Schröder reivindica su “amistad de hombres” con Putin en un documental donde se muestra indiferente ante las críticas

Schröder reivindica su “amistad de hombres” con Putin en un documental donde se muestra indiferente ante las críticas

Gerhard Schröder siempre ha polarizado a la gente. Desde hace tiempo, el que fuera canciller de Alemania entre 1998 y 2005 se ha convertido en una figura incómoda y polémica por su relación con el presidente ruso, Vladímir Putin. Con motivo de su 80 cumpleaños este domingo, un documental acerca su particular forma de ver el mundo y su indiferencia ante las críticas. En su opinión, los que le censuran “son gente patética”.

Dos años después del inicio de la guerra de Rusia contra Ucrania, el político socialdemócrata sigue considerándose amigo de Putin, como confirma en el documental, donde habla de “una amistad de hombres” y no quiere renunciar a su puesto en el gasoducto ruso Nord Stream 2 AG, un trabajo que señala como importante. Que esto haya provocado que este año vaya a recibir un menor número de felicitaciones por su cumpleaños es algo que no le quita el sueño. “Mi 80 cumpleaños no depende de quién me envíe una carta de felicitación. Haremos una bonita fiesta e invitaremos a amigos. Quien crea que no debe venir o no quiera felicitarme, que no venga”, indica al ser preguntado por el hecho de que el presidente federal de Alemania y antiguo compañero de partido, Frank-Walter Steinmeier, haya dicho públicamente que no lo va a felicitar.

Un equipo de la televisión pública alemana NDR acompañó a Schröder durante medio año, desde un campo de golf en Hannover hasta un viaje a China de tres días, donde fue recibido con todos los honores como si aún estuviera en el cargo. A lo largo de una hora, “la película muestra a un hombre que solo conoce una verdad: la suya”, resume la publicación alemana Der Spiegel.

El periodista Lucas Stratmann trata de confrontar al veterano político con las críticas que desde hace tiempo se suceden contra él, pero Schröder vive en su propia realidad, una en la que él va por el buen camino y todos los demás están equivocados. Además, afirma que está acostumbrado a las críticas, con las que ha convivido toda su vida, pero que nunca ha dejado que le afectaran. “Esta es mi vida, no la de los demás”, comenta en el documental ¿Fuera de servicio? La historia de Gerhard Schröder, en el que aclara, por si alguien tenía aún alguna duda, que no necesita la aprobación de nadie.

Schröder en su despacho el 14 de marzo, mientras se grababa una entrevista para el documental '¿Fuera de servicio? La historia de Gerhard Schröder'.
Schröder en su despacho el 14 de marzo, mientras se grababa una entrevista para el documental ‘¿Fuera de servicio? La historia de Gerhard Schröder’.Michael Kappeler (dpa/picture alliance/Getty Images)

Él contesta tranquilo en todo momento, acompañado de su mujer, Soyeon Schröder-Kim. A pesar de que el Partido Socialdemócrata (SPD) le quitó el despacho que tenía en el edificio del Parlamento en respuesta al mantenimiento de su relación con Rusia, y del intento frustrado de expulsarle del partido, Schröder asegura no sentirse aislado y celebra sus 60 años de militancia en el SPD con un grupo de amigos en un restaurante. Entre otros invitados está Sigmar Gabriel, antiguo líder del partido, exvicecanciller y exministro de Exteriores.

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Schröder se ha convertido en una persona tan incómoda para el SPD que el partido no ha dudado en borrarlo de la lista de personas importantes en su web, como le recuerda el periodista. En este punto, Schröder arremete contra el secretario general del partido, Kevin Kühnert, uno de sus críticos más acérrimos, al que califica como “una figura patética”. “Hay un secretario general que piensa que esto es necesario, un pobre desgraciado. Nada más. ¿Debería enfadarme por esto? No. El SPD es más grande que esta gente”, declara el que fuera líder de la formación entre 1999 y 2004. A su modo de ver, esto habla más en contra de la actual dirección del partido que en la suya y señala que el SPD debería preocuparse más por el hecho de estar por detrás del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) en las encuestas. “No necesito la aprobación de la actual dirección del SPD”.

Defensa de las reformas de la Agenda 2010

Pero dentro de su partido no es solo polémico por su relación con Rusia, sino también por las reformas sociales de la impopular Agenda 2010, que pasaron factura al SPD durante años. Schröder sigue defendiendo estos cambios a pesar de que contribuyeran a ampliar la brecha de prosperidad, como critican desde la izquierda. “Puede que haya habido uno o dos desarrollos erróneos en las reformas. Pero una cosa está clara, estas reformas han garantizado que la economía alemana haya superado bien las crisis, mejor de lo esperado”, declara.

En algunos momentos se deja entrever el carisma que tuvo el político y que sigue ahí a pesar de los años. El diario Süddeutsche Zeitung habla de su “sonrisa de lobo viejo” que no ha cambiado, ni siquiera a los 80 años, y destaca que elude con maestría las preguntas sobre sus motivos para seguir apoyando a Putin. Incluso al hablar sobre su viaje en marzo de 2022 a Moscú, justo después del inicio de la guerra en Ucrania, Schröder deja de lado la cuestión de la moralidad. No se trata de “una cuestión moral, sino de poner fin a un conflicto”, y recuerda que hace tiempo dejó claro que lo considera “un error histórico”.

Su peculiar visión del mundo queda patente al hablar de las recientes elecciones en Rusia, cuando dice: “Hay elecciones libres, eso no se puede negar”. “Tampoco hay una prohibición directa [de la oposición en Rusia]. Decir simplemente ‘no hay toma de decisiones democrática’ es erróneo”, agrega. El excanciller pasa por alto el hecho de que Putin haya eliminado sin piedad cualquier rastro de oposición seria, como si fuera una nimiedad. Algo que en opinión del Süddeutsche Zeitung “resulta incomprensible incluso para aquellos que simpatizan con él”. “Cada vez es más fácil olvidar que fue un canciller importante cuyos logros siguen teniendo repercusión, desde la modernización de la sociedad hasta la eliminación de la energía nuclear y la reforma del mercado laboral, por la que amplios sectores de su partido le odiaban apasionadamente”, agrega el periódico alemán.

Para el Frankfurter Allgemeine Zeitung, el documental demuestra que el excanciller “vive en otro mundo y se supone que le va muy bien en él”. “Aparte de él, tenemos la impresión de que el mundo está hecho de idiotas”, escribe sarcásticamente este periódico sobre sus críticas contra políticos como la actual ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock (Los Verdes), a la que acusa de ser “poco profesional” al calificar de dictador al presidente chino, Xi Jinping. “Todos van por mal camino, solo Schröder sabe por dónde ir”, ironiza el diario.

El decidido rechazo de Schröder a participar en la guerra de Irak en 2003, que mantuvo contra inmensas presiones, evitó al ejército alemán un costoso despliegue que contravenía el derecho internacional y que, como se demostraría más tarde, se justificó aduciendo razones falsas. Si Schröder se hubiera alejado de Putin después del ataque a Ucrania en febrero de 2022, es posible que ahora disfrutara de una jubilación como respetado anciano estadista. Pero eso parece no preocuparle. Como él mismo asegura, es “una persona muy feliz”. Al menos mientras siga viviendo en su propio mundo.

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