La inteligencia de Estados Unidos sospechaba que el jefe de Wagner planeaba rebelarse contra Moscú
Las agencias de inteligencia estadounidenses sospechaban que el jefe del grupo mercenario Wagner, Yevgueni Prigozhin, planeaba una rebelión armada contra el Gobierno ruso, según diversos medios estadounidenses, que citan fuentes anónimas. La información fue compartida no solo con responsables militares y del Gobierno sino también con algunos congresistas, según dichas fuentes.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha estado siguiendo con especial atención los acontecimientos desde el viernes y se mantiene informado desde Camp David, en Maryland, a donde ha ido a pasar el fin de semana y ha estado en contacto con sus aliados.
La CNN ha revelado que los servicios de inteligencia informaron a principios de esta semana a los líderes del Congreso, conocidos como la Banda de los Ocho, sobre los movimientos del grupo Wagner y la acumulación de material cerca de Rusia. Miembros de los servicios de inteligencia estadounidenses y occidentales vieron indicios de que Prigozhin se estaba preparando para tal movimiento, incluso acumulando armas y municiones. La información ha sido confirmada después por otros medios.
Según The Washington Post, los servicios de espionaje captaron información a mediados de junio que indicaba que Prigozhin planeaba una acción armada contra el estamento de defensa ruso e informaron urgentemente a la Casa Blanca y a otras agencias gubernamentales para que no les pillara desprevenidos.
La inteligencia estadounidense no disponía de datos precisos acerca de los planes concretos y del momento en que una rebelión podría producirse hasta que los acontecimientos se precipitaron el viernes, cuando las fuerzas de Wagner tomaron el control de una ciudad rusa y este sábado, cuando empezaron a avanzar hacia Moscú. Sin embargo, sí estaba al tanto de la situación de descontento e inestabilidad en lo referente al grupo mercenario.
Según The New York Times, responsables de los servicios de inteligencia informaron el miércoles a altos cargos militares y de la Administración de que Prigozhin estaba preparando una acción militar contra altos funcionarios de defensa rusos.
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A diferencia de cuando Washington prefería hacer pública la información que sus servicios de espionaje captaban para tratar de prevenir la invasión, en esta ocasión han compartido solo esas sospechas de modo restringido, tanto para evitar ser acusados de orquestar un golpe de Estado como porque tenían poco interés en ayudar a Putin a evitar la crisis, según el diario neoyorquino.
El periódico de la capital indica que durante las dos últimas semanas ha habido una “gran preocupación” sobre lo que podría ocurrir y en particular sobre lo que cualquier situación de inestabilidad podría significar para el control del arsenal nuclear de Rusia.
En los últimos meses, los servicios de inteligencia han estado analizando la creciente tensión entre el Prigozhin y los dirigentes del Ministerio de Defensa ruso, en particular el ministro, Serguéi Shoigu. Los problemas para abastecer adecuadamente a las tropas aumentaron esa tensión.
Un detonante clave de la crisis fue una orden del Ministerio de Defensa ruso del 10 de junio según la cual todos los destacamentos de voluntarios tendrían que firmar contratos con el Gobierno. Aunque la orden no mencionaba al Grupo Wagner por su nombre, suponía la absorción y subordinación de las tropas mercenarias de Prigozhin, que han demostrado ser esenciales para la campaña militar de Rusia en Ucrania y han ayudado a asegurar algunas de sus victorias tácticas más notables.
Tras tomar los edificios oficiales de la ciudad sureña de Rostov del Don (fronteriza con Ucrania e importante núcleo logístico para la guerra del Kremlin) y de lanzar una columna de blindados que avanzaban hacia Moscú sin oposición, como parte de su enfrentamiento con el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, Prigozhin ha asegurado este sábado por la tarde que interrumpe el camino y que sus hombres se replegarán a sus campamentos “para evitar el derramamiento de sangre”.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha hablado este sábado con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el canciller de Alemania, Olaf Scholz, y el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak de la situación en Rusia y han afirmado su “apoyo inquebrantable” a Ucrania. Llamadas similares a los aliados han realizado el secretario de Estado, Antony Blinken, y el de Defensa, Lloyd Austin, con sus homólogos de países aliados.
El Pentágono ha asegurado a través de un comunicado que Estados Unidos se mantendrá en estrecha coordinación con sus aliados y socios a medida que la situación siga evolucionando. Biden ha evitado realizar cualquier declaración y sigue los acontecimientos desde Camp David.
El equipo de seguridad nacional ha informado este sábado a Biden y la vicepresidenta, Kamala Harris, antes de que el presidente partiese de la Casa Blanca. En la reunión han participado el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan; el secretario de Estado, Antony Blinken; el secretario de Defensa, Lloyd Austin; el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley; la directora de Inteligencia Nacional, Avril Haines; el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), William Burns, y la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield.
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