Ucrania sueña con reabrir su espacio aéreo a la aviación civil
Volodímir Zelenski quiere que en Ucrania vuelvan a volar aviones de pasajeros. Pocos creen que el plan del presidente sea posible durante la guerra, pero también es cierto que su país ha conseguido, durante los casi dos años de invasión rusa, otras proezas que parecían imposibles. Eran pocos los que consideraban viable burlar el bloqueo de la flota rusa en el mar Negro pero, desde el pasado otoño, el tráfico mercante en los puertos ucranios solo ha hecho que aumentar. Para la oficina del presidente, la prioridad ahora es reconectar Ucrania con el exterior por aire.
Andrii Yermak, mano derecha de Zelenski, aseguró el pasado 1 de diciembre que “pronto” el aeropuerto de Borispil, en Kiev, volvería a recibir vuelos comerciales. Yermak lo manifestó en una reunión con embajadores de países aliados que se celebró en la principal terminal de Borispil. A los diplomáticos se les entregó una tarjeta de embarque como recuerdo. “Confío en que esta tarjeta de embarque simbólica sea válida pronto”, dijo Yermak, y añadió: “Podemos garantizar la seguridad de las instalaciones [del aeródromo] gracias a nuestras Fuerzas Armadas y a vuestros países”. Zelenski también se posicionó sobre el asunto el pasado 19 de diciembre: “La apertura de Borispil será una victoria para la defensa aérea ucrania, demostrará que Ucrania está ganando”.
A diferencia de otros aeropuertos ucranios, el mencionado no ha sufrido daños. Una portavoz de las instalaciones explica a EL PAÍS que están listos para atender vuelos, pero que no puede comentar detalles de los planes de la oficina del presidente. El aeródromo mantiene su actividad como centro de formación de personal de tierra. Borispil recibió en julio de 2023 la visita del presidente de Ryanair, Michael O’Leary, en la que el empresario se comprometió a establecer 75 rutas entre Ucrania y el resto de Europa “cuando el espacio aéreo sea seguro”.
Solo cuatro aviones salieron del país
Ucrania cerró su espacio aéreo en febrero de 2022, cuando dio inicio la invasión rusa. Oficialmente, solo cuatro aviones han salido del país desde entonces: dos aviones militares turcos que se encontraban en Ucrania cuando estalló la guerra; un avión de la aerolínea húngara Wizz Air que también se quedó sitiado y que despegó en septiembre de 2022 de Lviv, en el oeste del país, para cruzar en pocos minutos a territorio polaco; y el último, el pasado diciembre, un Boeing 777 de la compañía ucrania Skyline Express. El recorrido de esta aeronave, entre Kiev y Tarbes (en el sur de Francia), sin pasajeros, fue considerado como una prueba de que recuperar la conexión aérea es posible. El avión, según informaron los medios ucranios, voló hasta la frontera con Rumania con el transpondedor desconectado —el dispositivo que permite a los radares de las torres de control ubicar en todo momento el aparato— y a una altitud de 3.650 metros. Al salir del espacio aéreo ucranio, el Boeing activó el transpondedor y tomó más altura.
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Pese al éxito del vuelo de Skyline Express, su operación para salir de Ucrania es escasamente válida como referente para futuros vuelos comerciales. Desactivar el transpondedor es una de esas maniobras que la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) descarta de forma terminante en su manual para vuelos civiles en zonas de conflicto o próximos a estas. El ejército siempre debe identificar la localización del avión, según el manual de la OACI. Este documento, actualizado en 2023, es una de las biblias normativas del sector para operar en zonas con actividad armada. “Ninguna compañía aérea podría realizar un vuelo a un aeropuerto donde la OACI no haya certificado su operativa”, explica Miguel Palacios, piloto español retirado con décadas de experiencia en vuelos nacionales e internacionales.
La OACI es una organización formada por 193 Estados que coordina sus operaciones de aviación civil. Palacios recuerda que los protocolos de la OACI son exigidos por la IATA, la organización internacional que aglutina a las aerolíneas, y por la Administración Federal para la Aviación (FAA), el organismo estadounidense que regula el sector. Y es en buena parte de lo que aprueben la IATA y la FAA sobre la seguridad aérea en Ucrania que dependería que las aerolíneas acepten regresar a Borispil, según admitió el 18 de enero en la cumbre de Davos Rostislav Shurma, subdirector de la oficina de Zelenski.
