Un caso de enchufismo erosiona la figura de Marcelo Rebelo de Sousa en Portugal
Una leyenda del siglo XXI sostiene que cada portugués tiene un selfi con Marcelo Rebelo de Sousa. A saber. Pero lo cierto es que, desde que llegó a la presidencia de la República de Portugal en 2016, el político del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha) ha construido una imagen cálida y espontánea, donde caben los abrazos a personas desesperadas y los paseos nocturnos para pagar facturas en el cajero el día que ha disuelto el Parlamento para convocar elecciones. Rebelo de Sousa construyó un estilo singular como jefe de Estado, alejado de la pompa en su contacto con los ciudadanos y sustentado sobre la enorme fama que había conquistado durante 15 años como comentador en televisión. Es uno de los presidentes más populares que ha tenido el país en estos 50 años de democracia, aunque también uno de los que más ha condicionado la vida política acortando legislaturas para celebrar elecciones anticipadas, algo que ha ocurrido dos veces en dos años.
Y si la cadena TVI le lanzó al estrellato, también ha sido la que destapó un escándalo que ha erosionado la imagen positiva de la que disfrutaba el presidente portugués: el supuesto enchufismo cometido por su hijo, Nuno Rebelo de Sousa, para agilizar en la sanidad pública un carísimo tratamiento médico a unas niñas enfermas de atrofia muscular espinal, una grave enfermedad rara de origen genético que impide el desarrollo muscular y que puede provocar la muerte en los primeros años de vida. Las menores son hijas de una familia del círculo de amigos del hijo del presidente. El caso será investigado en una comisión parlamentaria, a propuesta de Chega, el partido de ultraderecha, después de que las conclusiones de la inspección interna en la administración sanitaria hayan admitido que se incumplieron los requisitos legales de acceso a la consulta médica. No se apreció error en la administración del tratamiento, pero sí en el camino acelerado seguido para conseguirlo.
Poco después de conocerse el caso, un sondeo de diciembre de 2023 mostró por vez primera un suspenso en la aprobación de los portugueses (45% rechazaban su labor frente al 28% que la veía positiva) desde que Rebelo de Sousa llegó al cargo en 2016. Leonete Botelho, coautora del libro Marcelo. Presidente todos os dias, considera que “ha agotado el crédito de los errores políticos que los portugueses le habían concedido”. “Por más inocente que pueda ser en el caso de las gemelas, está prácticamente condenado en la opinión publicada por la forma errática en que gestionó el asunto, además del cansancio acumulado por otros fallos”, añade.
Inicialmente, la exclusiva de TVI y la decisión de la Fiscalía de investigarla pasó algo desapercibida durante el tornado político de noviembre, que se llevó por delante un primer ministro, un Gobierno de mayoría absoluta y una legislatura a medio camino. El país no estaba para preocuparse por un caso de enchufismo cuando la normalidad política había saltado por los aires. Además, la primeras declaraciones de Marcelo Rebelo de Sousa minimizaron su papel con el recurso de la desmemoria. El jefe del Estado no recordaba si había hablado del caso de las gemelas con su hijo Nuno o su nuera Juliana. Pocas semanas después, con el asunto ya convertido en una de las polémicas del otoño, explicó que había encontrado el correo electrónico donde “el doctor Nuno Rebelo de Sousa”, como se refirió a su hijo, le hablaba de las niñas y que se había limitado a encauzar la petición a la Casa Civil, como hace con otras solicitudes de ayuda similares.
Incumplimiento de requisitos legales
En paralelo a la investigación judicial, se abrió otra interna de la Inspección General de las Actuaciones Sanitarias y una auditoría del hospital Santa María, de Lisboa, donde las pequeñas de 14 meses recibieron en 2020 sendas dosis del medicamento Zolgensma que costaron casi cuatro millones de euros. Y han sido las conclusiones de la inspección, desveladas hace unos días por el semanario Expresso, las que dejan en mal lugar a la institución que preside Rebelo de Sousa. “No fueron cumplidos los requisitos de legalidad en el acceso de las dos pequeñas a la consulta de neuropediatría”, señala la inspección. En el informe no se cuestiona el derecho de las gemelas a recibir tratamiento, sino la vía empleada para llegar hasta él: la famosa cunha (enchufe) que algunos portugueses consideran una práctica frecuente en el país.
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La inspección, además, dio un varapalo a la Presidencia de la República al acusarla de “condicionar” la investigación por negarse a facilitar en un primer momentos documentación relativa al caso. El Palacio de Belém se escudó en que la información estaba en manos de la Fiscalía y bajo secreto judicial. Cuando se hizo público el caso, se averiguó que el 21 de octubre de 2019 Nuno Rebelo de Sousa escribe a su padre para contarle el caso de la familia “muy amiga de unos amigos nuestros”. El presidente lo pone en manos del jefe de la Casa Civil, que a su vez lo deriva a la asesora de temas sociales. En los días siguientes habrá más presiones por correo del hijo del presidente que, más adelante, mantiene dos reuniones con el secretario de Estado de Sanidad, António Lacerda Sales, para abordar la atención de las pequeñas. Será una gestión de la secretaria de este la que permite marcar la primera consulta de las gemelas en el hospital.
El presidente podrá ser llamado a la comisión de investigación de la Asamblea de la República, aunque la legislación le permite contestar por escrito. A esta controversia, además, se ha sumado otra esta semana con la publicación en el diario Público de la concesión de la Orden de la Libertad al general Spínola, primer presidente de la República tras la caída de la dictadura y después impulsor de un grupo terrorista de extrema derecha que cometió varios atentados. Su condecoración póstuma era controvertida y el Palacio de Belém la sacó adelante a escondidas hace unos meses. “Peor que condecorar mal es condecorar a escondidas. Es más grave que un error, es una cobardía”, escribió João Miguel Tavares en ese periódico.
Para la periodista Leonete Botelho no hay duda de que Rebelo de Sousa desearía ser recordado por la huella de sus primeros meses. “Creo que le gustaría permanecer en la historia con la marca de los primeros años, del presidente de los afectos y la luna de miel con los portugueses y el Gobierno de la geringonça [alianza parlamentaria de la izquierda]. Fue una época dorada, en la que Portugal brilló en el mundo con la victoria en Eurovisión, en la Eurocopa o la elección de António Guterres como secretario general de la ONU. Tal vez más adelante se le recuerde también por eso, pero todavía pasarán unos años en los que pesará más la memoria de sus errores, de las picardías y de cálculos políticos no siempre certeros”, expone.
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