Comercios chinos
La noticia no es que cinco establecimientos de empresarios chinos han sido cerrados por delitos tributarios. La noticia es por qué se tardó cuatro años en intervenir cuando se tenían todos los datos a mano.
Por qué se hace ahora, en campaña, cuando las organizaciones locales de comerciantes y empresarios denunciaban con insistencia e impotencia la situación y pedían que cesaran esos «privilegios». Por qué la prensa, haciendo su trabajo, se encontraba una muralla de silencio cuando trataba de ahondar en el tema. Por qué se permitió que el Estado dejara de ingresar más de 40,000 millones al año (la cifra la dio un funcionario) y por qué trataron con tanta tibieza las irregularidades laborales. Por qué la Mesa de trabajo que reunía a las instituciones involucradas (Aduanas, Trabajo, DGII, Hacienda…) para «estudiar» el tema tardaba meses en reunirse. Por qué, sabiendo que se falsificaban facturas desde el origen, en China, no se exigía a través de la Embajada en el país acciones. Por qué si una de las razones era que «todos evaden» o que «el pueblo encuentra mejores precios y se garantiza la paz social» no se buscaba otra solución que la de permitir a un grupo (esos cinco comercios son la punta del iceberg) actuar con impunidad.
La noticia no es qué. Es por qué ahora.