zapatero en la cuestión.
La toma de posesión del presidente Abinader hubiera sido una excelente ocasión para que algún ministro del gobierno de Pedro Sánchez acompañara al Jefe del Estado español, el Rey Felipe VI, para tocar base con sus homólogos dominicanos.
Pero ningún ministro acompaña al Rey y se pierde así una oportunidad de entender las necesidades dominicanas en Venezuela, coordinar las estrategias pertinentes y concretar lo que puede quedarse en una inoperante declaración.
Maduro, mientras tanto, sigue acusando a diestra y siniestra de la intención internacional de que explote la guerra civil en Venezuela: cuando no es China es el Imperio, o Putin, por supuesto «el fascismo», la Unión Europea, X, Tik Tok… solo le falta encontrar pruebas contra los Minions. Arrecia la represión, sube el número de secuestrados y asesinados y hasta la ONU, que suele ser tímida en estos casos, declara que las elecciones no fueron transparentes.
El gobierno de Pedro Sánchez no es precisamente respetuoso con el protocolo para el Jefe del Estado, digámoslo de esa manera. En este viaje le acompaña la secretaria de Estado para Iberoamérica pero la ocasión ameritaba mayor rango. Digamos que… le ningunea si puede. Eleva así al máximo rango institucional su política de enfrentamiento en todos los estamentos. Con Zapatero arrancó una crispación que se creía superada y que ahora, dirigida más eficazmente por Sánchez, lo permea todo.