Obra de Gustav Klimt sale del anonimato
No se sabe con certeza quién es la modelo, pero sí es seguro el `Retrato de la señorita Lieser´, valorado en 50 millones de euros, pone al austriaco Gustav Klimt de nuevo en el centro del mercado del arte en una subasta que se celebrará el 24 de abril en im Kinsky de Viena.
Y decimos ‘de nuevo’ porque el pasado junio, su `Dama con abanico´ (Dame mit Fächer), fechada también en 1918, año del fallecimiento de Klimt, alcanzó los 94,3 millones de dólares en Sotheby´s, el mayor precio pagado en una subasta de arte en Europa.
Esta cantidad solo es superada por el famoso «Retrato de Adele Bloch-Bauer» (1907), de la época dorada y opulenta de Klimt, que alcanzó el precio récord de 135 millones de dólares en 2006.
Bloch-Bauer fue una dama de la alta burguesía judía de Viena y una de las mecenas que apoyaron a Klimt y a otros artistas modernistas de la época.
La casa de subastas im Kinsky acaba de presentar la redescubierta pintura, «Retrato de la señorita Lieser»(1917-1918), uno de los últimos retratos de Klimt que hasta ahora se consideraba en paradero desconocido.
En realidad, la pintura no ha estado nunca oculta, sino simplemente no ha sido mostrada, que no es lo mismo. Incluso, se apunta a que su antiguo propietario no supiera ni siquiera que se tratara de una auténtica pintura del famoso pintor simbolista ya que el cuadro no está firmado.
Según explicó a EFE la responsable de prensa de la casa de subasta, Valerie Gaber: «Se trata de uno de los últimos cuadros que Klimt pintó poco antes de morir. De hecho, el fondo de la pieza, no así la figura femenina, quedó sin terminar a la muerte del pintor«.
La pintura está rodeada de incógnitas. Klimt comenzó a pintarla en mayo de 1917, nueve meses antes de su muerte, el 6 de febrero de 1918, a los 55 años, por encargo de algún miembro de la familia Lieser, una familia de industriales judíos que sufrió el expolio nazi.
Klimt y la joven
Figura clave del Art Nouveau vienés, Gustav Klimt (1862 – 1918) simboliza como ninguno el arte de fin de siglo XIX europeo.
Refinado, complejo y hermético, Klimt vivió en unos años en los que Viena estaba empezando su decadencia como capital artística mundial, pero Klimt brilló por su estilo entre el Simbolismo y el Art Nouveau.
Sus obras, donde la figura femenina es la protagonista, tanto en sus intrincadas y abigarradas composiciones que rebosan tanto sensualidad como sexualidad, ensoñación y sobretodo mucho misterio, en los muchos retratos de las refinadas mujeres de la alta burguesía vienesa de principios de siglo XX que hizo a lo largo de su vida, una sociedad que seguramente no agradaba a este artista taciturno y reservado, pero que le proporcionaba mecenas y clientes.
Un artista enigmático del que sabe más a través de su obra que por los testimonios que dejó, un hombre solitario que nunca se casó pero que tuvo muchas amantes.
En este retrato de la joven Lieser, Klimt eligió un retrato de tres cuartos y presenta a la joven con una escueta postura frontal, cerca del primer plano, pero sin serlo, sobre un suave y despejado fondo anaranjado rojizo indefinido y que lleva sobre sus hombros un delicado manto ricamente decorado con flores, que es la mejor marca y firma del pintor.
Klimt representa como suele hacer el rostro de la joven con trazos nítidos, preciosistas, de forma naturalista, mientras que otras partes del cuadro vierte pinceladas más ágiles y abiertas, propias de su última etapa.
Un cuadro que tanto por su intensidad cromática como por el giro hacia una pincelada más desenvuelta muestran al Klimt de su última etapa.
¿Quién era la modelo del cuadro?