Referente, Israel
Shurma señaló que solo un 20% de las decisiones requeridas para abrir el espacio aéreo dependen de Kiev; el resto es responsabilidad de la IATA, la FAA, de los socios internacionales, de reguladores independientes y de las aseguradoras, según enumeró Shurma. El representante de Zelenski subrayó que están trabajando “intensamente” con sus aliados para hacerlo posible y en concreto mencionó la cooperación que han establecido con las autoridades israelís.
Zelenski ha reiterado que Israel es su modelo a seguir de protección de las ciudades y de su espacio aéreo. El aeropuerto Ben Gurion recibe a diario vuelos de aerolíneas internacionales pese a la presencia constante de misiles, los de Hezbolá y Hamás, pero también los de sus baterías antiaéreas. Kirilo Novikov, experto en seguridad aérea, explicó el 24 de enero en el medio TSN que Israel tiene décadas de experiencia en defensa, sobre todo gracias a su sistema antiaéreo Cúpula de Hierro. Novikov afirmó que la única opción sería establecer un corredor aéreo hasta la frontera con un nivel de protección antiaérea similar al israelí. El teniente de las Fuerzas Armadas Oleg Zhdanov, también en TSN, veía esta estrategia poco realista.
Shurma indicó en Davos que la prioridad es reabrir Borispil, pero no descartan que tengan que optar por Lviv, a 60 kilómetros de la frontera polaca. Borispil tiene mejores defensas antiaéreas y es próximo a más población, pero a Kiev llegan constantemente misiles y drones rusos. De todas formas, cualquier aeropuerto, al ser infraestructuras estratégicas, está bajo amenaza de acciones militares, según subraya el Sistema de Alerta en Zonas de Conflicto, una plataforma de la Agencia de la UE para la seguridad en la aviación que monitoriza el peligro en territorios donde se produce actividad armada.
“¿Quién se subiría ahora a un avión que puede ser derribado por un misil ruso?”, se preguntaba el teniente ucranio Zhadnov, “¿o por uno de nuestros misiles si se produce un ataque masivo y nuestras defensas tienen que actuar?”. El manual de la OACI se centra en “el riesgo más significativo para la aviación civil, los misiles tierra-aire”, entre los que se incluyen los sistemas de defensa antiaérea.
MH-17, la desgracia que lo cambió todo
Fue precisamente el derribo de un avión de pasajeros en Ucrania lo que provocó un cambio global en los protocolos de seguridad de la aviación civil. El vuelo MH-17 de Malaysia Airlines había despegado el 17 de julio de 2014 de Ámsterdam con destino a Kuala Lumpur. Cuando sobrevolaba la provincia de Donetsk, un misil tierra-aire disparado por los separatistas prorrusos lo derribó, causando la muerte de casi 300 personas.
A partir de aquella tragedia se crearon nuevos sistemas como el mapa de alerta de la UE, los manuales de la OACI o la iniciativa Safer Skies del Gobierno de Canadá, un programa de seguimiento de la seguridad aérea. En la reunión anual de Safer Skies de 2023, celebrada el pasado julio, el responsable de seguridad aérea de la Autoridad para la Aviación Civil de Ucrania, Volodímir Hromov, detalló las medidas draconianas necesarias formalmente para reabrir el espacio aéreo ucranio: informes oficiales y declaraciones que indiquen el fin de las hostilidades, final de la ley marcial y cancelación de las restricciones en el espacio aéreo. Hromov añadió una salvedad, que es en la que podría estar trabajando el equipo de Zelenski: que organismos nacionales e internacionales, además de dos centros de análisis independientes, demuestren que se ha producido una reducción del nivel de riesgo. Hromov indicó que para esto sería necesario, además, un periodo de entre cuatro a seis meses para confirmar que la amenaza sí ha disminuido.
La sociedad ucrania está necesitada de esperanza, en un momento en el que la guerra está controlada por Rusia y el conflicto no tiene visos de terminar. En octubre de 2023, en una visita a la ciudad de Úzghorod, en el oeste del país, colindante con la frontera con Eslovaquia, el enviado de EL PAÍS sorprendió a un matrimonio de Kiev, que hacía turismo en la región, enfocando sus teléfonos hacia el cielo: en el horizonte se veía un avión de pasajeros, volando en territorio de la UE. El matrimonio explicó que aquella imagen les sorprendió, habían olvidado que volar en avión es algo normal en cualquier país de Europa, menos en Ucrania.
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