El near shoring

Las exportaciones tradicionales de la República Dominicana marchan como el cangrejo. Hora es de que nos pongamos la pila y abandonemos la pasividad que supone olvidarse de que el mundo da vueltas. Recostarse en las remesas y el turismo cuando la conveniencia es un abanico de posibilidades, parece camino trillado. Se cayó el renglón minería, el Central Romana no puede vender en los Estados Unidos, la producción de cacao va en baja, y las ventas del banano, otrora rey en Europa en la versión orgánica, se han ralentizado.

Razones son muchas y el descuido es una. Remedios los hay y aplicarlos urge. Se nos abre una oportunidad con el near shoring, a tono con los cambios geopolíticos y la ventaja comparativa que da la geografía: cerca de los Estados Unidos, el mayor mercado del mundo. Entre los productos en la nueva agenda exportadora, los semiconductores. Por ahí ha puesto la brújula el ministerio de Industria y Comercio y la conveniencia nacional aconseja aunar esfuerzos.

Nuestro relato económico, salvo el tropezón exportador, es de éxito. Índices envidiables de crecimiento, estabilidad política y resiliencia probada. Tenemos 25 empresas de electrónica en los 86 parques de zona franca. Falta que utilicemos esos recursos para ingresar en el club de los semiconductores. Es una industria que a la vuelta de unos años alcanzará cifras astronómicas, billones y billones de dólares. Elevaremos el nivel cualitativo de nuestras ventas al exterior y, simultáneamente, obtendremos una transferencia de tecnología apetecible. Hay un fuerte a vencer:  lograr las ventajas que ofrece el CHIPS Act y acceder a los fondos bajo esa ley norteamericana de incentivo a la industria de los semiconductores. Para eso hay que hacer diplomacia de verdad en Washington.

Aníbal de Castro carga con décadas de periodismo en la radio, televisión y prensa escrita. Toma una pausa en la diplomacia y vuelve a su profesión original en DL.

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