Israel mata en Gaza a tres hijos y tres nietos del líder de Hamás
Un bombardeo de Israel sobre la franja de Gaza ha matado a tres hijos y tres nietos de Ismail Haniya, líder político de Hamás, según ha informado la agencia Shehab, dependiente de ese movimiento fundamentalista palestino y, posteriormente, ha confirmado el propio Haniya. Él mismo ha afirmado en declaraciones a la cadena catarí Al Jazeera que el ataque no hará variar la postura del grupo en cuanto a exigir en las negociaciones en curso con Israel un alto el fuego permanente. Hasta el momento, no hay confirmación de esas muertes por parte de fuentes oficiales israelíes, que habrían asestado el que puede considerarse el mayor golpe al entorno de la cúpula de Hamás en la Franja en los seis meses de conflicto armado.
El ataque se produjo contra un vehículo que circulaba por el campo de refugiados de Al Shati, en Ciudad de Gaza, y en él iban los tres hijos que han muerto: Hazem junto a su hija Amal; Amir junto a su hijo Jaled y su hija Razan, y Mohamed, según informa el diario israelí Haaretz y el Canal 14 de la televisión israelí. Esta cadena añade que el ejército lanzó sobre el coche un misil desde un avión. “Si piensan que atacar a mis hijos en el punto álgido de las conversaciones, antes de que se presente la respuesta del movimiento hará que Hamás cambie sus posiciones, están delirando”, señaló a Al Jazeera.
Haniya representa una de las piezas clave para negociar el alto el fuego, la liberación de rehenes y el fin de la guerra en Gaza. En esas primeras palabras ha dicho que las vidas de sus hijos no valen más que la del resto de palestinos —más de 33.000— que han muerto por ataques de Israel a lo largo de la presente guerra. Mientras hacía esos comentarios, se mostraban imágenes del lugar del bombardeo con cuerpos cubiertos por mantas.
El líder de Hamás fue informado a través del teléfono directamente desde Gaza cuando se encontraba visitando a palestinos heridos en un hospital de Doha (Qatar), donde reside desde hace años, según un vídeo grabado en ese momento en una de las estancias del centro médico. Haniya decidió seguir con la visita. “Alabado sea Dios que me honró con el martirio de tres de mis hijos, junto con varios de sus hijos, para unirlos al grupo de mártires de mi familia, cuyo número alcanza aproximadamente los 60. Sí, con la sangre de los mártires, las heridas de los heridos y el dolor, creamos esperanzas y creamos libertad e independencia para nuestro pueblo, nuestra causa y nuestra nación”, dijo el líder de Hamás en Al Jazeera.
Israel no ha conseguido en la presente guerra acabar en la Franja con ninguno de los altos mandos de Hamás, aunque uno de los objetivos de la contienda es fulminar a nivel político y militar este movimiento. Sí logró, sin embargo, matar al número dos, Saleh al Aruri, exiliado en Líbano, en un ataque en Beirut el pasado 2 de enero.
El ataque de este miércoles muestra sin embargo un seguimiento muy cercano de sus servicios secretos a todo el entorno de los máximos responsables del grupo fundamentalista palestino dentro de Gaza. El principal objetivo que persigue Israel es Yahia Sinwar, jefe del grupo en el enclave palestino, considerado cerebro del ataque en el que Hamás mató a unas 1.200 personas el pasado 7 de octubre y que fue el detonante de la contienda.
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Críticas de Biden
Antes de que se llevara a cabo el ataque contra la familia Haniya, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, había considerado “un error” la gestión de la guerra de Gaza del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en una entrevista emitida este martes en la cadena en español Univisión, en la que también ha instado a que las partes en conflicto acuerden un alto el fuego de entre mes y medio y dos meses. “Lo que reclamo es que los israelíes pidan un alto el fuego, permitir durante las próximas seis, ocho semanas, el acceso total a todos los alimentos y medicinas en el país”, ha señalado, ahondando en el mismo argumento que utilizó la semana pasada para presionar a Netanyahu.
El endurecimiento de las críticas de Biden se produce al mismo tiempo que las amenazas entre Irán e Israel suben de tono, aunque, de momento, sin saltar de las palabras a los hechos. El choque dialéctico ocurre en medio de un creciente temor a que la contienda se extienda hasta convertirse en un conflicto regional. El líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, ha aprovechado este miércoles su discurso con motivo del fin del mes sagrado del Ramadán para reiterar que Israel será castigado por bombardear el consulado iraní en Damasco, que tuvo lugar también el 1 de abril. Israel, en su casi inmediata respuesta, ha asegurado que si la potencia chií lleva a cabo ataques desde su propio territorio, habrá respuesta armada directa, según el ministro de Exteriores, Israel Katz.
