La nueva directiva de la Federación Dominicana de Fútbol
Cuatro años después del final de la intervención de FIFA, no hace falta que recordemos los motivos, la Federación Dominicana de Fútbol celebró sus primeras elecciones con el objetivo de definir al Comité Ejecutivo para el período 2024-2028.
Fue un proceso electoral cargado de mucha tensión. A pesar de los logros alcanzados, negarlos sería mezquindad, al ‘oficialismo’ se le presentó competencia y la contienda generó un clima político que fue complicando las cosas, incluso, hasta el mismo día de la asamblea, pero afortunadamente, se pudo garantizar que primase la transparencia y la intención democrática de los miembros.
El resultado que se impuso de manera categórica estableció un cambio al frente de la dirigencia de la federación, que ahora pasa a manos de gente que desde toda una vida mantuvo su intención de llegar hasta allí hasta que al fin lo alcanzaron. Sobre la mesa, el compromiso de desarrollar el plan que se han propuesto de entrada es suficiente reto.
Aunque mucho se diga que nadie aprende en cabeza ajena, saber identificar las oportunidades de mejora en términos de gobernanza que tiene FEDOFUTBOL como institución sería un gol al minuto uno de partido. La necesidad de una gobernanza confiable y robusta es pieza clave cuando se habla de desarrollo deportivo. Sin una estructura eficaz y transparente, el crecimiento del fútbol se ve obstaculizado más allá de lo que se pueda alcanzar dentro de la cancha.
La discusión sobre una modificación estatutaria es oportuna; las instituciones evolucionan y deben adaptarse a nuevas necesidades, sus reglamentos no están escritos en piedra y cada cierto tiempo es sano someterlos a revisión. Pero no nos olvidemos que la implementación exitosa de reformas legales requiere una sólida cultura de cumplimiento, de lo contrario, cualquiera que fuese el esfuerzo no serviría para nada.
El buen momento institucional que atraviesa la Liga Dominicana de Fútbol debe de traducirse también al campo de las asociaciones provinciales, a quienes se les debe acompañar para modernizarlas, darles seguimiento y velar por su cumplimiento durante todo el camino, para que sean más motores de desarrollo deportivo y menos instrumentos políticos proselitistas cada cuatro años.
Deseo que esta gestión pueda trabajar para hacer avanzar a la federación en todos los aspectos, alejándose del populismo y de esas promesas vacías que solo generan expectativas, que tengan como norte la transparencia, la eficiencia y la responsabilidad de fortalecer las bases del fútbol en todo el país.