La magia eterna de «El lago de los cisnes»
Las escenas finales de una historia suelen determinar su sentido. Sin embargo, hay tramas excepcionales en que no importa cuál sea el giro, su magia y esencia es siempre igual de entrañable.
Esto sucede con el ballet El lago de los cisnes. Repleto de simbología y con una música llena de dramatismo, es la danza clásica favorita de muchos, sobre todo de los que amamos el ballet.
Desde su estreno en 1877 en el Teatro Bolshói de Moscú, El lago de los cisnes sigue cautivando a audiencias de todo el mundo.
La música de Piotr Ilich Chaikovski y la coreografía de Marius Petipa y Lev Ivanov, lo han convertido en una pieza esencial del repertorio clásico, representando el rigor técnico y la belleza artística del ballet ruso.
Se desconoce el origen de su argumento. Puede que tenga una relación con una antigua leyenda alemana, un cuento de Johann Musäus titulado El velo robado, y el cuento alemán Ondina, de Friedrich Fouqué.
También es posible que guarde conexión con La metamorfosis de Ovidio, los cuentos de los Hermanos Grimm y la ópera de Daniel Auber, El Lago de las Hadas. Pero sí sabemos con certeza que el libreto del ballet fue escrito bajo la dirección de los Teatros Imperiales de Moscú.
La música se le encargó a Chaikovski, quien la impregnó de su personalidad y nos regaló unas de las melodías más memorables y reconocibles de toda la danza clásica.
Una trama trágica
Su trama es la siguiente: el príncipe Sigfrido recibe como regalo de cumpleaños una ballesta con la que sale a cazar; descubre cerca de un lago una bandada de cisnes que en realidad son princesas hechizadas por el mago Von Rothbart. Estas recobran su forma humana durante la noche.
Sigfrido jura su amor a Odette —el cisne blanco— lo que hará desaparecer el embrujo. Pero Von Rothbart le presenta a su propia hija Odile —el cisne negro— disfrazada de Odette, para confundirlo. Sigfrido, sin darse cuenta del engaño, jura su amor al cisne negro y quiebra el juramento.
Tristemente, Sigfrido no pudo ver con el corazón sino con los ojos. Desesperado y arrepentido, Sigfrido regresa al lago y pide perdón a Odette.
En algunas versiones, la fuerza de su amor vence al malvado mago, rompiendo el hechizo. En otras, Sigfrido y Odette se sacrifican juntos, muriendo y ascendiendo a una vida eterna, juntos en el más allá. El final de la trama suele variar dependiendo de la compañía de danza que lo represente.
Llega a la gran pantalla del TN
El lago de los cisnes se proyectará en gran pantalla el domingo 25 de agosto en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional. Esto es posible gracias a una alianza entre la Cámara Británica de Comercio en la República Dominicana, la Fundación Sinfonía, la Fundación Amigos del Teatro Nacional y el Teatro Nacional Eduardo Brito.
La ciudad de Santo Domingo se suma a las más de 1,500 salas en 53 países a nivel global que transmiten las presentaciones de ópera y ballet del Royal Ballet and Opera de Covent Garden, en Londres.
Estamos ante una excelente ocasión de ver o reencontrarnos con El lago de los cisnes, conmovernos con su música y hermosa puesta en escena, así como descubrir cuál será en esta ocasión el desenlace final entre Sigfrido y Odette.