Dr. José Joaquín Puello habla del compromiso de la profesión
“La práctica médica está regida por dos principios fundamentales: la vocación y la compasión. El primero se expresa en el deseo de servir a nuestros congéneres para preservarles su salud física o mental y el segundo, el respeto a la dignidad del ser humano”, así lo expone el reputado médico dominicano José Joaquín Puello, neurocirujano de larga data, entrevistado en ocasión de la conmemoración del Día del Médico Dominicano el próximo 18 de agosto.
Amplia sus palabras al decir que ambos se complementan y no son excluyentes de otras cualidades, “adornan el sentido de compromiso y empoderamiento, el desprecio a su propia vida en su afán de preservar la ajena, al conocer que su tiempo ni su vida privada le pertenece y que no existe la posibilidad de negarse a asistir, en cualquier momento y hora, a un enfermo irrespectivamente de conocerlo, ni que sea un enemigo”.
“Saber que el estudio será su compañero de viaje y que nunca dejará de aprender. Su vida estará unida indefectiblemente al dolor de los demás y su accionar lo conducirá a emprender caminos insospechados en la interrelación humana, ya que tendrá que guardar ‘in pectore’ intimidades ajenas, algunas de ellas complejas”, subraya Puello, director de la Ciudad Sanitaria.
Y que nunca abandonará su profesión y su conducta deberá ser intachable por el mandato del Juramento Hipocrático.
“En fin, abrazará una profesión a la cual entregará todo su ser, muchas veces sin una retribución justa y adecuada”, expone el galeno.
¿Cómo transcurre la vida de un médico?
Es compleja. La libertad individual no existe para un profesional de la medicina en pleno ejercicio. Está limitada por su asistencia y necesidades de sus pacientes.
Su día comienza muy temprano hasta, muchas veces, horas de la madrugada cuando hay que asistir a las emergencias. Estas últimas pueden ser médicas o quirúrgicas y pueden tomar horas, sobre todo las de carácter cardíaco, pediátrico, neurológico u obstetricia.
«La vida de un médico es compleja. La libertad individual no existe para un profesional de la medicina en pleno ejercicio»Director de la Ciudad Sanitaria
Largas jornadas
Este tiempo no precluye la labor cotidiana de las horas que siguen durante el día.
Se requiere continuar con la agenda programada. Normalmente se salta la hora de almuerzo o se minimiza el tiempo para hacerlo y las tardes son intensas hasta la caída del sol.
¿Y las noches?
Llamadas telefónicas de los pacientes solicitando aclaraciones o consultas. La espera de una emergencia después de la media noche para asistir a un enfermo grave. Y luego, a comenzar otra jornada de trabajo. Sin pausas ni descanso.
Durante toda la vida
Esta rutina se repite todos los días y durante toda la vida de un médico. No hay espacios para quejarse.
El médico de vocación y respeto por los enfermos debe entender que su vida privada no le pertenece y aceptar que su accionar interferirá en sus familiares y en su interrelación con sus amigos y relacionados.
Además, su conducta pública, en todos los aspectos, estará bajo escrutinio de la comunidad donde reside.
Actualización continua
En el aspecto académico deberá procurar mantener sus conocimientos actualizados con las nuevas técnicas, descubrimientos y procedimientos.
Estos conllevan una inversión de tiempo y recursos económicos que muchas veces no posee. La ética y la moral profesional debe ser respetada a toda costa. El secreto profesional es inmutable y el respeto a los que fueron nuestros maestros es una regla ancestral.
En fin, es una profesión compleja. ¡La más bella de todas! Está bendecida por Dios, y si usted la escoge debe saber que solamente la muerte lo separará de ella. Usted es médico hasta su último aliento.