Más periodistas y policías que manifestantes a las puertas del tribunal que juzga a Trump
Las expectativas eran altas. Se esperaba que este lunes, el del estreno del primer juicio penal contra un expresidente de Estados Unidos, las calles alrededor del juzgado se llenaran de manifestantes a favor y en contra de Donald Trump. Pero en torno al edificio judicial de Manhattan (Nueva York) había hoy más periodistas que manifestantes. Mientras el republicano se sentaba en el banquillo dentro del número 100 de Centre Street, en el parque directamente enfrente, el Collect Pond, las cámaras y micrófonos de reporteros eran más numerosos que las pancartas. Los medios buscaban a cualquier manifestante trumpista que alzara la voz, mientras que los agentes de seguridad, parte de un impresionante despliegue de policías tanto en el tribunal como en el parque y las calles aledañas, desalojaban a cualquier persona que les pareciera que podía crear problemas.
El parque Collect Pond estaba divido en dos con vallas de la policía: en un lado, los manifestantes contra Trump, que se podían contar con los dedos de una mano, y en el otro, unos 50 partidarios del expresidente que ondeaban banderas con consignas como “Trump 2024″, “Trump o muerte” y “Ley y orden”. Entre ellos, algunos incluso llevaban identificadores de grupos supremacistas blancos como los Proud Boys o Patriot Front, grupos que estuvieron presentes en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.
Otros llevaban gorras o sudaderas de apoyo al republicano: “Mujeres por Trump”, “Judíos por Trump” o “Gais por Trump”. Uno de ellos era Paul Revere, que exhibía en la prenda el lema de “Latinos por Trump”. Este cubano-estadounidense de Nueva Jersey contaba que estaba ante el tribunal para que “el presidente Trump sepa que tiene apoyo en Nueva York”. “La Administración de [Joe] Biden está destruyendo el país, permitiendo a cualquier persona entrar por la frontera sin saber quién es quién. Pueden ser violadores o criminales. Los criminales que están entrando le dan mal nombre a los migrantes dignos, los que vienen a trabajar y a tener una buena vida. Hay que cerrar la frontera”, sostuvo Revere, quien tildó de “tercermundista” el juicio contra Trump por el supuesto pago a una actriz porno para asegurar su silencio tras una relación extramatrimonial. “Esto [el juicio] lo podían haber hecho hace tres años, pero en este país comunista, como en Cuba, esperaron a hacerlo días antes de las elecciones”, soltó.
Además del ruido de los motores de los helicópteros que circulaban por encima del área del tribunal, también se oía la música de una camioneta repleta de banderas pro-Trump que estuvo la mañana entera dando vueltas por las calles cercanas. Cada vez que pasaba por el parque tocaba el claxon y los pocos trumpistas presentes coreaban: “¡Trump no hizo nada malo!”.
El único manifestante contra Trump en la zona del parque donde se reunieron los trumpistas era Marc Leavitt. Este abogado neoyorquino, de pie encima de uno de los bancos del parque, pasó la mañana tocando canciones patrióticas en su clarinete. Llevaba colgada una pancarta en la que se refería a Trump como “mentiroso”, “narcisista”, y “cobarde”. “Vine aquí para que me vieran”, decía Leavitt, en referencia a los manifestantes pro-Trump. “Ningún hombre o mujer está por encima de la ley, y menos aún nuestro former liar-in-chief (expresidente mentiroso). Se merece toda la justicia que le llegue. Mi esperanza es que, con el juicio, se abran los ojos de más gente, que los partidarios de Trump se den cuenta de que el Estado de derecho es más importante que cualquier hombre, cualquier mentiroso”, añadió.
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Pasado el mediodía, hubo un enfrentamiento entre los manifestantes de ambos lados. Un par de detractoras de Trump cruzaron al área de los trumpistas. Las mujeres fueron rodeadas por partidarios del republicano y sufrieron insultos, desde “traidoras” a vejaciones racistas. Las acosaron hasta forzarlas a abandonar el parque.
También hubo desencuentros entre los propios trumpistas. Uno de ellos terminó con uno de los partidarios de Trump — vestido con un mono con la bandera estadounidense — siendo expulsado del parque por la policía. Más tarde, un trumpista lanzó insultos racistas a partidarios afroamericanos y también acabó siendo expulsado del parque por los propios partidarios del expresidente, que le acusaron de ser un “demócrata infiltrado”.
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