“Cuando el régimen sionista ataca un consulado iraní en Siria, es como si hubiera atacado suelo iraní. Ese régimen malicioso ha dado un paso equivocado. Debe ser castigado, y será castigado”, ha publicado el líder iraní en su perfil de la red social X (antes Twitter) repitiendo las palabras de su discurso del fin del Ramadán, que pronunció ante una multitud mientras sostenía un rifle con su mano izquierda. “Si Irán ataca desde su territorio, Israel responderá y atacará Irán”, ha respondido por la misma vía el jefe de la diplomacia israelí, que etiquetó directamente al líder iraní en un texto repetido en hebreo y en persa.
Posteriormente, Jamenei ha publicado dos nuevos mensajes donde pide a los países musulmanes que corten relaciones económicas y políticas con Israel, al menos de forma temporal, mientras critica a “algunos gobiernos musulmanes” por colaborar con ese país. “Los sionistas chupan la sangre de un país para su propio beneficio”, ha dejado escrito, “quienes ayudan al régimen sionista están contribuyendo a provocar su propia destrucción”.
De la docena de muertos en el ataque al consulado iraní en Damasco, siete eran miembros de la Guardia Revolucionaria iraní. Tres días antes, otro bombardeo atribuido a Israel causó la muerte de unas 40 personas junto al aeropuerto de Damasco. Las amenazas de venganza han llevado a miles de israelíes a hacer acopio de alimentos, agua y generadores de electricidad ante una posible represalia desde Irán. Irán respalda y apoya tanto a los fundamentalistas palestinos de Hamás como a la guerrilla chií Hezbolá en Líbano.
El presidente estadounidense, además, ha considerado “indignante” el asesinato el pasado 1 de abril de siete empleados de la ONG World Central Kitchen (WCK), fundada por el chef español José Andrés. Asimismo, ha enfatizado que “no hay excusa” para que su aliado mantenga el bloqueo de alimentos y medicinas para los palestinos de la Franja, tras señalar que ha confirmado con Arabia Saudí, Jordania y Egipto que está todo listo para que lleguen esos suministros a la población gazatí. “Debe llevarse a cabo ahora”, manifestó Biden.
La última propuesta ofrecida por EE UU a las partes para alcanzar un alto el fuego y sobre la que no hay todavía respuesta vendría acompañada, en una primera fase, por la liberación de 40 de los 133 rehenes que quedan en la Franja a cambio de 900 presos palestinos de cárceles israelíes, de los que un centenar serían considerados de alto rango, según la prensa israelí. Hay, sin embargo, serias dudas sobre el número de secuestrados que permanecen con vida en manos de las diferentes facciones palestinas de Gaza. Hamás ha llegado a reconocer, según medios israelíes, que no puede reunir 40 rehenes vivos entre mujeres, menores, ancianos, enfermos y heridos.
El presidente estadounidense y el primer ministro israelí mantuvieron la semana pasada una conversación telefónica en la que Biden le dijo a Netanyahu que el apoyo de EE UU dependía de que Israel permitiera el acceso a Gaza de alimentos y medicinas. Israel anunció la apertura del paso fronterizo de Erez, que separa el norte de la Franja de Israel, y del puerto de Ashdod, algo que no se ha producido hasta el momento.
Riesgo de escalada en Líbano
Tampoco baja el nivel de tensión en la frontera con Líbano, otro de los frentes que Israel mantiene abierto desde el gran ataque de Hamás del 7 de octubre. Allí, “el peligro de una escalada es real”, según el general al mando de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL), el español Aroldo Lázaro. “No hay una solución militar a la confrontación y la violencia actuales. Una solución política y diplomática es la única manera de avanzar”, ha declarado a través de un comunicado en el que solicita a las partes, Israel y Hezbolá, el fin de los combates. “Con el final del Ramadán, con ocasión del Eid El Fitr [nombre en árabe que recibe esa festividad], la FINUL pide que se restablezca el cese de las hostilidades y que se avance hacia un cese del fuego permanente y una solución a largo plazo del conflicto”, ha publicado Lázaro en la red social X.
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