Sobre la identidad de la joven modelo de esta pintura existen varias hipótesis. Durante mucho tiempo se pensó en que se trataba de Margarethe Constance Lieser. En el primer catálogo razonado de los cuadros de Klimt, publicado en 1967, a esta obra se la conoce simplemente como «La señorita Lieser».
En catálogos posteriores se la identificó como «Margarethe Constance Lieser» (1899-1965), la hija del magnate industrial Adolf Lieser, que tanto ayudó a Klimt, retratada los 18 años.
Aun así, existe también la teoría y posibilidad de que se tratara de una de las dos hijas de su hermano Justus Lieser y su exmujer Lilly, amante del arte.
La única fotografía del cuadro que se conservaba es de hacia 1925 y se conserva en los archivos de la Biblioteca Nacional de Austria con motivo de la exposición de Klimt organizada por Otto Kallir-Nirenstein en la Neue Galerie de Viena.
En esa fotografía simplemente se señala que la propietaria del cuadro es la «señora Lieser» y una dirección de Viena, donde se sabe que vivió Lilly Lieser. En el inventario figura una reveladora anotación que reza: «En 1925 en posesión de la Sra. Lieser, IV, Argentinierstrasse 20».
Y curiosamente el destino exacto del cuadro se desvanece después de esta fecha.
Se pierde la pista
A partir de ahí, se pierde la pista de la pieza. De hecho, no se sabe con seguridad si el retrato llegó a formar parte de esa exposición que se celebró en 1926, según señala Gaber.
Lilly Lieser, que fue una entusiasta mecenas de pintores y músicos, sufrió el robo y el expolio de sus propiedades por parte de los nazis cuando Austria se unió al Reich alemán en 1938. En 1942 fue deportada y asesinada en un campo de exterminio.
Sus hijas lograron escapar de Austria y, tras la II Guerra Mundial, reclamaron la restitución de los bienes de su madre, pero el cuadro no se menciona en el expediente, ni hay constancia de que saliera nunca del país.
«Por lo tanto, no hay pruebas de que la obra fuera saqueada, robada o incautada ilegalmente, ni antes ni durante la II Guerra Mundial», afirma la casa de subastas en su catálogo sobre la pintura.
Lo que señala este catálogo es que la obra volvió a «estar en el mercado» en algún momento indeterminado entre 1925 y mediados de los años sesenta, cuando se localiza en el salón de una mansión privada próxima a Viena.
El actual propietario, cuya identidad no se ha querido revelar por el momento, y que lo ha entregado para subastarlo, justifica su posesión como parte de una herencia de unos parientes lejanos. Los análisis realizados al cuadro muestran que está en buen estado, casi perfecto, y que Klimt apenas realizó modificaciones mientras lo pintaba.
Cuando Gustav Klimt murió en su Viena natal, el 6 de febrero de 1918 a consecuencia de un derrame cerebral, el cuadro se hallaba en su estudio sin firmar y sin terminar en los pequeños detalles, pero pasó a manos de sus destinatarios, la familia Lieser.
Gira antes de ser subastada
En colaboración con el Banco LGT de Liechtenstein, el cuadro recorrerá el mundo, con paradas previstas en Suiza, Alemania, Gran Bretaña y Hong Kong, entre otras, antes de ser subastado.
Tras esta gira, la obra saldrá a la venta en nombre de los propietarios actuales -propiedad privada austriaca- y los sucesores legales de Adolf y Henriette Lieser.
Otra cosa que sorprende es el hecho de que la obra no esté en manos de las todopoderosas casas de subasta, Christie´s o Sotheby´s, sino en la vienesa im Kinsky, mucho más pequeña.
Este hecho se debe, según informa la galería, a que im Kinsky posee consolidada y larga experiencia en la obra de Klimt además de reconocida solvencia internacional en el tratamiento de casos de «arte saqueado», confiscado o incautado, por los nazis durante la II G M.